Hace veinte años los accidentes cerebrovasculares (ACV) eran más frecuentes en mayores de 70 años mientras que hoy suelen afectar a personas de 50. Con una vida ordenada y una alimentación equilibrada muchos de estos episodios pueden evitarse. Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del ACV, destinado a informar y concientizar sobre esta enfermedad que puede ser mortal o discapacitante
Conocido comúnmente como ACV, el accidente cerebrovascular se produce como consecuencia de la disminución o interrupción del flujo sanguíneo hacia el cerebro.
CLASIFICACIÓN
Existen dos tipos principales de accidente cerebrovascular:
- Accidente cerebrovascular isquémico.
- Accidente cerebrovascular hemorrágico.
En el primer caso (ACV isquémico) la causa puede ser la presencia de:
- Placas de grasa –ateromas– en alguna de las arterias que llevan sangre al cerebro.
- Trombos –coágulos– que se desprenden y viajan por las arterias dentro del cerebro, las tapan y disminuyen el flujo sanguíneo.
En el segundo caso (ACV hemorrágico) se rompe una arteria como consecuencia de una dilatación arterial –aneurisma–, una crisis de hipertensión o una rotura espontánea.
Como consecuencia, se paraliza el paso de oxígeno y de nutrientes hacia las células cerebrales (neuronas) y estas comienzan a morir pudiendo causar un daño cerebral permanente.
SEÑALES
Los síntomas de un accidente cerebrovascular dependen de qué parte del cerebro esté dañada. En algunos casos, es posible que una persona no se dé cuenta de que ha tenido un accidente cerebrovascular.
La mayoría de las veces los síntomas se presentan de manera súbita y sin aviso. Sin embargo, también pueden ocurrir intermitentemente durante el primero o segundo día.
Por lo general son más graves cuando el accidente cerebrovascular acaba de suceder, pero pueden empeorar lentamente.
Si el ACV es causado por sangrado en el cerebro, se puede presentar un dolor de cabeza que:
- Comienza repentinamente y puede ser intenso.
- Puede empeorar al acostarse bocarriba.
- Te despierta si estás dormido.
- Empeora cuando cambiás de posición o cuando te agachás, hacés esfuerzo o tosés.
Según la gravedad del accidente cerebrovascular y de la parte del cerebro afectada, otros síntomas que pueden incluir son:
- Cambio en la lucidez mental: somnolencia, pérdida del conocimiento y coma.
- Cambios en la audición o en el sentido del gusto.
- Cambios que afectan el tacto y la capacidad de sentir dolor, presión o temperaturas diferentes.
- Confusión o pérdida de memoria.
- Dificultad para deglutir.
- Dificultad para leer o escribir.
- Mareos o sensación anormal de movimiento (vértigo).
- Problemas con la vista: disminución de la visión, visión doble o ceguera total.
- Falta de control de esfínteres.
- Pérdida del equilibrio o coordinación, o problemas para caminar.
- Debilidad muscular en la cara, el brazo o la pierna (por lo regular solo en un lado).
- Entumecimiento u hormigueo en un lado del cuerpo.
- Cambios emocionales, de personalidad o de estado de ánimo.
- Problemas para hablar o entender a otros que estén hablando.
Si sospechás que una persona está teniendo un ACV, PEDILE QUE SONRÍA, QUE LEVANTE AMBOS BRAZOS Y QUE DIGA UNA FRASE SIMPLE.
Según los resultados de esta escala podés evaluar la gravedad del cuadro:
ESCALA DE CINCINNATI | PUNTAJE |
---|---|
1 – Pedí a la persona que SONRÍA | |
Lo hace NORMALMENTE | 0 |
Con una LEVE DIFERENCIA | 1 |
Con una EVIDENTE DIFERENCIA | 3 |
NO LO LOGRA | 4 |
2 – Pedí a la persona que levante ambos BRAZOS | |
Ambos brazos se levantan por IGUAL | 0 |
Un brazo está MÁS ALTO que el otro | 1 |
Solo puede levantar UN BRAZO | 3 |
NO LO LOGRA | 4 |
3 – Pedí a la persona que repita una FRASE SIMPLE | |
La repite CORRECTAMENTE | 0 |
La pronuncia RARA | 3 |
NO SE COMPRENDE | 3 |
NO LO LOGRA | 4 |
Resultados | |
---|---|
MÁS DE 3 | Evidencias claras de ACV |
2 | Muchas evidencias |
1 | Algunas evidencias |
0 | Sin evidencias |
Si presenta dificultades para una o más de estas órdenes simples es urgente llamar a emergencias o llevarla a una guardia médica.
INCIDENCIA Y CAUSAS
Un ACV se puede sufrir a cualquier edad, aunque son muy poco frecuentes en la infancia y la juventud.
Hasta hace dos décadas la mayoría de los pacientes con ACV superaban los 70 años pero en la actualidad cada vez es más frecuente en personas de 50 años, lo que marca fuertemente la influencia de algunas características del estilo de vida contemporáneo:
- Mayor sedentarismo.
- Malos hábitos alimentarios: exceso de grasas, azúcares y sodio; bajo consumo de frutas, hortalizas, pescados de mar y cereales integrales.
- Tabaquismo.
Estos factores incrementan el riesgo de las principales causas de ACV:
- Colesterol alto.
- Sobrepeso u obesidad.
- Hipertensión.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Diabetes.
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO
El médico realizará un examen físico para:
- Verificar si hay problemas con la visión, el movimiento, la sensibilidad, los reflejos, la comprensión y el habla.
- Auscultar las arterias carótidas en el cuello con un estetoscopio para ver si hay un ruido anormal (soplo) causado por flujo sanguíneo anormal.
- Revisar si hay presión arterial alta.
Una tomografía computada permite distinguir si se trata de un ACV hemorrágico o isquémico.
La ayuda médica inmediata mejora el pronóstico. La terapia aguda para el ataque cerebral trata de disolver el coágulo o controlar la hemorragia según el ataque sea isquémico o hemorrágico.
En la forma isquémica puede recurrirse a la terapia trombótica, una droga administrada por vía intravenosa que ayuda a disolver el coágulo y favorece la recuperación siempre que sea provista dentro de las tres primeras horas de aparecidos los síntomas del ACV.
La farmacoterapia con anticoagulantes y antiplaquetarios es el tratamiento más común para el ataque cerebral.
La rehabilitación posterior ayuda a superar posibles discapacidades causadas por el ACV: parálisis, problemas en el habla o en la visión.
El ACV requiere de atención médica urgente. Cuanto mayor sea el tiempo que dure la obstrucción de la sangre hacia la zona cerebral, mayor será el daño.
PREVENCIÓN
A pesar del nombre de este cuadro, los especialistas no lo consideran un “accidente” sino un “ataque”: el accidente no se puede evitar y el ataque sí.
La prevención consiste en evitar los factores de riesgo y mantener bajo control las enfermedades crónicas asociadas poniendo en práctica hábitos saludables:
– Actividad física regular: entre 25 y 45 minutos diarios.
– Control de la hipertensión y de la diabetes siguiendo las recomendaciones médicas.
– Disminución del consumo de sal, grasas saturadas y trans.
– Mantenimiento de un peso saludable.
– Abandono del cigarrillo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que si las personas modificaran estos hábitos, se podría disminuir en un 90% la mortalidad por causas cardiovasculares incluyendo el ACV.
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