Si todavía no te decidiste a poner tu cuerpo en movimiento o solo lo hacés de vez en cuando y no podés darle regularidad a tu esfuerzo, aquí te contamos por qué llevar una vida más activa es una excelente decisión
De acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud -OMS- publicado en 2004 y actualizado posteriormente en 2010, el comportamiento sedentario es el cuarto factor de riesgo de mortalidad (6% de las muertes registradas en todo el mundo).
Un informe más reciente estimó que la inactividad física es responsable del 13 al 16% de la carga de enfermedad coronaria y del 7% de diabetes tipo 2.
La disminución de la actividad física trae aparejado un aumento del riesgo de sobrepeso, hipertensión, hipercolesterolemia, osteoporosis, cáncer de colon, depresión y mortalidad prematura (entre otras complicaciones).
Según datos de la OMS más del 60% de la población mundial tiene un nivel insuficiente de actividad física. En Argentina, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 54.9% de la población tiene un nivel de actividad física “bajo”.
Cuando se pasan más de 6 horas seguidas por día sentado, el riesgo de morir en los próximos 15 años es mucho mayor en comparación con quienes están sentados menos de 3 horas seguidas al día; lo que convierte a la silla en un riesgo independiente del ejercicio, ya que se mantiene incluso en personas físicamente activas si pasan demasiado tiempo sentadas.
Estar mucho tiempo sentado o acostado es un gran predictor de riesgo metabólico y de mortalidad. Esto, precisamente, se acentuó durante la pandemia.
Vivimos en un mundo de confort tecnificado que favorece el sedentarismo y eso no va a cambiar. No vamos a dejar de usar el auto o los medios de transporte para trasladarnos (hasta la década del 40, 4 de cada 10 chicos de EE.UU. iban caminando a la escuela… hoy la cifra no llega a 1 de cada 10).
Tampoco vamos a tirar el chispero para empezar a encender el fuego con dos piedritas ni a deshacernos del microondas para calentar la comida en una fogata. Hasta el aire acondicionado hace que sea más cómodo quedarse en casa que salir, y esa “comodidad climática” también nos hace gastar menos calorías.
Dentro del hogar, la industria del confort y el entretenimiento reducen el gasto calórico y propician la inversión del tiempo en ocupaciones sedentarias. Fuera del hogar, el diseño urbano no acompaña la necesidad de contar con espacios públicos amigables para moverse más: sendas y cruces peatonales, buena iluminación, ambiente seguro, clubes barriales o lugares donde hacer actividad física.
ACTIVIDAD, EJERCICIO O DEPORTE
La actividad física es cualquier movimiento corporal voluntario producido por los músculos que tiene como consecuencia el gasto de energía (calorías). Aquí entran todos los movimientos de la vida cotidiana.
El ejercicio físico, en cambio, es una actividad planificada, estructurada, supervisada y repetitiva que busca un objetivo claro como meta. Por ejemplo realizar un programa de caminatas con el objetivo de adelgazar.
También podemos movernos practicando algún deporte. En este caso se requieren determinadas destrezas físicas y la competencia forma parte de la práctica.
Más allá de estas definiciones, muchas personas evitan la actividad física porque la asocian con rutinas extenuantes y dolor, consideran que mantenerse activos implica una inversión en tiempo y dinero de la que no disponen, o simplemente no han encontrado una forma de moverse que les resulte realmente placentera y sostenible.
Sin embargo, en los últimos años la visión acerca del ejercicio ha cambiado completamente. Tanto es así que, incluso niveles bajos de actividad acumulados a lo largo del día pueden ser igualmente beneficiosos tanto para la salud física y mental como para la pérdida de peso o el mantenimiento de un peso corporal saludable.
Esta concepción abre un panorama de múltiples posibilidades que podés aprovechar allí mismo donde estás: en tu casa, en la calle o en el trabajo, y en cualquier momento del día.
Para llevar una vida más activa lo único que necesitás es sumar pequeños cambios, algo que te ayudará a derribar el mito más grande contra el movimiento: creer que únicamente los niveles exigentes de actividad son “aceptables”.
Para que esto sea posible, la clave es transformar tu idea del ejercicio, especialmente si hasta ahora lo asociaste con el tedio o la rutina, y convertirlo en una actividad que te reconforte y te haga sentir mejor.
Para dar el primer paso, conocer los beneficios de mantenerse activo es tan importante como aprender a sortear sus barreras, salir del sedentarismo o aumentar tu movimiento. Todo ello te permitirá establecer objetivos reales para ponerte en marcha y medir tus progresos.
BENEFICIOS
Llevar una vida activa aumenta la aptitud física, brinda un aspecto más saludable y ayuda a:
- Evitar o retrasar la manifestación de enfermedades.
- Reforzar la salud presente.
- Prolongar la vida y la calidad de los años vividos.
La actividad física regular es uno de los pilares que permiten controlar muchas enfermedades y disminuir el riesgo de complicaciones asociadas. El ejercicio regular mejora la capacidad intelectual, la productividad laboral, la vida sexual y el bienestar emocional. Son tantos los beneficios que el ejercicio actúa como una verdadera “poli píldora” ya puede prevenir veintiséis patologías ya estudiadas.
Entre sus múltiples beneficios se destaca su acción positiva sobre:
Afortunadamente no necesitás entrenar para una maratón para obtener todas estas ventajas sobre el cuerpo y la mente. Combatir el sedentarismo moviéndote durante 5 minutos por cada hora que permanecés sentado es un excelente comienzo.
Desde el 2002, cada 6 de abril se conmemora el Día Mundial de la Actividad Física y el Deporte. La Organización Mundial de la Salud instauró esta fecha para promover una vida más activa bajo el lema «Muévete por la salud».
Los principios de la alimentación saludable son bien conocidos, y todo el mundo sabe que el ejercicio es beneficioso. Pero suponer que el conocimiento puede superar un ambiente obesogénico es un pensamiento mágico.
¿Hay solución? Sí: descubrir cómo adaptarnos mejor y sacar el máximo provecho con un “plan B” sostenible y al alcance de todos. Para lograrlo, es indispensable hacer del movimiento parte de nuestra vida cotidiana.
Fuentes:
- La alimentación inteligente, Dr. Alberto Cormillot. Ediciones B (2022)
- Pasaporte para Vivir Mejor (2022)
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