Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology (Fronteras en Psicología) muestra que procrastinar es una reacción del cerebro que evita el malestar buscando recompensas inmediatas como mirar redes o comer algo dulce.
Para revertirlo, los especialistas indican seis pasos prácticos:
1) Dividir tareas grandes en partes pequeñas, por ejemplo hacer solo una página de un informe en lugar de todo.
2) Poner plazos realistas, como terminar una parte antes del mediodía.
3) Eliminar distracciones, por ejemplo apagar el celular mientras se estudia.
4) Empezar aunque no haya ganas, como sentarse cinco minutos a trabajar para vencer la inercia.
5) Mantener el entorno ordenado, por ejemplo limpiar el escritorio antes de empezar.
6) Buscar una motivación, como recordar el beneficio de sentirse libre después de cumplir una meta. Aplicar estos hábitos reduce la ansiedad y mejora el bienestar emocional.
Frente a este tipo de conductas, lo principal es comprometerse a dar el primer paso y ser constante, planteando objetivos claros y concretos.






