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    Iodo

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    Micromineral que participa en los procesos de desarrollo y crecimiento. El organismo lo utiliza para generar la hormona tiroidea llamada tiroxina, que regula la utilización de la energía y promueve el desarrollo y crecimiento de todo el organismo, inclusive el cerebro. La glándula tiroides atrapa y acumula iodo desde la sangre para fabricar la hormona tiroidea.

    El iodo está presente en pescados de mar, mariscos, sal (actualmente todas las marcas y tipos de sal deben tener iodo agregado) y, en menor cantidad, en lácteos y cereales.

    Recomendación diaria

    Se necesitan 150 mcg/día de iodo para que la glándula tiroides funcione correctamente, cantidad que se cubre simplemente con la sal que se le agrega a los alimentos o la que está presente en el agua que se bebe. Durante el embarazo la recomendación aumenta a 220 mcg/día y durante la lactancia, a 290mcg/día.

    Consumo insuficiente

    Cuando la ingesta de iodo es deficiente la glándula tiroides se agranda con la intención de captar más cantidad de iodo de la sangre para fabricar tiroxina. Esta hormona ayuda a quemar la energía, y por lo tanto su falta puede generar aumento de peso. El agrandamiento de la tiroides se denomina bocio, que si es importante puede presionar la tráquea y generar problemas respiratorios.

    La deficiencia de iodo durante los primeros meses de embarazo pueden generar en el bebé disminución de la talla y retraso mental por cretinismo, una condición que era bastante corriente antes de que se implementara la fortificación de la sal con iodo.

    Consumo en cantidades excesivas

    Curiosamente, el bocio también puede desarrollarse cuando se consumen cantidades excesivas de iodo, ya que se inhibe la síntesis de hormona tiroidea a través de la glándula. Esto podría suceder en personas que consumen diariamente algas marinas. La ingesta máxima tolerada es de 1100 mcg/día para los adultos.

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