Un estudio de la revista Ciencias de los Alimentos y la Nutrición (Food & Nutrition Sciences) explicó que los beneficios atribuidos al “desayuno salado” en realidad no dependen del sabor, sino de su contenido en proteínas. En la práctica, muchos llaman “salado” a desayunos con huevo, palta o queso fresco, que aumentan la saciedad y mantienen estable el azúcar en sangre, a diferencia de los dulces con facturas o mermeladas, que elevan la glucosa y generan hambre temprana. Por eso, no es el gusto salado lo que ayuda, sino las proteínas y fibras que aportan esos alimentos. Médicamente, se recomienda moderar el sodio y priorizar opciones naturales, porque el exceso de sal puede afectar la presión arterial.
En resumen, lo importante es la calidad y el equilibrio nutricional, no si el desayuno es salado o dulce.
Componentes clave de un desayuno saludable
Proteínas: Ayudan a la saciedad y al desarrollo muscular.
Opciones: huevos, yogur, lácteos bajos en grasa, frutos secos, legumbres.
Cereales integrales: Aportan carbohidratos complejos para energía duradera.
Opciones: avena, pan de centeno, pan integral.
Grasas saludables: Esenciales para el buen funcionamiento del cerebro y el cuerpo.
Opciones: palta, frutos secos (nueces, almendras), semillas (chía, calabaza).
Frutas y verduras: Proporcionan vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra.
Opciones: frutos rojos, banana, bayas, espinacas, tomate.
Ideas para desayunos saludables
Avena con yogur: Un tazón de avena con yogur (preferiblemente descremado), frutos secos y frutas como arándanos o fresas.
Tostadas con palta y huevo: Tostadas de pan de centeno o integral con palta y un huevo poché o revuelto, decoradas con semillas o rúcula.
Batido de frutas y verduras: Un batido mezclando frutas de temporada, como frutillas, arándanos, banana, con espinacas o zanahoria y una base de avena o yogur.
Pancakes saludables: Tortitas hechas con banana, huevo y avena.






