En el tratamiento del colesterol alto, además de los cambios en el estilo de vida, muchas veces son necesarios ciertos fármacos para lograr el objetivo de niveles más convenientes para la salud. Entre estas opciones se encuentra esta inyección que ayuda a controlar los casos más severos de aumento del colesterol, principal responsable de las enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares -insuficiencia cardíaca, infarto y accidente cerebrovascular, entre otras- representan la principal causa de muerte en Argentina y el mundo.
Uno de los factores que más inciden en los problemas cardíacos y cerebrales es mantener alto el colesterol LDL (malo). En condiciones habituales, se acepta un límite máximo de 100 mg/dL, pero cuando hubo un infarto se considera necesario bajar este límite a 70 mg/dL.
Sin embargo, muchos pacientes cardíacos no toleran las estatinas (fármaco usado para el tratamiento del colesterol LDL) o la respuesta a su acción es reducida y no alcanzan la meta deseada, dejando un amplio margen de posibilidades para un nuevo evento cardiovascular.
Después de dos décadas desde la invención de las estatinas, está disponible en el país la inyección de Alirocumab, un tratamiento que ha demostrado efectos positivos especialmente en pacientes cardíacos con colesterol LDL (malo) que superen las cifras citadas.
DE QUÉ SE TRATA
La inyección contiene un anticuerpo monoclonal, un linfocito (glóbulo blanco) al que se le hicieron modificaciones genéticas para actuar desde el propio cuerpo inhibiendo a un tipo de proteína (PCSK9) que controla los niveles circulantes del colesterol LDL en el organismo.
El tratamiento está indicado como complemento de la dieta y el uso máximo tolerable de estatinas en adultos con hipercolesterolemia, enfermedad cardiovascular aterosclerótica, síndrome coronario agudo, antecedentes de infarto de miocardio o angina inestable y en aquellos que requieren una reducción adicional de sus niveles de colesterol LDL (malo).
De acuerdo a estudios presentados durante el último Congreso de Cardiología realizado en Argentina, su acción disminuyó en un 15% el riesgo de infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular isquémico y se lo asoció con una reducción del mismo porcentaje en las tasas de mortalidad por todas las causas.
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