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    Melón

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    Fruto de la melonera, planta de tallo rastrero de la familia de las Cucurbitáceas, que incluye unas 850 especies de plantas herbáceas que producen frutos generalmente de gran tamaño y protegidos por una corteza dura. Al género Cucumis pertenecen especies como el zapallo, el zapallito, la calabaza y el pepino (Cucumis sativus L.).

    El melón es pesado, de carne jugosa y dulce, de color amarillento o rojizo.

    Contiene gran proporción de agua, hidratos de carbono, vitamina C, ácido fólico y una buena cantidad de potasio. Es rico en vitamina A.

    Cien gramos de melón aportan 28 calorías. Tiene escaso contenido de sodio. Se suele incluir en preparaciones dulces o saladas.

    Origen:

    El origen del melón es muy impreciso, algunos autores afirman que el melón es oriundo de Asia Central, mientras que otros sitúan su origen en el continente africano.

    Historia:

    Se han encontrado representaciones de este fruto en tumbas egipcias del 2.400 a.C. En la antigüedad fue descrito como la obra maestra de Apolo y alabado por ser una fruta tan beneficiosa como el sol. En el siglo III, los manuales de horticultura romanos daban instrucciones sobre su cultivo. En aquella época, se servía la fruta espolvoreada con almizcle para acentuar su delicado sabor. Una antigua creencia árabe dice que «el que sacie su estómago con melones se llenará de luz». Los melones aparecieron en Francia a finales del siglo XV y fueron consumidos en grandes cantidades por la corte donde se servían en forma de pirámides y se acompañaban de moscatel. Colón los introdujo en el continente americano. En aquella época su tamaño no era mayor al de una naranja, pero a lo largo de los siglos se han expandido tanto en tamaño como en tipos.

    Mejor época:
    Los meses de verano, de Diciembre a Marzo .

    Características:

    • Forma: es uno de los frutos de mayor tamaño, y su forma, unas veces esférica y otras ovalada o alargada, como un balón de rugby, depende de la variedad

    • Tamaño y peso: oscila según la variedad desde los 800 gramos a los 4 kilos.

    • Color: la corteza puede ser verde, amarilla, anaranjada, blanca, y su pulpa adquiere tonos que van desde el blanco, crema, amarillo, anaranjado hasta el tono verdoso. El interior de su pulpa alberga una cavidad donde se encuentran multitud de semillas de color crema, mezcladas con una masa gelatinosa y viscosa que se elimina fácilmente.

    • Sabor: el melón resulta excelente cuando ha alcanzado su madurez, cuando se puede saborear su exquisito y refrescante sabor dulce.
    Como elegir un buen melón

    La versión más conocida en cuanto a la posible madurez, postula que debe hacerse presión en el extremo del melón (opuesto al pedúnculo), y que si en este sector está blando, es porque el melón está a punto. ¡Esto nada tiene que ver con la realidad!, excepto por casualidad, ya que un melón podría estar machucado por accidente (o no) en ese sector, y aún así estar muy verde.

    1º) Elegir a simple vista un par de melones, preferentemente de tamaño medio (tratar de evitar los gigantes) y que sean lo más parecidos posibles entre sí, en cuanto a su tamaño.

    2º) Presionar con la yema de todos los dedos en la parte media de cada melón elegido, forzando que se deslicen hacia el extremo opuesto al pedúnculo (sin dejar de presionar). Notaremos que las yemas de los dedos “se frenan” y cuesta hacerlas deslizar, pero más cuesta, cuanto más maduro está el melón. Esto se debe a un fenómeno muy simple, cuando el azúcar llega hasta la piel del melón, la hace más pegajosa. Ahora bien, supongamos que con uno de los dos pre elegidos, “patinan” las yemas de los dedos con mucha facilidad, en comparación con el otro, simplemente, hay que descartarlo y buscar otro (de muy similar tamaño) para hacer otra prueba comparativa, y así hasta que demos con un par de melones que nos cueste decidir con cual quedarnos.

    3º) Una vez que tenemos el par de melones pre elegidos, lo siguiente es optar por aquel que resulte más pesado en relación con su volumen (a igual tamaño aparente, el más dulce siempre pesará más) .

    4º) Una vez hecha la primera elección basada en los parámetros anteriores, es importante sentir el perfume que emana de la parte opuesta al pedúnculo. Un buen melón blanco, con suficiente madurez, emite un aroma inconfundible. Obviamente, se debe elegir aquel que esparza dicho aroma en forma clara, suave y persistente.

    5º) Nuestro melón es mediano, muy pesado en relación al tamaño, con su piel bastante “pegajosa”, y emite un agradable y típico aroma, pero nos falta un detalle: ¿Cómo saber que no está excesivamente maduro?. Es bastante simple, lo sacudimos violentamente. Si está pasado de madurez, sentiremos que en su interior las semillas están “sueltas”. Un melón “a punto” no tiene porqué tener sueltas sus semillas.

    En cuanto a los melones amarillos, los elementos a tener en cuenta son muy similares, no obstante, puede ser un poco más difícil distinguir la diferencia en la pegajosidad de la piel, entre uno y otro, y también puede emitir menos perfume. La ventaja, es que podemos elegir uno bastante grande y posiblemente salga igualmente exquisito, pero lo que sigue siendo imprescindible a la hora de elegir, es la relación peso/volumen.
    Aquel  que parezca desproporcionadamente pesado, estará más maduro… más dulce.

    Informe sobre selección del melón  : Rafael García , Enologo.
    www.consumer.es

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