A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z

    Mitos alimentarios

    3296

    «No se debe mezclar hidratos de carbono y proteínas». Es falso que esta combinación de nutrientes aumente la cantidad de calorías o sea peligrosa o no recomendada en tratamientos para bajar de peso.

    Consumo de agua. Existe consenso científico en promover el consumo de aproximadamente 2 litros de líquidos totales al día, incluyendo agua potable o mineral dependiendo de cada caso en particular.

    «La fruta no engorda» o «La fruta engorda». Es falso ya que el aporte de calorías de la fruta depende del tipo y cantidad consumidas diariamente.

    «Los edulcorantes producen cáncer». No existen estudios serios que demuestren que los edulcorantes en dosis recomendadas presenten riesgo de cáncer en humanos.

    «Hay que evitar consumir hidratos de carbono». Esto no es recomendable ya que se corre el riesgo de presentar alteración en neurotransmisores cerebrales como serotonina, y desencadenar, especialmente al final de la tarde, crisis de comer en forma compulsiva pan, galletas, golosinas u otros alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas asociadas.

    «Para adelgazar hay que hacer dietas ricas en proteínas». Las proteínas son fundamentales en una dieta equilibrada pero deben ser consumidas con moderación, ya que su exceso puede provocar un desgaste peligroso de la función renal, y en algunas personas, un mayor riesgo de gota o cálculos renales.

    «No es necesario tomar leche; los animales adultos no la toman». Los lácteos son la principal fuente de calcio de la alimentación, por lo que debemos ingerir estos productos hasta el fin de nuestras vidas, evitando los lácteos ricos en grasas.

    «Los productos diet no engordan». Falso. Depende del tipo y de la cantidad de alimento consumido.

    «El huevo crudo es útil para los deportistas». La práctica de agregar un par de huevos crudos en el desayuno no es conducente. Para que el huevo sea nutritivo, requiere siempre cocción. Consumir huevos crudos equivale a un mayor riesgo de infecciones.

    «No se puede consumir alimentos fritos». Consumidos esporádicamente no hacen daño pero lo importante es no abusar de ellos: cocinar los alimentos en aceite aumenta la cantidad de calorías que aportan, lo que puede ocasionar aumento de peso. No es conveniente reutilizar el aceite que ha sobrado, pues éste se convierte en una grasa de pésima calidad al modificarse la composición del tipo de grasa que forma el aceite.

    «El aceite de oliva se puede usar sin restricción». Contiene la misma cantidad de calorías que los demás aceites. La diferencia radica en el tipo de grasa que lo compone, que contribuye a evitar la formación de placas en las arterias. Por esto se lo considera un aceite saludable. Pero no se debe abusar de su consumo, pues en exceso puede producir acumulación de calorías, que se traduce en exceso de peso.

    «Hay que hervir la leche». La única leche que debería hervirse es la que no ha sufrido ningún proceso industrial de pasteurización. Si la leche pasteurizada se hierve pierde parte de su valor nutricional.

    «Tomar leche a la noche ayuda a conciliar el sueño». La leche contiene un aminoácido llamado triptófano que, entre otras funciones, induce el sueño. El aminoácido triptófano es el precursor de la hormona melatonina y del neurotransmisor serotonina, elementos implicados tanto en la regulación de los ritmos de sueño y vigilia. De todas maneras, es clave buscar la tranquilidad a la hora de conciliar el sueño.

    «No se debe mezclar leche con frutas». No existe ningún estudio que haya encontrado una razón para no hacer esta mezcla. La única explicación sería que la mezcla, por ejemplo, de un jugo en leche, produzca aumento en la producción de gases o distensión en el abdomen.

    «La palta disminuye el colesterol». La palta contiene muchas grasas insaturadas, que ayudan a regular el nivel de colesterol en la sangre y favorece la formación del colesterol bueno, llamado HDL. Este colesterol se encarga de transportar el colesterol malo al hígado, desde donde es eliminado a través de la bilis.

    Fuente: «Mitos y realidades de los alimentos», Nutricionista Adriana Zuleta Franco. Grupo Editorial Norma.

    Related Entries