Conocé las diferencias entre las hepatitis A, B, C y E, cómo prevenirlas y cuáles son sus tratamientos

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Cada 28 de julio se celebra el Día Mundial contra esta enfermedad que afecta el funcionamiento del hígado. Te contamos las medidas más útiles para mantenerlo sano


Se conoce como hepatitis a un grupo de enfermedades que causan la hinchazón o inflamación del hígado y pueden tener distintas causas:

  • Células inmunitarias en el cuerpo que atacan el hígado (hepatitis autoinmune).
  • Infecciones por virus, bacterias o parásitos.
  • Daño hepático por alcohol o tóxicos (venenos).
  • Medicamentos, como una sobredosis de paracetamol.
  • Hígado graso.

La enfermedad hepática también puede ser causada por trastornos hereditarios, como la fibrosis quística o la hemocromatosis, una afección que consiste en tener demasiado hierro en el cuerpo. Otras causas incluyen la enfermedad de Wilson, un trastorno en que el cuerpo retiene demasiado cobre.

Las hepatitis virales que afectan al hígado de diferentes formas, se clasifican con las letras A, B, C y E:

  • La hepatitis A suele ser de corta duración y no conduce a problemas hepáticos crónicos.
  • El virus de las hepatitis B y C, sin embargo, puede persistir en el hígado luego de la fase aguda y generar una enfermedad crónica. Los riesgos en estos casos incluyen el desarrollo de fibrosis hepática y cirrosis en su estadio más avanzado, como así también el cáncer de hígado conocido como carcinoma hepatocelular.
  • La hepatitis E suele contraerse al beber agua contaminada. Es inusual su gravedad y generalmente se cura con cuidados domésticos como reposo y rehidratación.

SÍNTOMAS

  • Dolor o distensión en la zona abdominal.
  • Orina turbia y deposiciones de color arcilla o pálidas.
  • Fatiga.
  • Fiebre baja.
  • Picazón.
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos).
  • Falta de apetito.
  • Náuseas y vómitos.
  • Pérdida de peso.

Algunas personas no presentan síntomas cuando contraen la infección por hepatitis B o C por primera vez.

DIAGNÓSTICO

El médico comienza con un examen físico para buscar agrandamiento y sensibilidad del hígado, líquido en el abdomen y coloración amarillenta de la piel.

Además, pueden solicitar distintos exámenes de laboratorio para diagnosticar y vigilar la enfermedad:

  • ecografía abdominal,
  • marcadores sanguíneos autoinmunitarios (del sistema de defensas),
  • exámenes de sangre para diagnosticar hepatitis A, B o C,
  • pruebas de la función hepática,
  • biopsia del hígado para verificar el daño hepático (puede ser necesario en algunos casos),
  • estudios para determinar si hay presencia de líquido en el abdomen.

TRATAMIENTO Y PRONÓSTICO

Los tratamientos varían según la causa de la enfermedad hepática.

El pronóstico dependerá de lo que es causando el daño hepático. Las complicaciones pueden incluir:

  • Daño hepático permanente (cirrosis).
  • Insuficiencia hepática.
  • Cáncer del hígado.

La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) y la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) reunieron en esta información todo lo que conviene saber para para detectar y prevenir estas enfermedades.

PREVENCIÓN

Para reducir el riesgo de contagiar o contraer las hepatitis A y E:

  • Lavar bien las manos después de usar el baño y cuando entres en contacto con la sangre, las heces u otros fluidos corporales de una persona con el virus.
  • Lavar correctamente frutas y hortalizas.
  • Beber solo agua potable.

Las medidas para prevenir la propagación de la hepatitis B y C de una persona a otra incluyen:

  • NO compartir artículos personales tales como máquinas de afeitar o cepillos de dientes.
  • NO compartir agujas para inyectarse drogas u otros equipos como pajillas para inhalar.
  • NO hacerse tatuajes ni perforaciones (piercing) en el cuerpo con instrumentos sin esterilizar.
  • Usar preservativos correctamente en todas las relaciones sexuales.
  • Asegurarse de tener las vacunas al día. Consultá con tu médico sobre estas enfermedades y pedile que le solicite estudios para saber si alguna vez tuviste contacto con alguno de los virus que las provocan.

Las mejores formas de controlar las hepatitis virales son la vacunación y la información.

FUENTES: Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH); Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) y Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos