Término utilizado para describir un grupo de alrededor de doscientos tipos de enfermedades que afectan a determinados tejidos u órganos del cuerpo. El cáncer comienza cuando la información genética de una célula se daña de alguna forma y hace que la célula se divida a una velocidad incontrolable. El grupo de células resultante forman un bulto u hinchazón que comúnmente se denomina “tumor”. El tumor podría crecer y continuar produciendo daños en los tejidos y órganos aledaños, y las células cancerígenas podrían desprenderse del tumor original y esparcirse a través de la sangre o el sistema linfático hacia a otras partes del cuerpo, proceso que se conoce como “metástasis”.
El riesgo de padecer cáncer está principalmente determinado por factores como fumar y tener obesidad, algunos agentes infecciosos, la radiación, ciertos tipos de medicamentos, algunos productos químicos y contaminantes industriales.
La obesidad es una de las enfermedades que predisponen al cáncer, dado que el tejido adiposo no es sólo depósito de grasa sino que logran producir sustancias que sirven al incremento de los tumores. Es creciente la evidencia de que una mayor cantidad de grasa corporal aumenta el riesgo de cáncer de esófago, páncreas, riñón, vesícula, hígado, cólon, recto, próstata en hombres y cáncer de mama (después de la menopausia), ovario y útero en mujeres.
En el caso de los obesos, las causas que llevan a padecer cáncer resultan en parte de una rutina alimentaria escasa envitaminas C y A, y en antioxidantes que actúan en la piel y los tejidos. Otros componentes de la alimentación pueden afectar la réplica inflamatoria o la muerte de células, todo lo cual puede participar en el desarrollo o progresión de varios tipos de cáncer.
Además, hormonas cuyos niveles suelen elevarse en la obesidad, como la insulina, la leptina y los estrógenos, pueden promover el desarrollo de células cancerígenas. Por ejemplo, la insulinorresistencia, una condición en la que los tejidos no responden a la insulina, lleva a un aumento de la secreción de insulina por parte del páncreas que puede ampliar el peligro de cáncer de colon, endometrio y posiblemente páncreas y riñón. Asimismo, la leptina aumentada se relaciona con el cáncer colorectal y de próstata. En cuanto al cáncer de mama y endometrio, se asocian con valores altos de estrógenos, proporcionales al volumen de grasa corporal que posea una mujer.
Realizar una alimentación saludable y hacer actividad física ayuda a reducir riesgo de cáncer. Un descenso de tan sólo un 5 ó 10 por ciento del peso resulta beneficioso para estar más protegido contra este tipo de patologías, además de proporcionar bienestar físico y psíquico.