Sustancias fuente de antioxidantes, que mejoran la respuesta inmunológica del organismo.
Los betacarotenos, clasificados dentro del grupo de los carotenoides, son sustancias liposolubles, aisladas e identificadas hace aproximadamente cien años, cuyo color amarillento tiñe gran variedad de alimentos de origen vegetal. Son llamados también provitamina A, porque el organismo los convierte en vitamina A.
Sus funciones y beneficios son los mismos que los de la vitamina A de origen animal, pero además, debido a sus cualidades antioxidantes, los betacarotenos combaten a los radicales libres, sustancias que perjudican la salud, defendiendo al cuerpo de los efectos de la contaminación y polución ambiental. Protegen las células, tejidos y membranas y ayudan a prevenir la aterosclerosis y otras complicaciones similares.
Pueden mejorar la inmunorespuesta estimulando la actividad de las células defensoras del cuerpo contra sustancias extrañas. Algunos estudios indican que ayudan a combatir y prevenir el desarrollo de distintos tipos de cáncer: quienes realizan una alimentación rica en betacarotenos presentan un menor riesgo de cáncer de estómago, colon y pulmón.
Según los estudios, los tejidos epiteliales más protegidos por la provitamina A son los que recubren los pulmones, la nariz, la garganta, el esófago, el estómago, los intestinos, el aparato genito urinario, la vista y la piel.
Fuentes alimentarias
Entre los alimentos ricos en betacarotenos se encuentra la batata, la zanahoria, la calabaza, la espinaca, el ají, el repollo colorado, los repollitos de Bruselas, el brócoli, el melón, el mango y el damasco.
Recomendación diaria
Varios organismos de salud recomiendan el consumo de 5 porciones o más de frutas y hortalizas por día, cantidad que aporta aproximadamente entre 3 y 6 mg de betacaroteno. La absorción de betacarotenos provenientes de los alimentos aumenta con la coción y el consumo simultáneo de grasas.
Carencias y exceso
Una baja ingesta de betacarotenos sumada a un consumo deficiente de vitamina A puede generar trastornos como la ceguera nocturna o visibilidad reducida en la penumbra. Además, la ingesta insuficiente de betacarotenos se asocia con enfermedades del corazón y cáncer.
En tanto, un signo de consumo excesivo de betacarotenos es la coloración amarillenta en la piel, principalmente en las palmas de las manos y plantas de los pies. Esta condición, llamada carotenodermia, es inofensiva y reversible.