La risa puede ser una gran aliada para transitar mejor los tiempos difíciles que ponen a prueba nuestro estado de ánimo
Platón sostenía que la risa solo demostraba la maldad y el disparate, y que lo que hace a una persona risueña es la ignorancia sobre sí misma; también creía que era un mal ejemplo mostrar personas riendo incluso en las comedias y la literatura.
Para Aristóteles la risa y las bromas eran fuente de un excesivo placer en las personas que quizá los legisladores debían prohibir.
Las historias antigua y medieval relatan posturas donde la risa se asocia a la pérdida del buen juicio y del buen gusto, a lo vulgar y pasional, a la burla. En suma: una conducta que debía ser reprimida.
No fue hasta los siglos 17 y 18 que, de la mano de las comedias teatrales, comienza una defensa de la risa, del humor y de la capacidad de provocarlo en contraposición a las teorías que antes la miraban de reojo.
Con el tiempo, la risa fue conquistando un lugar preferencial del que no gozó en toda la historia, hasta llegar a Mark Twain afirmando que «La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa» y otras expresiones como la que sostiene la popular canción de Peret, el cantautor español de origen gitano: “Es preferible… reír que llorar, y así la vida se debe tomar, los ratos buenos hay que aprovechar, si fueron malos mejor olvidar”.
BENEFICIOS COMPROBADOS
Numerosas investigaciones revelaron los notables beneficios de la risa (cuyo Día Mundial se celebra cada primer domingo de mayo) sobre el bienestar físico y emocional a partir de los cuales se formó una corriente terapéutica que la tiene como principal protagonista para el tratamiento de diversas dolencias: la risoterapia.
Espontánea o provocada (existen clubes donde se aprende a generar risotadas), si bien aquella que sale de adentro parece tener una fuerza incomparable (seguramente experimentaste esa risa a carcajadas que te deja exhausto y secándote las lágrimas), lo cierto es que el cerebro no distingue su origen, por lo que reírse “a propósito” para obtener los beneficios también es saludable.
La risa, por sus componentes bioquímicos, es un antídoto natural para combatir el estrés.
BENEFICIOS EMOCIONALES
- Activa áreas corticales encargadas de las relaciones interpersonales. Por eso, mejora nuestras relaciones sociales, la convivencia y el trabajo en equipo y promueve la unión de los grupos, favorece la integración y el sentido de pertenencia.
- Eleva las sustancias neurotransmisoras y parece impactar en la disminución de la enfermedad de Alzheimer.
- Combate el estrés y la depresión al reducir las hormonas vinculadas como el cortisol, por ejemplo, y generar:
- Endorfinas: conocidas como “hormonas de la felicidad”.
- Dopamina: neurotransmisor asociado a la agilidad mental al mejorar las conexiones neuronales.
- Serotonina y adrenalina: hormonas que contribuyen al bienestar físico.
Además, el que ríe…
- Agrega alegría y entusiasmo a su vida.
- Alivia la ansiedad y aleja el miedo.
- Mejora el estado de ánimo y genera optimismo.
- Aumenta su resistencia emocional frente a la adversidad.
- Ayuda a resolver conflictos.
La contracción de los músculos de los ojos y de la boca al reír hace que el cerebro reciba el mensaje y libere endorfinas. Si podés sostener la risa se producirá un torrente de neuroquímicos del bienestar que calmarán tu cerebro y en apenas unos minutos te harán sentir mejor y con una perspectiva más optimista. ¿Habrá cambiado algo de la situación que estás atravesando? Sí, tu actitud, imprescindible para todo proceso de sanación.
BENEFICIOS FÍSICOS
- Tiene efecto analgésico: el movimiento muscular de la risa genera un estímulo eléctrico que se trasmite a los nervios sensitivos, los que a su vez transmiten el impulso a la hipófisis (cerebro). Como resultado, esta libera endorfinas -hormonas de acción analgésica natural- que provocan una sensación de bienestar generalizado.
- Activa el trabajo muscular: una carcajada sostenida activa unos 400 músculos, incluidos los de la cara y la región abdominal.
- Protege el corazón: limpia las paredes arteriales, favorece la eliminación del colesterol malo (LDL), controla la presión arterial y mejora la circulación.
- Favorece la digestión: provoca un masaje interno a nivel del diafragma y de los intestinos que estimula el proceso digestivo y combate el estreñimiento.
- Mejora la circulación: relaja los músculos de las paredes de las arterias y ayuda a controlar la hipertensión.
- Estimula la actividad pulmonar: mejora la capacidad respiratoria al favorecer el ingreso del doble de aire en los pulmones, lo que además impacta en la salud de la piel y de los órganos por una mejor oxigenación, ayuda a mejorar el control del asma, dilata los bronquios y aumenta el volumen respiratorio.
- Refuerza las defensas: aumenta la cantidad de citoquinas, inmunoglobulinas y otras sustancias protectoras, favorece la eliminación de toxinas y genera más anticuerpos fortaleciendo nuestro sistema inmunológico.
- Limpia los lagrimales: sobre todo cuando llorás de la risa.
- Elimina tensiones: su efecto vibratorio es un excelente masaje corporal y estira la columna vertebral y las cervicales eliminando tensiones acumuladas.
- Combate el insomnio: reírse a carcajadas antes de dormir favorece la sensación de bienestar y provoca una fatiga física positiva.
CLAVES PARA REÍR A DIARIO
Aprovechar sus beneficios depende de cuánto rías cada día. Se calcula que los chicos de entre 7 y 10 años ríen unas 300 veces por día y que los adultos lo hacemos alrededor de 80 como máximo.
Para acercarnos al podio infantil, es necesario reír en cada oportunidad que se presente. Y si la risa no viene sola, salir a su encuentro. ¿Cómo?
- Sonreí más, sin distinciones: es la antesala de la risa, genera una retroalimentación positiva y favorece un clima distendido.
- Rodeate de un entorno que multiplique tus oportunidades de reír: personas divertidas, contagiosas, creativas, entusiastas. Tanto en forma presencial como virtual, compartí tiempo con quienes tienen buen humor o están predispuestas a un encuentro optimista.
- Mirá películas, series divertidas o videos en YouTube. Además de las comedias actuales no pierdas oportunidad de disfrutar de los clásicos: desde Los tres chiflados hasta las de Chaplin. Los videos de bebés y niños riendo, las mascotas y los bloopers pueden ser de ayuda.
- Leé chistes en internet o libros de humor. Tres libros que podés descargar en PDF: Memorias de un amante sarnoso (Groucho Marx), ¡Noticia bomba! (Evelyn Waugh), Cuentos sin plumas (Woody Allen).
- Apagá la televisión. Aunque no se trata de evitar la realidad, estar pendiente de las malas noticias reduce la posibilidad de reírse más.
- Reíte de vos mismo. Errores, deslices, confusiones, actos torpes… explotá estas experiencias como una oportunidad para soltar la carcajada.
- Mirate al espejo… ¡y reí! Frente al espejo, forzá una sonrisa o una carcajada. Para provocarla probá haciendo morisquetas, sacá la lengua, abrí los ojos al máximo, hacé guiños y caras raras. Como la risa es contagiosa, mirarnos reír también lo es.
- Propiciá momentos de juego y diversión. El juego es una actividad placentera que ayuda a conectar con nuestro niño interior. Jugando nos desinhibimos y dejamos fluir la imaginación y las emociones, por eso es un excelente motor para favorecer momentos de risa.
- No temas al absurdo. Usá disfraces con lo que tengas en casa: una sábana de capa, el palo de escoba de espada. Si hay niños, será una experiencia estimulante e inolvidable.
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