En este trastorno de la alimentación, la genética, la presión sociocultural, el tipo de personalidad y el entorno se combinan peligrosamente. Te contamos sus causas y cómo es posible detectarlo y tratarlo a tiempo; y compartimos un video donde el doctor Adrián Cormillot enfatiza en la importancia de la comunicación y el apoyo familiar
Aunque la anorexia nerviosa es una enfermedad típica de nuestros días, las primeras descripciones de esta afección fueron hechas por el doctor Morton, en 1694, y el término ya fue empleado por el médico británico William Gull en el siglo 19.
“Anorexia” significa, literalmente, “pérdida de apetito”, y el adjetivo “nerviosa” se refiere a que en su comienzo se creía que se trataba únicamente de un trastorno psicológico. Hoy se sabe que los pacientes anoréxicos padecen hambre, aunque se autoimponen un sacrificio en honor al cuerpo ideal.
Más tarde se consideraron los factores metabólicos y desde hace tiempo se consideran, además, otros ejes que interactúan y propician el desarrollo de este trastorno (ver “Causas”).
«La anorexia nerviosa se caracteriza por una búsqueda incesante de la delgadez, un miedo patológico a la obesidad, una imagen corporal distorsionada y la ingesta restringida conforme a las exigencias, lo cual provoca una pérdida de peso significativa». (DSM IV)
A QUIÉNES AFECTA
Como el resto de los desórdenes de la alimentación, la anorexia afecta principalmente al sexo femenino. De hecho se calcula que alrededor del 90% de las personas afectadas son mujeres, en tanto solo un 10% corresponde al sexo masculino haciendo pensar que la mujer es mucho más vulnerable que el hombre a las presiones de la belleza y el cuerpo ideal; factores que, sin duda, tienen un papel fundamental en el desarrollo de esta enfermedad.
Cuando a la influencia sociocultural se suman componentes de orden genético, familiar o psicológico que puedan predisponer al desarrollo de los desórdenes alimentarios, se constituye un rasgo de personas cuya relación con la comida puede estar alterada; es decir: aun teniendo acceso a una alimentación saludable le atribuyen consecuencias indeseables y entablan una lucha con ella.
Con respecto a la edad de inicio, es posible generalizar diciendo que suelen presentarse al comienzo de la adolescencia o al fin de la misma, aunque desde hace tiempo este umbral se está modificando ya que aumentaron los casos de niñas de entre 8 y 10 años e incluso mujeres adultas con señales de anorexia (estas últimas suelen tener antecedentes como por ejemplo el tomar diuréticos para adelgazar o recurrir a ayunos con el mismo fin).
Según datos de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA), entre un 10 y un 15% de la población argentina tiene algún trastorno alimentario.
CAUSAS
Aunque no se conocen todos los mecanismos que intervienen, es posible afirmar que la anorexia es multifactorial. Es decir, en su desarrollo influyen…
- Una cierta predisposición genética
- La presión sociocultural
- Una personalidad muy exigente
- La presencia de:
- Trastornos del estado de ánimo
- Situaciones de estrés
- Conflictos familiares
Los genes cargan la pistola y el medioambiente tira del gatillo.
SEÑALES DE ALERTA
Los desórdenes alimentarios pueden comenzar con dietas monitoreadas o autoimpuestas que en un comienzo pueden ser buenas o bien intencionadas.
Más allá de esto, el principal síntoma de este desorden es el profundo deseo de adelgazar, para lo cual se incurre en dietas restrictivas.
Y si bien el término “anorexia” hace referencia a la falta de hambre, quienes la padecen generalmente sienten deseos de comer, pero lo controlan con extremada rigidez y recién en estadios avanzados de la enfermedad pierden el apetito.
El rechazo a la comida es otro rasgo, que puede ser consecuente con una búsqueda obsesiva de delgadez o con la percepción distorsionada del propio cuerpo.
Otros criterios utilizados para el diagnóstico son lo que establece la psiquiatría internacional a través del DSM IV; entre ellos…
Resistencia a mantener un peso corporal igual o por encima del valor mínimo estipulado para su talla, sexo y edad.
Este criterio muestra claramente no sólo que la anorexia se acompaña de una excesiva pérdida de peso sino que, además, la persona que padece esta enfermedad desea perder peso y estar delgada, para lo que planea conscientemente sus métodos para adelgazar: restringe comidas y cuando come evita todo tipo de alimentos ricos en grasa; suele realizar actividad física intensa con el objetivo de quemar calorías.
Intenso placer ante la idea de verse delgada y profundo temor a aumentar de peso incluso estando varios kilos por debajo de su peso ideal.
Es decir: a pesar de tener un peso por debajo del normal, viven obsesionadas por el peso y este miedo no tiene una base real.
Percepción distorsionada de la forma y el tamaño de su propio cuerpo y negación de la gravedad que implica su bajo peso corporal para la salud.
Suelen percibir su propio cuerpo (o algunas partes) como “demasiado grandes”. Por lo centran la atención en el abdomen, las mamas, la cola o los muslos y, a pesar de haber perdido peso, insisten en que esas zonas siguen siendo voluminosas (cuando en realidad no lo son).
Ausencia de más de 3 períodos menstruales consecutivos -amenorrea-.
Esta alteración se presenta en estadios avanzados de la enfermedad.
Otras señales son:
- Constipación
- Caída del cabello
- Crecimiento del vello fino en el cuerpo
- Pulso enlentecido
- Depresión
- Cambios repentinos de carácter
La persona que padece anorexia nerviosa siente temor a volverse obesa y presenta aversión a los alimentos. Esta enfermedad tiene la tasa de muerte más alta de cualquier trastorno mental.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
La detección precoz de la enfermedad es fundamental; y aunque en ocasiones los trastornos de la alimentación pueden pasar desapercibidos en sus primeras etapas, existen actitudes que pueden permitirle al entorno más cercano sospechar su presencia y favorecer la consulta con el médico.
Algunas son las actitudes relacionadas con la comida, mirarse constantemente al espejo, mostrar excesiva preocupación por la ropa y el peso corporal.
Luego de este primer paso, el diagnóstico final necesita de un abordaje que incluya las siguientes áreas:
*Médica: evaluación clínica y endocrinológica del paciente y una orientación con los pasos a seguir en el tratamiento.
*Nutricional: evaluación del estado nutricional, la conducta alimentaria y el correspondiente armado del plan de alimentación de acuerdo a sus necesidades particulares.
*Psicológica: entrevista psicológica con diversos test según los requerimientos de cada caso.
A continuación será posible diseñar el tratamiento personalizado que, en líneas generales, debe estar integrado por:
*Tratamiento psicológico individual y/o grupal.
*Terapia familiar.
*Educación nutricional.
*Reorganización del movimiento.
*Supervisión médica permanente.
Recuperarse de la anorexia es posible.
La prevención dependerá en gran medida del diálogo familiar y la alerta escolar, herramientas indispensables para favorecer hábitos saludables desde la infancia. Estar atento es fundamental, ya que las complicaciones de los desórdenes de la alimentación pueden incluir problemas cardiacos, fallas renales, pérdida de masa ósea y desnutrición, entre otras.

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