Comer en forma desordenada nos hace consumir más. Picamos lo primero que encontramos, comemos a cualquier hora y, encima, terminamos el día con hambre. Aquí tiene algunos consejos para armar una rutina
Para trabajar con mayor eficacia y cumplir nuestros objetivos todos necesitamos algunas rutinas durante el día. Nuestro metabolismo también. Ordenar nuestra alimentación y darle un ritmo a las ingestas lo ayuda a trabajar con más eficiencia y a prevenir el aumento de peso.
Tener una alimentación desordenada nos hace comer más, no sólo porque picoteamos más comidas que ni siquiera registramos, sino también porque saltear comidas hace que lleguemos con más hambre al final del día.
1) Desayunar es algo más que tomar un té, café o mate: las infusiones no aportan prácticamente ningún nutriente. Como ideal, el desayuno debe incluir alimentos de al menos cinco de los grupos básicos: lácteos, cereales, frutas, azúcares y grasas. Si usted no tiene hambre por la mañana incluya al menos dos de estos grupos. Frutas, lácteos y cereales -como el pan- son los más recomendados. Este desayuno le dará energía y terminará haciendo que su almuerzo sea más frugal.
2) Es importante programar día por día los momentos de la semana para las comidas y colaciones. Al darles un tiempo y un lugar les damos un sentido dentro de nuestra alimentación.
3) Si nos encontramos enfrascados en alguna actividad que no nos permite comer en casa, en un restaurante o pidiendo al delivery en la oficina, conviene comer de todos modos, aunque sea una fruta o dos galletitas. Esto ayuda a mantener el ritmo metabólico.
4) Al momento de pensar en snacks, trate de mantener un equilibrio entre los más saludables (como las barritas de cereal, alfajores de arroz, turrones de quiosco, chocolates pequeños o galletitas bañadas en chocolate) y los gustos, como las golosinas.
5) Nunca es tarde para cambiar el orden de su alimentación. Una buena forma de empezar a hacerlo es llevar un diario de comidas durante una semana. Anote todo lo que comió en el día, las cantidades, en qué momento comió y qué sentía mientras lo hacía (por ejemplo: estrés, hambre, aburrimiento, cansancio, etc.) Al final de la semana tendrá un mapa de sus hábitos alimentarios y una buena guía para empezar a cambiar.
6) Trate de dormir ocho horas: eso ordenará el reloj biológico de su cuerpo y ayudará a que no aumente de peso por falta de sueño.
7) No lleve el paquete de galletitas a la mesa del estudio o a la oficina. Sírvase la porción que va a comer (o la que indica el envase) y disfrute de su sabor en el momento de descanso.
Fuente: Del libro La comida no engorda. ¿Por qué engordamos nosotros?, de Adrián Cormillot, médico clínico con orientación en enfermedades crónicas y director del Centro de Educación e Investigación en Diabetes, Obesidad y Nutrición.