1 de cada 44 niños y niñas se encuentran dentro del Trastorno del Espectro Autista

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Estos trastornos dificultan el desarrollo y las primeras señales se detectan cerca de los 3 años de vida. Se trata de un conjunto de afecciones que dificultan la capacidad del cerebro para desarrollar habilidades sociales y de comunicación. Compartimos información importante en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo


El Trastorno del Espectro Autista (TEA) afecta la habilidad para interactuar y comunicarse socialmente.

Se trata de una afección del neurodesarrollo que presenta alteraciones en la comunicación y en las interacciones sociales, junto a otras características, como comportamientos repetitivos, restringidos y estereotipados.

La causa exacta del TEA se desconoce; aunque es probable que exista una serie de factores que favorezcan su desarrollo como la presencia de ciertos genes ya que el TEA se da en algunas familias.

Además, ciertos medicamentos tomados durante el embarazo también pueden aumentar el riesgo de que los niños y niñas desarrollen TEA.

El incremento de personas incluidas en el espectro autista puede deberse a un mejor diagnóstico y mejores definiciones. De hecho ahora incluye síndromes que solían considerarse por separado:

En Argentina, 1 de cada 44 niños y niñas se encuentra dentro del Trastorno del Espectro Autista. Se trata de una condición que en mayor o menor medida modifica desde su diagnóstico la vida de las familias para siempre.

SEÑALES

La mayoría de los padres de niños con TEA sospechan que algo no está bien cuando sus hijos tienen alrededor de 18 meses y tienen problemas con:

  • Juegos actuados
  • Interacciones sociales
  • Comunicación verbal y no verbal

Algunos parecen tener un desarrollo habitual hasta que cumplen 1 o 2 años de edad. Luego pierden repentinamente las habilidades del lenguaje o las habilidades sociales que ya habían adquirido.

Las señales pueden variar de moderados a graves.

Una persona con autismo puede:

  • Ser muy sensible en cuanto a la vista, el oído, el tacto, el olfato o el gusto (por ejemplo, negarse a vestir ropa «que da picazón» y molestarse si se lo obliga a usarla)
  • Disgustarse mucho cuando le cambian las rutinas
  • Repetir movimientos corporales una y otra vez
  • Estar inusualmente apegado a los objetos

Los problemas de comunicación pueden incluir:

  • Ser incapaz de iniciar o mantener una conversación
  • Usar gestos en vez de palabras
  • Desarrollar el lenguaje lentamente o no desarrollarlo en absoluto
  • No ajustar la mirada para observar objetos que otros están mirando
  • No referirse a sí mismo correctamente (por ejemplo, dice: «¿Quieres agua?», cuando en realidad quiere decir: «Quiero agua»)
  • No señalar para mostrar objetos a otras personas (normalmente ocurre en los primeros 14 meses de vida)
  • Repetir palabras o memorizar pasajes, como comerciales

Los problemas de interacción social pueden incluir:

  • No hacer amigos
  • No participar en juegos interactivos
  • Ser retraído
  • No responder al contacto visual o a las sonrisas o evitar el contacto visual
  • Tratar a otros como objetos
  • Preferir estar solo, en lugar de estar con otros
  • No ser capaz de mostrar empatía

Los problemas de respuesta a la información sensorial pueden incluir:

  • No sobresaltarse ante los ruidos fuertes
  • Presentar sentidos de la visión, el oído, el tacto, el olfato o el gusto muy altos o muy bajos
  • Sentir dolor frente a ruidos normales (podría llevar las manos a los oídos)
  • Evitar el contacto físico porque es muy estimulante o abrumador
  • Frotar superficies, llevar objetos a la boca o lamerlos
  • Tener una respuesta al dolor muy alta o muy baja

Los problemas relacionados con el juego pueden incluir:

  • No imitar las acciones de otras personas
  • Preferir el juego ritualista o solitario
  • Mostrar poco juego imaginativo o actuado

Los problemas de comportamiento pueden incluir:

  • Tener ataques de cólera intensos
  • Dedicarse a un solo tema o tarea, tener intereses muy restringidos
  • Presentar períodos de atención breve
  • Ser hiperactivo o demasiado pasivo
  • Ser agresivo con otras personas o autoagredirse
  • Mostrar gran necesidad porque las cosas se mantengan iguales
  • Repetir movimientos corporales

DIAGNÓSTICO

En general las sospechas de TEA se confirman cuando el niño o la niña no alcanza ninguno de estos hitos del desarrollo del lenguaje:

  • Balbucear hacia los 12 meses
  • Hacer gestos (señalar, decir adiós con la mano) hacia los 12 meses
  • Decir palabras aisladas hacia los 16 meses
  • Decir frases espontáneas de dos palabras hacia los 24 meses (no solo la repetición de lo que oye)
  • Perder cualquier habilidad social o del lenguaje a cualquier edad

Se estima que más de 500 mil argentinos presentan algún grado de trastorno del espectro autista (TEA), con mayor predominio en varones sobre mujeres, en todos los estratos sociales y sin diferencias raciales.

En estos casos, podrían necesitar un examen auditivo y una evaluación para TEA que incluye un examen físico y del sistema nervioso (neurológico) completo. También se pueden hacer exámenes para saber si hay un problema genético.

El TEA abarca un amplio espectro de síntomas, por lo que una observación breve y única no puede evaluar las verdaderas habilidades de un niño.

Dado que no existe un examen definitivo para el TEA, el diagnóstico a menudo se basa en criterios del Manual Estadístico y Diagnóstico de Enfermedades Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM-V).

TRATAMIENTO

En este momento no existe cura para el TEA.

Los planes de abordaje pueden combinar:

  • Análisis del comportamiento
  • Medicamentos, en caso de ser necesario
  • Terapia ocupacional
  • Fisioterapia
  • Terapia del lenguaje y del habla

Con el tratamiento adecuado, muchos de los síntomas de TEA se pueden mejorar y la mayoría de las personas son capaces de vivir con sus familias o en la comunidad.

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos

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