Por qué los corredores amateur deben proteger sus extremidades inferiores y cuáles son las señales para consultar al traumatólogo
Un día aceptaste la propuesta de ese amigo que tanto insistió en que lo acompañes a correr. El ritmo inicial lo marcó tu sedentarismo del último tiempo… pero semana a semana fuiste conquistando metros y segundos hasta que un día te levantaste con un dolor en la rodilla que no te permitía la flexión.
Según un estudio del Consejo Superior de Deportes (CSD) casi el 50% de los deportistas aficionados no se realiza un chequeo médico antes de empezar. Ignorando su estado de salud, se largan a correr aumentando el riesgo de lesiones, siendo las rodillas una de las partes más afectadas.
Al conjunto de afecciones ubicadas en dicha articulación se las conoce como “rodilla de corredor”.
CAUSAS
La «rodilla de corredor» puede ser consecuencia de:
- Traumatismo. Caerse sobre las rodillas o golpearse puede dislocar la rótula o desplazarla lo que hace que se deslice de manera incorrecta por el surco femoral.
- Falta de entrenamiento, entrenamiento excesivo o sobrecarga. La flexión continua de la rodilla puede irritar los nervios que rodean la rótula y distender los tendones provocando dolor.
- Desalineación. Cuando la rótula está desalineada, correr o andar en bicicleta pueden desgastar el cartílago y producir dolor e irritación.
- Músculos débiles o contracturados. Esta situación puede aplicar presión excesiva en la rodilla al correr y el tendón del cuádriceps débil produce desalineación de la rótula.
- Problemas del pie. El pie plano puede estirar los músculos y los tendones de la pierna y causar dolor en la rodilla.
SÍNTOMAS
- Sensibilidad o dolor a ambos lados de la rótula, generalmente hacia el centro o la parte posterior de la rodilla donde se juntan la rótula y el fémur.
- Inflamación.
- Sensación de chasquido o de que la rodilla está fallando.
Si pasa un tiempo sin tratar, esta afección puede dañar el cartílago de la rodilla y acelerar la aparición de artritis.
DIAGNÓSTICO
Frente a la presencia de dolor o inflamación el traumatólogo revisará la alineación de la rótula, el muslo, la parte inferior de la pierna y la amplitud de movimiento. También buscará señales de sensibilidad o luxación en la rótula. Además, puede pedir una radiografía o resonancia magnética para descartar algún daño en la estructura de la rodilla o en los tejidos conectados a ella.
TRATAMIENTO
El tratamiento a seguir depende del problema específico que ocasiona el dolor.
En cualquier caso, rara vez requiere cirugía y suele curarse con los siguientes cuidados:
- Interrumpir cualquier actividad hasta que el dolor desaparezca.
- Emplear la fórmula “DICE” cuanto antes:
- DESCANSO.
- HIELO. El frío reduce la inflamación.
- COMPRESIÓN. Venda elástica o rodillera ajustada con abertura para dejar libre a la rótula.
- ELEVACIÓN. En posición de reposo, elevar la rodilla a una altura por arriba del nivel del corazón.
- Tomar antiinflamatorios para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Realizar ejercicios de elongación y fortalecimiento cuando el dolor y la inflamación disminuyan.
Si la causa del dolor es tener pie plano, el traumatólogo te prescribirá plantillas ortopédicas.
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