Hoy, 4 de marzo, se lanzó la propuesta de un nuevo Día Mundial de la Obesidad para seguir construyendo una acción global que haga frente al desafío crítico que representa esta enfermedad crónica que afecta a 650 millones de personas en todo el mundo. Mancomunar esfuerzos públicos y privados es indispensable para que el lema se convierta en realidad
Organizaciones de todo el mundo y profesionales de la salud nos unimos para concientizar a la población acerca de esta enfermedad crónica y compleja que requiere de un abordaje y tratamiento integrales.
“Las raíces de la obesidad” que proponen en esta celebración son varias, aunque deberían incluir algunas más; entre ellas:
- El ambiente obesogénico que nos rodea.
- El sedentarismo.
- La falta de políticas públicas.
- La pobreza y la inequidad.
- Las fake news y los fanatismos alimentarios.
En nuestro país, de acuerdo a los resultados de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud elaborada por el Ministerio de Salud cuyos resultados se publicaron en septiembre de año pasado:
En niños y niñas menores de 5 años la proporción de problemas de exceso en el peso corporal es del 13,6%:
- 3,6% de los niños tienen sobrepeso.
- 10% tienen obesidad.
Entre los 5 y 17 años la cifra alcanza al 41,10%:
- 20,7% de los niños y adolescentes comprendidos entre estas edades tienen sobrepeso.
- 20,4% tienen obesidad.
En la población de adultos de 18 en adelante la cifra asciende todavía más y alcanza al 67,9% de la población:
- 34% tienen sobrepeso.
- 33,9%, obesidad.
Hace tiempo que en la Argentina los problemas relacionados con el peso corporal y las complicaciones que estos representan pueden ser considerados una epidemia.
“El sobrepeso y la obesidad resultaron ser las formas más frecuentes de malnutrición y se confirma su aumento en concordancia con otras encuestas, como la 3ra Encuesta Mundial de Salud Escolar 2018”. ENNyS2
Este problema, que aumenta su incidencia en todas las etapas de la vida:
- Constituye el sexto factor de riesgo de muerte ocasionando 3,4 millones de defunciones cada año.
- Aumenta 44% el riesgo de diabetes, 23% las cardiopatías y hasta 40% el desarrollo de cánceres.
En conclusión, la mala alimentación es un componente muy fuerte en el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) dentro de las que el sobrepeso y la obesidad se asocian, además, con una elevada morbilidad que eleva notablemente los costos directos para el sistema de salud e indirectos para la sociedad.
Las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo, explican el 32% de las muertes por todas las causas y el 16% de los años de vida perdidos.
Al menos 10 tipos de cáncer están relacionados con la obesidad y la alimentación.
En América Latina, los factores de riesgo que más muertes explican son la hipertensión arterial, el exceso de peso (sobrepeso y obesidad), la ingesta inadecuada de frutas y verduras y el alcohol, todo producto de la mala alimentación.
Dado que tanto el sobrepeso como la obesidad pueden prevenirse, nuestra labor debe consistir en sumar la colaboración de distintos sectores para reducir estas estadísticas a través de una estrategia integral que abarque los principales aspectos que impactan en su desarrollo, favorecer la divulgación de información nutricional y sanitaria a la población, desarrollar campañas de concientización y elaborar políticas nacionales sobre alimentación.
LAS ESTRATEGIAS
La complejidad de la obesidad no solo es metabólica. Todos necesitamos alimentarnos para vivir y la comida está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, razón por la que es indispensable favorecer una alimentación saludable, sustentable, ecológica, agradable y accesible.
Por esta razón, y siguiendo los lineamientos internacionales que resultan de investigaciones en este campo, las medidas para cambiar el comportamiento nutricional de la población requieren de herramientas para manejar no solo su alimentación doméstica (en el entorno de su casa) sino las oportunidades de comer en la calle, la escuela y el trabajo; ya que alimentarse fuera de casa es una situación habitual para la mayoría de los adultos que trabajan y de niños y jóvenes en edad escolar.
En este contexto, es fundamental encaminar los esfuerzos tanto al espacio de lo privado (el dominio casero de la alimentación) como de lo público (elecciones de alimentos y porciones en distintos puntos de venta), a fin de desarrollar recursos que empujen a los consumidores hacia opciones más saludables.
Este tipo de políticas requiere de ciertas características para ser efectivas, ya que los cambios de hábitos relacionados con la alimentación y el movimiento son más probables si las estrategias resultan:
- Fáciles. Desarrollando lineamientos que reduzcan significativamente el esfuerzo para implementar una conducta más sana. Para conseguirlo, es necesario trabajar en el aumento de la oferta de alimentos saludables mejorando la calidad de su composición, incluir información nutricional en los menús, mejorar las etiquetas de los envasados y reducir las porciones.
- Atractivas. Bajar los precios de las alternativas más convenientes, posicionar los alimentos más saludables primero en las góndolas y ayudar a restaurantes y locales de comida a elaborar menús que destaquen las opciones más sanas, ofrecer incentivos (ofertas, descuentos).
- Sociales. A través de la promoción de mensajes en todos los medios de comunicación y las redes. Recurrir a personalidades destacadas, divulgar material accesible y elaborar campañas representan los pilares para comunicar efectivamente los cambios necesarios.
EL FUTURO
Un proyecto con esta mirada integral es lo que día a día promovemos desde el Instituto Argentino de Nutrición y Alimentación Saludable (IANAS) y en todas las instituciones que brindan tratamiento para el sobrepeso y la obesidad (Fundación ALCO, Dieta Club, Clínica de Nutrición). En cada uno de estos espacios, junto a un equipo de profesionales, coordinadores y pacientes recuperados, trabajamos arduamente para hacer realidad los objetivos que plantea este nuevo Día Mundial de la Obesidad.
Estoy convencido, y los datos estadísticos de estudios internacionales lo avalan, de que a pesar del escenario desalentador del presente, las intervenciones en promoción de la salud, prevención y tratamiento son efectivas cuando se llevan a cabo acciones de política pública que sumen voluntades.
Para conseguirlo, el compromiso tiene que incluir a la industria, los restaurantes, los colegios, los medios de comunicación, el Estado y la familia.
Algunos municipios, como los de Malvinas Argentinas y Tigre, ya pusieron en marcha programas específicos en este sentido para capacitar a la comunidad y llevar adelante varias medidas relacionadas con la alimentación, la infancia, la actividad física y el entorno escolar.
Parte de este compromiso implica, sin dudas, el desarrollo de políticas de alimentación que permitan gozar de una vida libre de enfermedades.
Podemos discutir si el rol de la alimentación es la causa del 40, 50 o 90% de las afecciones, es irrelevante. La realidad es que lo único que puede alterar el rumbo casi inexorable de esta epidemia es cambiar lo que se está comiendo.
El objetivo es lograr una alimentación saludable, sustentable, ecológica, agradable y accesible para que sea consumida por todos en Argentina y requerida por el resto del mundo.
Además es necesario producir entornos saludables. A grandes rasgos esto consiste en trabajar sobre cinco áreas:
1. La producción. Una política predecible e infraestructura que le permita al productor planear a largo plazo y llegar a los grandes centros con costos accesibles.
2. La industria. Reformular el contenido de calorías, grasas, azúcares, sal y el tamaño de las porciones. Desarrollar un etiquetado frontal más claro y lograr que la distribución de los productos más saludables sea la misma que la del resto.
3. La oferta y los comercios. Los lugares de venta y consumo deben ofrecer opciones saludables en forma visible y a precios accesibles.
4. Las escuelas. Deben dar educación alimentaria y anti-bullying (un chico con sobrepeso que lleva una vianda puede sufrir acoso doble). La alimentación provista por el Estado debe ser más saludable, hay que restablecer los bebederos del 94% de las escuelas que no los tienen y ponerlos en aquellas que nunca los tuvieron, regular lo que entra en los quioscos y hacer que los recreos sean activos.
5. El marketing. En sus dos facetas: social y positivo, favoreciendo todo lo que se considere entorno saludable y regulación del marketing de alimentos y promoción de conductas, dietas, tratamientos, modelos de belleza que estén reñidos con el objetivo.
Para lograrlo es necesaria la participación de varios sectores:
*El Estado a través de sus Ministerios de Salud, Desarrollo Social, Educación, Agroindustria.
*El Instituto Nacional de Alimentos (INAL) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
*Las Comisiones de Salud del Poder Legislativo, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
*Las sociedades científicas, las Universidades, las sociedades del sector civil de prestigio.
*Las Organizaciones de consumidores, las Organizaciones No Gubernamentales.
*La producción y la industria alimentaria.
*Las áreas de marketing y comunicación.
Una estrategia sustentable requiere de la articulación de todos los sectores y la creación de vínculos entre provincias y municipios.
La implementación es el verdadero desafío. Sin embargo, la alimentación es un tema demasiado importante como para dejarlo en manos de un solo sector.
Por eso, el Estado tiene el rol indelegable de sentar en una mesa a todos los sectores con una consigna clara: deben haber cambios, integrar esfuerzos y avanzar progresivamente estimulando, negociando lo realmente posible, basándose en información actualizada constantemente, evaluando todo lo que se hace y llegando a regulaciones que sostengan los cambios.
Hacer de la alimentación una política de Estado, como la creada por el doctor Pedro Escudero, padre de la nutrición argentina, es un serio compromiso con el futuro y la calidad de vida de los argentinos.
Prof. Dr. Alberto Cormillot