Con el polen de la primavera recrudecen las alergias respiratorias. Cuáles son las estrategias para aliviar las molestias y cuándo consultar con un especialista
Hace casi doscientos años (1819) un médico inglés llamado John Bostock presentó el primer estudio llamado “Caso de enfermedad periódica en los ojos y el pecho” ante la Sociedad Médica y Quirúrgica.
En el trabajo describía a un paciente llamado «JB» –él mismo– que padecía cada año los síntomas que todavía hoy afectan a los millones de personas que sufren de alergia al polen, cuadro también conocido como rinitis alérgica.
Aunque la comunidad médica no le prestó mucha atención, Bostock continuó buscando la causa de su enfermedad y llegó a la conclusión de que la emanación de partículas de heno fresco –un tipo de planta de tallos en forma de cañitas delgadas y hojas estrechas y agudas que poliniza en cada cambio de estación– era el origen de su dolencia.
Su hallazgo lo bautizó como fiebre del heno (hay fever, en inglés), nombre que todavía se utiliza para hacer referencia a esta alergia respiratoria.
Sin embargo, tuvo que pasar algo más de medio siglo para que el médico austríaco Clemens Peter Freiherr von Pirquet von Cesenatico creara, en 1906, el concepto de alergia, justificando su aporte con esta afirmación: “necesitamos un nuevo término para describir el cambio experimentado por un organismo tras su contacto con un veneno orgánico, bien sea vivo o inanimado».
Para expresar este concepto general de un cambio en el modo de reaccionar, yo sugiero el término alergia. En griego allos significa ‘otro’, y ergon ‘una desviación del estado original’”. ¿A qué se refería el médico con “veneno orgánico”? A los alergenos, factores que pueden desencadenar la reacción alérgica en personas vulnerables; siendo el polvo, los ácaros, el moho, la caspa de los animales y el polen los más frecuentes.
IDENTIKIK DE LA RINITIS
Fiebre del heno, rinitis alérgica, alergia al polen son distintos nombres para la misma afección.
La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal debida a una causa alérgica. El resfrío común es un proceso infeccioso de la mucosa nasal y de la faringe, casi siempre de origen vírico, que puede ocasionar una fiebre ligera o febrícula.
Las plantas que ocasionan este cuadro son, además del heno, los árboles, pastos y malezas cuyo polen es transportado por el viento; mientras que el de las flores es transportado por los insectos reduciendo la posibilidad de desencadenar la reacción.
Si bien la persona tiene rinitis todo el año, se considera un cuadro estacional por ser la primavera y el comienzo del otoño los meses en que las condiciones climáticas y el ciclo de polinización aumentan los síntomas: días más cálidos, secos y ventosos tienen más cantidad de polen en el aire que los días fríos, húmedos y lluviosos, cuando la mayoría del polen se deposita en el suelo.
Cuando una persona con rinitis inhala polen, el cuerpo libera químicos para defenderse de esta sustancia a la que considera peligrosa ocasionando los síntomas característicos.
Al igual que otras alergias, la rinitis a menudo es hereditaria: si ambos padres la sufren sus hijos son propensos a padecerla y la probabilidad es mayor si es la madre quien tiene la alergia.
SÍNTOMAS
- Goteo nasal.
- Estornudos.
- Problemas de olfato.
- Congestión.
- Sibilancia (respiración ruidosa).
- Picazón en nariz, ojos, garganta o piel.
- Ojos enrojecidos.
- Lacrimeo.
Otras señales si no se recibe tratamiento, son:
- Tos
- Dolor de garganta
- Círculos oscuros debajo de los ojos
- Fatiga e irritabilidad
- Dolor de cabeza
DIAGNÓSTICO
Muchas personas suelen confundir a la rinitis con un resfrío común dificultando un diagnóstico y tratamiento precoces.
Para determinar la presencia de rinitis el médico realiza un examen físico y pregunta al paciente acerca de los síntomas y cómo varían según el momento del día o la estación.
Las pruebas cutáneas pueden revelar si el polen u otras sustancias desencadenan las señales.
También hay exámenes de sangre especiales –IgE RAST– que ayudan con el diagnóstico.
TRATAMIENTO
La mejor medida es evitar el polen. Como esto suele ser imposible, se toman recaudos para reducir la exposición.
También se suelen recetar medicamentos de acuerdo al tipo y la gravedad de los síntomas, la edad y la presencia de otras afecciones como el asma.
Entre ellos se encuentran los antihistamínicos (algunos pueden causar somnolencia por lo que no es conveniente conducir ni operar maquinaria después de tomar este medicamento) y los corticoesteroides. Los hay nasales, en aerosol y son más efectivos cuando se usan de manera continua siguiendo las indicaciones del médico.
Otros medicamentos son:
- Descongestivos: ayudan a reducir la congestión nasal. No deben usarse más de 7 días porque pueden afectar la mucosa de la nariz.
- Inhibidores de leucotrienos, químicos que el cuerpo libera en respuesta al alergeno desencadenando el cuadro.
Las vacunas contra la alergia se recomiendan cuando el paciente no puede evitar el contacto con el polen y los síntomas son difíciles de controlar. Son inyecciones regulares del polen al que se tiene alergia en dosis cada vez mayores hasta que se controlan los síntomas.
PRONÓSTICO
Los niños pueden superar la rinitis a medida que sus defensas se vuelven menos sensible a al alérgeno. Sin embargo, una vez que una sustancia como el polen causa alergia, sigue afectando a la persona en el tiempo. Por eso es tan importante consultar con un especialista. Seguir sus recomendaciones y reducir el contacto con el polen permiten mejorar considerablemente la calidad de vida
El tratamiento precoz de la rinitis reduce los síntomas y el riesgo de desarrollar asma bronquial.
QUÉ HACER
- Sonarse la nariz.
- Pasar la aspiradora.
- Limpiar el polvo de las superficies.
- Mantener ventanas cerradas incluso cuando viaja en auto.
- Cambiar la ropa de cama con frecuencia.
- Descansar lo suficiente.
- Usar filtro de aire o aire acondicionado.
- Mantenerse dentro del hogar los días ventosos.
- Evitar el alcohol.
- Usar máscara al aire libre y cuando corta el pasto.
- Bañarse al volver de la calle.