Bailar protege al cerebro

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bailar beneficios

Además de hacer bien al corazón, a la circulación, al ánimo y a la conexión social, cualquier estilo de danza tiene notables beneficios para disfrutar de una mente sana


Los neurocientíficos saben que el cerebro se deteriora a medida que envejecemos, en parte debido a una disminución de la materia blanca, sustancia que se encarga de la conexión entre neuronas.

Para constatar si algún tipo de movimiento puede enlentecer este proceso, investigadores de la Universidad de Illinois –USA– estudiaron a un grupo de 175 voluntarios sanos de entre 60 y 75 años, sin señales de deterioro cognitivo y en su mayoría sedentarios.

Para el trabajo los dividieron en tres grupos:

  • el primero realizó una hora de caminata rápida;
  • el segundo una rutina de estiramiento y equilibrio;
  • el tercero aprendió una coreografía de música country de complejidad progresiva.

Todos entrenaron tres veces a la semana durante seis meses. Para analizar los efectos, los expertos les realizaron escaneos cerebrales al principio de la actividad y al final.

Al terminar la prueba casi todos los voluntarios mostraron un ligero adelgazamiento en el tamaño de la materia blanca; excepto un grupo que reveló una mejoría real: el de bailarines.

La degeneración de la materia blanca es una de las causas del declive cognitivo, ya que de ella depende la velocidad a la que nuestro cerebro transmite y procesa datos (señales eléctricas de los nervios).

Para los expertos, es probable que las demandas cognitivas para dominar una coreografía afectaran la bioquímica del tejido en el fórnix (parte involucrada en la velocidad de procesamiento y la memoria que conecta toda la información del cerebro) incrementando su volumen y la cantidad de materia.

CAUSAS DE LOS BENEFICIOS

Aunque bailamos desde pequeños, hasta los pasos más sencillos requieren una compleja coordinación mental que repercute positivamente en la prevención del deterioro cerebral.

Sin importar qué baile practiques (salsa, mambo, zumba, rap, tap, danza moderna, folclore o tango, entre muchas otras), desde el punto de vista neurológico bailar implica la combinación de la percepción auditiva y la visual, el equilibrio, la coordinación motriz y la memoria.

Necesitamos recordar secuencias de movimientos, coordinarlos en los tiempos marcados por el ritmo de la música y ejecutarlos en un espacio. Si a esto le sumamos otra persona o grupo, se agrega la comunicación y la empatía con los demás.

Cuando bailamos en grupo conectamos emocionalmente con los otros, permitiéndonos establecer lazos de cohesión social que aumentan la sensación de bienestar y de contención.

Algunas de las áreas que estimula el baile, son:

  • El hipocampo: un área asociada a la memoria, la capacidad espacial, la coordinación del cuerpo y las emociones.
  • El sistema nervioso: encargado, entre otras cosas, de crear los procesos necesarios para producir las secuencias de movimiento.
  • El lóbulo frontal: produce la planificación del movimiento.
  • La corteza premotora y el área motora suplementaria: se encargan de nuestra posición espacial y de permitirnos recordar acciones anteriores.
  • La corteza motora primaria: envía instrucciones a los músculos.
  • El cerebelo y los ganglios basales: nos mantienen en equilibrio y permiten la sincronización del movimiento.
  • Los centros de recompensa: son estimulados por la música provocando la sensación placentera.

Gracias a esta actividad neurocognitiva bailar ayuda a:

  • Desarrollar la capacidad de concentración, la memoria y la atención.
  • Producir neurotransmisores relacionados con el placer, como endorfinas y dopamina.
  • Producir oxitocina: esta hormona propicia la empatía y aumenta la confianza.
  • Oxigenar el cerebro.
  • Formar nuevas conexiones neuronales y fortalecer las existentes.
  • Aprender a planificar y llevar a cabo diferentes tareas a la vez.
  • Aumentar la densidad de la sustancia blanca del cerebro, parte del sistema nervioso central que coordina la comunicación.

Todo lo anterior, además de brindar placer y bienestar al instante, se asocia con una importante reducción del riesgo de demencia.

Volviendo a la investigación que compartimos al inicio, realizar cualquier actividad que involucre moverse, aprender una rutina y socializar podría despertar nuestras habilidades mentales y preservarlas en el tiempo sin importar la edad.

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