Sustancias que el organismo necesita en pequeñas dosis, indispensables para diferentes procesos bioquímicos y metabólicos. Desempeñan importantes funciones, como formar parte de la estructura de numerosas enzimas o acompañarlas (coenzimas). Incluyen vitaminas, minerales y oligoelementos. Se distribuyen en tejidos vegetales y animales.
Los micronutrientes no siempre necesitan ser aportados en forma diaria a través de los alimentos. Ciertas vitaminas, como A, D o B12, pueden almacenarse en el hígado para cubrir las necesidades durante períodos largos, superiores al año.
Si bien todos los micronutrientes son importantes, cabe mencionar especialmente iodo, hierro, calcio y vitamina A ya que son esenciales para el crecimiento físico, el desarrollo de las funciones cognitivas y fisiológicas y la resistencia a las infecciones. El hierro y la vitamina A se encuentran naturalmente en los alimentos, mientras que el iodo debe ser adicionado a alimentos de consumo básico como la sal.
Deficiencias. La malnutrición de micronutrientes se refiere a la disponibilidad inadecuada de algunos nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, que son requeridos por el organismo en pequeñas cantidades. Esta deficiencia conduce a una variedad de enfermedades y perjudica el normal funcionamiento del organismo.
* Vitamina A
Entre las primeras manifestaciones que ocasiona la deficiencia de vitamina A se encuentran los problemas de visión, más específicamente la disminución de la visión nocturna. La deficiencia prolongada genera una serie de cambios oculares, entre ellos la xeroftalmia, un proceso que puede llegar a desencadenar la ceguera total. Puede haber también mayor susceptibilidad a las infecciones.
* Hierro
Este mineral cumple un papel vital en el crecimiento y en la supervivencia de los seres vivos: permite una adecuada oxigenación de todo el organismo, a la vez que participa en el metabolismo de la mayor parte de las células. La anemia ferropénica es la más común de las anemias y se produce por deficiencia de hierro alimentario, o bien por pérdidas excesivas debido a alteraciones en el ciclo menstrual, o por pérdida de sangre a través de las heces debido a pequeñas hemorragias intestinales.