Una de las situaciones más frecuentes y difíciles de controlar es comer acompañado, ya sea con amigos o familiares siendo esta última la más habitual en tiempos de cuarentena. Pautas para no excederse con una guía fácil para disfrutar de la compañía (y de la comida, también)
En ocasiones, cuando hay comida de por medio, la presencia de amigos o extraños puede inhibirnos. Por ejemplo: si en una reunión nadie más come, nos da vergüenza servirnos otra factura. Lo mismo ocurre cuando compartimos una comida con alguien a quien queremos impresionar, como un jefe o una futura pareja. Algunas chicas, por ejemplo, comen muy poco si el resto de las mujeres en la reunión son más delgadas.
Sin embargo, de acuerdo a algunas investigaciones, lo más frecuente es que cuando estamos con amigos o familiares comamos más que cuando estamos solos, y la cantidad de alimento consumida aumenta proporcionalmente al número de comensales.
Este fenómeno se da en cualquier momento del día, durante la semana, el fin de semana, en la casa o en el restaurante. Si estamos acompañados:
- Prestamos atención a la conversión y nos olvidamos de la comida. ¿Fueron dos o tres las porciones de pizza? ¿Y los vasos de cerveza? ¿Era tan chica la porción de postre como pensó al comienzo? ¿Por qué no saca la cuchara del pote de helado si ya terminó su bol?
- Las comidas son más largas y las sobremesas, interminables. A diferencia de la forma en que solemos comer durante el resto del año (excepto en vacaciones), el ritmo impuesto por este aislamiento preventivo posibilita otro factor: mientras más tiempo pasamos sentados frente a la comida, más comemos.
- La insistencia está a la orden del día. La escena de la madre o la abuela que sencillamente no acepta un “no” como respuesta puede repetirse todo el día: “¿Cómo que ya terminaste? ¡Comé un poquito más!”.
- El picoteo puede ser permanente. Frente a la ansiedad o la preocupación, actúa la comida como válvula de escape.
Estos casos pueden representar, en muchos casos, una ingesta de hasta el doble de calorías en el día.
¿Estamos condenados al fracaso? ¡Claro que no! Poner en práctica las pautas que siguen a continuación y renovar el compromiso (tal vez delineando nuevos objetivos que se ajusten a la realidad que abruptamente y sin elección, aunque con valentía, estamos atravesando) pueden ser parte de su baúl de estrategias que, con perseverancia y decisión, lo lleven hacia el éxito.
SIETE CLAVES PARA PONER EN PRÁCTICA
- Que participar de la charla animada no lo distraiga de cuánto comió y cuánto quiere comer.
- Use platos medianos o chicos. La porción será menor, pero parecerá más grande.
- Las personas que usan vasos anchos se sirven más que los que usan vasos largos. Si tiene problemas para controlar el consumo de bebidas alcohólicas conviene usar los últimos. Antes de empezar a beber pruebe algún bocado; no conviene beber con el estómago vacío. Además, si está siguiendo un plan para bajar de peso recuerde que el alcohol desinhibe, aporta calorías “vacías” (sin nutrientes) y relaja el control sobre la comida.
- Lleve un registro de alimentación por adelantado. Si anota ANTES de comer no solo planificará la ingesta del día, sino que tendrá un guion al que ajustarse en caso de tentarse con otros alimentos o con una segunda porción.
- Recuerde que la variedad de alimentos puede hacer que comamos más porque siempre querremos probar un poco de cada cosa. Esto es especialmente cierto si la convivencia de la cuarentena obliga, por ejemplo, a tener a mano golosinas, galletitas y alfajores porque hay chicos en casa. Aunque tampoco son opciones convenientes para que ellos ingieran a diario, usted puede guardar lo que le resulta tentador en envases opacos, fuera de su vista, en la parte de atrás de la alacena o en estantes altos.
- Aprenda a decir “no, gracias” si realmente no quiere o no necesita más comida. Decirlo con firmeza y sin enojo suele ser suficiente para transmitir el mensaje. Y si insisten… ¡insista en la respuesta usted también!
- En general es preferible retirar los platos una vez que se termina de comer. Si, durante la sobremesa y con el cafecito, en su familia tienen el hábito de comer algo dulce, por ejemplo, puede optar por ir a otro espacio de la casa o compartir el momento con alguna opción dulce dentro de su plan. Planifique sus ingestas de acuerdo a la rutina de estos días especiales.