Recuperarse de un trastorno alimentario es posible y necesario, ya que sin atención pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades. Te contamos en qué consisten su diagnóstico y tratamiento
Los trastornos de la alimentación se diagnostican según los signos, los síntomas y los hábitos de alimentación.
Si el médico sospecha que tenés un trastorno de la alimentación, es probable que te haga un examen y que solicite pruebas que ayuden a precisar un diagnóstico.
Por lo general, las evaluaciones y las pruebas comprenden las siguientes:
Exploración física. Probablemente el médico te hará un examen para descartar otras causas médicas que expliquen tus problemas de alimentación. También puede indicarte análisis de laboratorio.
Evaluación psicológica. Es probable que te haga preguntas sobre tus pensamientos, sentimientos y hábitos alimentarios. También pueden pedirte que completes cuestionarios de autoevaluación psicológica.
Otros estudios. Sirven para comprobar si tenés complicaciones relacionadas con el trastorno de la alimentación.
Tu médico también puede utilizar los criterios de diagnóstico que se describen en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5) publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría).
TRATAMIENTO
El tratamiento de un trastorno de la alimentación generalmente incluye un enfoque de equipo.
Por lo general, en el equipo participan médicos de cabecera, profesionales de salud mental y nutricionistas, todos con experiencia en trastornos de la alimentación.
El tratamiento depende del tipo específico de trastorno de la alimentación; pero, en general, suele incluir educación sobre alimentación, psicoterapia y medicamentos.
Si tu vida está en riesgo, es posible que necesites una internación inmediata.
Alimentación saludable. Sin importar tu peso, los miembros del equipo pueden diseñar un plan para ayudarte a adquirir hábitos alimentarios saludables.
Psicoterapia. Puede enseñarte cómo reemplazar los hábitos poco saludables por aquellos que son saludables. Esto puede comprender lo siguiente:
- Terapia familiar. Tratamiento basado en la evidencia para los niños y los adolescentes que tienen trastornos de la alimentación. La familia participa y se asegura de que el niño u otro miembro de la familia siga pautas de alimentación saludable y mantenga un peso saludable.
- Terapia cognitivo-conductual. Se usa con frecuencia en el tratamiento del trastorno de la alimentación, sobre todo en el caso de la bulimia y del trastorno alimentario compulsivo. Aprendés a controlar y mejorar tus hábitos alimentarios y tus estados de ánimo, a tener la capacidad para resolver problemas y a explorar maneras saludables de afrontar las situaciones estresantes.
Medicamentos. Aunque no pueden curar un trastorno de la alimentación, algunos ayudan a controlar la necesidad de darte un atracón o realizar una purga, o a controlar el exceso de preocupación por los alimentos y la dieta. Los antidepresivos y medicamentos para la ansiedad pueden ayudar con los síntomas de estas enfermedades que suelen estar relacionadas con los trastornos de la alimentación.
Hospitalización. Si tenés problemas de salud graves, como desnutrición grave a causa de la anorexia, el médico puede recomendar que te hospitalicen. Algunas clínicas se especializan en el tratamiento de personas con trastornos de la alimentación o pueden ofrecer programas de tratamiento diurno, en lugar de la hospitalización completa.
QUÉ HACER. LA IMPORTANCIA DE UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE
Para aumentar tus probabilidades de éxito en la superación de un trastorno de la alimentación, intentá seguir estos pasos como parte de tu rutina diaria.
Cumplí con tu plan de tratamiento: no faltes a las sesiones de terapia e intentá no desviarte de los planes de comidas. Seguí las recomendaciones sobre la actividad física y sobre el ejercicio.
Hablá con el médico sobre los suplementos de vitaminas y minerales adecuados: si no estás comiendo bien, probablemente el cuerpo no esté recibiendo todos los nutrientes que necesita, como vitamina D o hierro. Sin embargo, por lo general se recomienda obtener la mayor parte de las vitaminas y de los minerales de los alimentos.
Resistí la necesidad imperiosa de pesarte o de mirarte al espejo con frecuencia: esto puede simplemente estimular tu impulso por mantener hábitos poco saludables.
No te aísles: los familiares y los amigos cariñosos que desean verte saludable son el entorno necesario para tu recuperación.
Aprendé a reducir el estrés y la ansiedad: algunos tratamientos y abordajes complementarios pueden ayudar a las personas al promover la relajación y aumentar la sensación de bienestar. Por ejemplo:
- Acupuntura
- Masajes
- Yoga
- Meditación
- Estrategias de afrontamiento y apoyo
Aprender sobre las estrategias eficaces de afrontamiento y obtener el apoyo necesario de la familia y los amigos son fundamentales para que el tratamiento sea exitoso.
AUTOEVALUACIÓN
Estas preguntas pueden ser útiles para reflexionar acerca de tu conducta alimentaria.
Respondelas con honestidad y compartilas con tu médico o nutricionista.
- ¿Hace cuánto tiempo estás preocupado por el peso?
- ¿Haces ejercicio? ¿Con qué frecuencia te ejercitas y durante cuánto tiempo?
- ¿Tenés algún síntoma físico?
- ¿Vomitaste alguna vez porque te sentías demasiado lleno?
- ¿Otras personas expresaron preocupación por tu peso?
- ¿Solés pensar en comida? ¿Con qué frecuencia?
- ¿Alguna vez comés a escondidas?
- ¿En alguna ocasión alguno de tus familiares tuvo síntomas de un trastorno de la alimentación?
Fuente: Clínica Mayo
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