Cada 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios, afecciones graves que se relacionan con la conducta alimentaria y pueden afectar negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Te contamos sus causas y señales para que prestes atención
La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas que pueden poner seriamente en riesgo la salud.
CAUSAS
Se desconoce la causa exacta de los trastornos de la alimentación. Al igual que con otras enfermedades mentales, puede haber muchas causas, por ejemplo:
Genética y biología. Algunas personas pueden tener genes que aumenten su riesgo de presentar trastornos de la alimentación. Los factores biológicos, como cambios en las sustancias químicas del cerebro, pueden tener una función en este sentido.
Salud psicológica y emocional. Las personas con trastornos de la alimentación pueden tener problemas psicológicos y emocionales que contribuyen al trastorno; por ejemplo: autoestima baja, perfeccionismo, comportamientos impulsivos y relaciones problemáticas.
FACTORES DE RIESGO
Las adolescentes y las mujeres jóvenes son más propensas que los adolescentes y los hombres jóvenes a tener anorexia o bulimia; sin embargo, los hombres también pueden tener trastornos de la alimentación.
Aunque pueden ocurrir en un intervalo de edad amplio, suelen manifestarse durante la adolescencia y poco tiempo después de cumplir 20 años.
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de tener un trastorno de la alimentación, entre ellos:
Antecedentes familiares. Hay una probabilidad significativamente mayor de que los trastornos de la alimentación ocurran en las personas cuyos padres o hermanos hayan presentado un trastorno de este tipo.
Otros trastornos de salud mental. Las personas con un trastorno de la alimentación suelen tener antecedentes de trastorno de ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo.
Dieta y hambre. Estar a dieta es un factor de riesgo de padecer un trastorno de la alimentación. El hambre afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de ánimo, la rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la reducción del apetito. Existen pruebas contundentes de que muchos de los síntomas de un trastorno de la alimentación en realidad son síntomas de hambre. El hambre y el adelgazamiento pueden cambiar la manera en la que funciona el cerebro en personas vulnerables, lo cual puede perpetuar las conductas alimentarias restrictivas y dificultar el regreso a los hábitos alimentarios normales.
Estrés. Ya sea que te vayas a la estudiar o trabajar a otra provincia o país, te mudes, consigas un nuevo empleo o tengas un problema familiar o de relación, los cambios pueden generar estrés, lo que tal vez aumente tu riesgo de tener un trastorno de la alimentación si sos una persona propensa.
SEÑALES
Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno alimentario compulsivo.
Las señales varían en función del tipo de trastorno de la alimentación.
A menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal.
Las personas con anorexia:
- hacen todo lo posible por controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante la salud y las actividades cotidianas;
- limitan en exceso la ingesta de calorías, o
- usan otros métodos para bajar de peso: ejercitar de forma desmesurada, tomar laxantes o suplementos dietéticos, o vomitar después de comer.
- sus esfuerzos para bajar de peso, incluso cuando el peso corporal es bajo, pueden causar problemas de salud graves al punto de morirse de hambre.
Llamada frecuentemente «bulimia», es un trastorno de la alimentación grave y potencialmente mortal.
La persona que padece bulimia:
- tiene episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control sobre su alimentación,
- restringen lo que comen durante el día, lo que suele causar más episodios de atracones y purgas,
- durante estos episodios suelen consumir una gran cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego intentar deshacerse de las calorías extra de una manera poco saludable:
- provocarse vómitos,
- ejercitarse desmesuradamente, o
- usar otros métodos, como los laxantes, para deshacerse de las calorías.
Si tenés bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción. En cualquier caso podés tener un peso normal o, incluso, un poco de sobrepeso.
Trastorno alimentario compulsivo
Este trastorno se caracteriza por la ingesta de comida en exceso (atracón) y la sensación de pérdida de control sobre lo que come.
La persona con trastorno alimentario compulsivo:
- puede comer con rapidez o consumir más alimentos de los que tenía pensado, incluso cuando no sienta apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirse demasiado lleno;
- después de un atracón puede sentir culpa, enojo o vergüenza por la conducta y por la cantidad de alimentos consumidos;
- no intenta compensar esta conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona bulímica o anoréxica;
- la vergüenza puede provocar que coma solo para ocultar sus atracones.
Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo menos una vez a la semana.
En cualquier caso podés tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.
CUÁNDO CONSULTAR AL MÉDICO
Lamentablemente, muchas personas que sufren trastornos de la alimentación pueden creer que no necesitan tratamiento. Sin embargo, un trastorno de la alimentación puede ser algo difícil de controlar o de superar solo y de hecho sin ayuda estas enfermedades pueden tomar el control de tu vida.
Si tenés alguno de estos problemas, o creés tener un trastorno de la alimentación, buscá ayuda médica o pedile a un ser querido que busque tratamiento.
Si estás preocupado por un ser querido, pedile que hable con un médico. Aunque no esté listo para reconocer que tiene un problema con la comida, podés iniciar el camino expresando tu preocupación y tu deseo de escuchar.
Prestá atención a los hábitos de alimentación y a las creencias que pueden indicar conductas poco saludables, así como a la presión de grupo que puede desencadenar los trastornos de la alimentación.
Las señales de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen las siguientes:
- Omitir comidas o poner excusas para no comer
- Adoptar una dieta vegetariana demasiado restrictiva
- Centrarse excesivamente en la alimentación saludable
- Prepararse los alimentos, en lugar de comer lo que la familia come
- Alejarse de las actividades sociales normales
- Preocuparse o quejarse continuamente por estar gordo y hablar sobre cómo bajar de peso
- Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
- Comer reiteradamente grandes cantidades de dulces o de alimentos con alto contenido de grasas
- Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso
- Ejercitarse en exceso
- Tener callosidades en los nudillos por provocarse los vómitos
- Tener problemas de pérdida del esmalte dental, un posible signo de vómitos reiterados
- Ir al baño durante las comidas
- Durante una comida o refrigerio, comer una cantidad mucho mayor de lo que se considera normal
- Expresar depresión, enojo, vergüenza o culpa respecto de los hábitos de alimentación
- Comer a escondidas
Si te preocupa que tu hijo pueda tener un trastorno de la alimentación, hablá con su médico. Si es necesario, buscá un especialista en trastornos de la alimentación.
COMPLICACIONES
Los trastornos de la alimentación pueden causar diversas complicaciones, algunas de las cuales son potencialmente mortales.
Además de tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada, pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.
Cuanto más grave sea o más dure el trastorno de la alimentación, más probable es que presentes complicaciones como las siguientes:
- Depresión y ansiedad
- Pensamientos o conductas suicidas
- Problemas con el crecimiento y el desarrollo
- Problemas sociales y en las relaciones
- Trastornos de consumo de sustancias
- Problemas laborales y escolares
- Muerte
Con tratamiento, es posible volver a tener hábitos alimentarios saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.
PREVENCIÓN
Si bien no hay una manera segura de prevenir estos trastornos, a continuación te damos algunas estrategias para ayudar a que tu hijo forme conductas alimentarias saludables:
Evitá hablar de dieta cuando estés delante suyo. Los hábitos alimentarios familiares pueden influir en las relaciones que los niños tienen con los alimentos. Comer juntos te da la oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los inconvenientes de hacer dietas restrictivas y estimula la alimentación equilibrada con porciones razonables.
Hablá en familia del tema. Por ejemplo, hay numerosos sitios web que promocionan ideas peligrosas, como considerar la anorexia como una elección de estilo de vida en lugar de considerarla un trastorno de la alimentación. Es fundamental que corrijas toda percepción equivocada como esta y que hables con tu hijo sobre los riesgos de hacer elecciones alimentarias poco saludables.
Cultivá y reforzá una imagen corporal saludable sin importar la forma o el tamaño. Hablá con tu hijo acerca de la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole que las formas de los cuerpos pueden variar. Evitá criticar tu cuerpo delante de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a construir una autoestima y una resiliencia saludables que ayudarán a los niños a afrontar los períodos difíciles de la adolescencia.
Buscá ayuda médica. En los controles de rutina del niño sano, los médicos pueden identificar indicadores tempranos de un trastorno de la alimentación. Por ejemplo, en las citas médicas de rutina, pueden preguntarles a los niños acerca de sus hábitos alimentarios y si están satisfechos con su aspecto. Estas consultas deben incluir controles de los percentiles de estatura y peso, y del índice de masa corporal, que puede alertarlos a ti y al médico de tu hijo acerca de cualquier cambio significativo.
Si notás signos de un trastorno de la alimentación en un familiar o un amigo, considerá hablar con la persona sobre tu preocupación por su bienestar. Si bien puede que no seas capaz de evitar que sufra un trastorno de la alimentación, comunicarte con compasión puede alentar a la persona a buscar tratamiento.
Fuente: Clínica Mayo
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