Se trata de un bulbo que la humanidad consume desde tiempos inmemoriales y se ha vuelto un ingrediente indispensable de las cocinas de China, India y el Mediterráneo
El ajo es una planta herbácea, perenne, con bulbos secundarios de color blanco o cremosos llamados «dientes», muy aromáticos y reunidos sobre un tallo recubiertos por escamas membranosas, translúcidas, blanco-amarillas, que forman la llamada «cabeza de ajo».
Su nombre científico es allium sativum y pertenece a la familia de las liliáceas.
HISTORIA
El cultivo del ajo es antiquísimo y se realiza en varias regiones del mundo desde hace miles de años. Se supone que su difusión se produjo desde Asia Central hacia India, China, Grecia y Egipto.
Su fuerte sabor era considerado milagroso, y se lo utilizaba como planta medicinal y como ingrediente en la cocina. En el antiguo Egipto, los esclavos que construían las pirámides lo consumían en grandes cantidades para protegerse de diversas enfermedades y las escrituras bíblicas también registran su consumo. Durante la Primera Guerra Mundial se utilizó en la desinfección de las heridas, cuando faltaban los antisépticos convencionales.
PARA TENER EN CUENTA
Usos culinarios. Puede transformar cualquier preparación en una experiencia culinaria llamativa, aromática y saludable. Combina bien con carnes, papas, en salsas y sopas.
Efectos adversos. En dosis altas y medianas, los ajos pueden producir irritación intestinal. Por vía externa pueden provocar dermatitis.
Seguridad. No sería seguro utilizado en forma tópica ni en embarazo y lactancia en dosis mayores a las utilizadas en las comidas. Las personas medicadas con anticoagulantes deberían estar atentas al uso simultáneo de suplementos de ajo porque podría provocar sangrado.
Aliento. Para suavizarlo conviene cocinarlo sin la raíz del medio. Para quitar el aliento y olor a ajo es bueno morder hojas de menta o perejil, tomar jugo de limón y enjuagarse las manos con limón.
USO TERAPÉUTICO
Las propiedades del ajo están basadas sobre todo en los componentes sulfurados que contiene (alicina, alil/dialil sulfidos). Además de tener propiedades antibacterianas y mejorar la respuesta inmunitaria, el ajo ayudaría a disminuir el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer.
Los compuestos alil-sulfidos que posee tienen la capacidad de bloquear el desarrollo de ciertos tumores (cáncer gástrico, colorectal, próstata).
Es posible que actúe en la prevención de enfermedades cardiovasculares por la inhibición de la actividad plaquetaria y la reducción de los niveles de lípidos plasmáticos.
Uso terapéutico | Nivel de evidencia | Observaciones |
Salud cardiovascular | Medio | Disminuye la presión arterial. Disminuye el colesterol total y malo (LDL) Previene la aterosclerosis. Disminuye la agregación plaquetaria |
Cáncer de estómago y colorrectal Cáncer de próstata | Probable Medio | Podría reforzar la detoxificación de compuestos no deseados. Ídem anterior. |
APORTES NUTRICIONALES
Cada 100 g de ajo crudo:
- Calorías: 150
- Hidratos de carbono: 33.06 g
- Azúcares 1.00 g
- Grasas: 0.5 g
- Proteínas: 6.36 g
- Vitamina B3: 0.7 mg
- Vitamina B5: 0.596 mg
- Vitamina B6: 1.235 mg
- Vitamina C: 31.2 mg
- Calcio: 181 mg
- Hierro: 1.7 mg
- Magnesio: 25 mg
- Fósforo: 153 mg
- Sodio: 17 mg
- Zinc: 16 mg
Fuentes: Natural medicines, Comprehensive Database, p. 572-574; Food, Nutrition, Physical Activity and the Prevention of Cancer y Los 7 colores de la salud, de David Heber y Susan Bowerman.