Aburrirse para crecer: cómo el móvil está matando el poder transformador del tedio

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Una nota reciente advierte que el aburrimiento —una señal natural de nuestro cerebro para buscar cambio, reflexión o creatividad— está siendo desplazado por el uso constante del teléfono móvil. En lugar de permitir que el tedio germinara nuevas ideas o introspección, muchos lo llenan con scroll infinito, videos o redes, bloqueando ese espacio mental que podría impulsar el autoconocimiento, la creatividad o el descanso psicológico.


El valor del aburrimiento: una función evolutiva y creativa

  • Según un artículo de El País, el aburrimiento ha sido defendido históricamente por pensadores como Byung‑Chul Han y Bertrand Russell como una “cima de la relajación mental” —un espacio donde la mente puede dejar de reaccionar a estímulos y abrirse a la reflexión, la imaginación o simplemente al descanso. El País+1
  • Expertos en el campo coinciden en que el tedio actúa como una señal adaptativa: cuando no hay estímulos relevantes, el aburrimiento nos empuja a buscar algo diferente, ya sea actividad, cambio, exploración o introspección. El País+1

Ese momento de quietud —un viaje mental, una pausa en el bombardeo digital— puede ser un terreno fértil para la creatividad, la reflexión personal o la elaboración de ideas nuevas.


El rol del celular: fuga inmediata del tedio — y sus efectos

  • Una revisión sistemática publicada en 2023 demostró que existe una asociación significativa entre aburrimiento y uso problemático de medios digitales: quienes se aburren con frecuencia tienen más riesgo de volcarse repetidamente al uso del celular o internet. ResearchGate+1
  • Estudios recientes registraron que, paradójicamente, el uso del celular no reduce el aburrimiento a largo plazo: muchas veces lo intensifica, generando un círculo vicioso de distracción constante, baja atención y falta de satisfacción real. Nature+2MUNDIARIO+2
  • Además, investigaciones sobre cognición alertan que la mera presencia de un smartphone cerca puede reducir la capacidad atencional del cerebro, incluso si no está siendo usado activamente —algo que interfiere con la concentración, la creatividad o la reflexión profunda. journals.uchicago.edu+1

En otras palabras: el teléfono ofrece una salida fácil al tedio, pero esa huida instantánea puede sacrificar el espacio mental donde surgen las mejores ideas —o el autoconocimiento.


Consecuencias para la salud mental, la creatividad y el bienestar

Cuando el odio por el aburrimiento se combina con la accesibilidad permanente del celular, puede surgir un efecto contraproducente:

  • Reducción de la capacidad reflexiva: sin pausas para pensar, somos menos propensos a procesar emociones, planificar o reconciliar ideas internas.
  • Menor creatividad espontánea: sin espacios de quietud, la mente no tiene “combustible” para generar ideas nuevas fuera de los patrones habituales.
  • Mayor cansancio mental y sobreestimulación: el scroll perpetuo somete al cerebro a estímulos constantes, disminuyendo su capacidad de concentración y recarga.
  • Riesgo de dependencia digital: usar el celular como alivio automático del aburrimiento refuerza hábitos de uso intensivo, que muchas veces derivan en ansiedad, insatisfacción o déficit de significado.

Una propuesta desde el bienestar consciente: reaprender a aburrirse

Para recuperar el valor del tedio y permitir que cumpla su función, conviene adoptar algunos hábitos saludables:

  • Permitir momentos breves sin pantalla —por ejemplo: esperar un colectivo, esperar en fila o descansar unos minutos sin redes ni música—.
  • Crear espacios de silencio mental: pausas diarias, pequeñas caminatas, esperas conscientes, momentos de reflexión.
  • Practicar la tolerancia al aburrimiento: aceptar la incomodidad de no tener estímulo inmediato puede abrir paso a pensamientos nuevos, reflexiones o ideas creativas.
  • Evaluar el uso del celular: no como refugio automático, sino como herramienta consciente —usándolo con propósito, no por inercia o escape.

Conclusión

El aburrimiento —ese tedio al que muchos temen— no es un enemigo del bienestar, sino una señal: un motor de creatividad, un espacio para pensar, un llamado interno a replantear lo que hacemos. Que el celular haya convertido cada minuto libre en una oportunidad de distracción infinita no significa que estemos más frescos: muchas veces, estamos más desconectados de nosotros mismos. Aprender a aburrirse de nuevo no es retroceder: es reconectar con nuestra capacidad de reflexionar, imaginar y crecer.