Las reflexiones del doctor Cormillot: qué hacer después de caer en la tentación

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Todos los que siguen un plan atraviesan alguna vez momentos difíciles. Sienten culpa, pierden el control. Cómo recobrar el manejo de la situación. Las claves para evitar el colapso del tratamiento


Las desviaciones son situaciones bastante frecuentes en los tratamientos para adelgazar. A veces algo hace que se pierda el control y se come fuera de lo indicado.

La posterior sensación de culpa deja a la persona más susceptible y con menos control aún, lo cual aumenta el riesgo de comilonas y abandono del tratamiento.

Por eso es importante romper con estos ciclos. Una recaída no es el fin del mundo ni un error imposible de evitar o subsanar, pero se trata de una señal de que algunos aspectos del plan necesitan ser revisados y corregidos.

Qué hacer después de caer en la tentación

1) Comer o beber algo de más no significa que todo el día o toda la semana esn perdidos. No entre en la trampa del “todo o nada” y vuelva a empezar tranquilamente en la próxima comida.
 
2) Analice la comilona o el tropezón por el que atravesó: busque qué herramientas no usó. En lugar de culparse por lo sucedido, use la experiencia para aprender qué situaciones y lugares lo ponen en riesgo. Hágase estas preguntas y respóndase con honestidad y detenimiento: ¿Qué sentimientos me generan el riesgo? ¿Es la presencia de alimentos? ¿Es ver a otras personas comiendo? ¿Determinadas actividades? ¿Qué hice al respecto? ¿Funcionó lo que hice? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Cuáles fueron los pensamientos que surgieron? ¿Usé todas las herramientas que conozco? ¿Cuáles no usé?

3) Renueve el compromiso. Es importante aprender a concentrarse en los progresos logrados hasta el momento y considerar que una recaída no tiene por qué neutralizar todo el esfuerzo y trabajo llevados a cabo anteriormente. Reestablezca el compromiso y renueve sus objetivos.

4) Pida ayuda. Los amigos, la familia e incluso los compañeros de su grupo si es que concurre a alguno, pueden ser una fuente de apoyo. Conviene recurrir a ellos para que lo ayuden a reforzar la decisión: pedirle a alguien de confianza que lo acompañe para alejarse de la mesa donde están los alimentos que lo tientan también puede resultar efectivo.

5) Encuentre otras gratificaciones. Si la comida es su mayor fuente de placer y tentación, busque cuáles podrían ser las cosas que reemplacen esto. Regalarse un libro, dar un paseo, comprar algo de ropa, ir al cine podrían ser maneras más saludables de negociar una “urgencia” por comer que en realidad lo que esconde, en algunos casos, es aburrimiento, frustración o falta de planificación del tiempo libre.

6) No permita que disminuya su autoestima. Usted no es ni mejor ni peor persona por haber roto su dieta habitual y haber comido de más. No es la constante: simplemente cometió una equivocación, que puede ser reparada si vuelve a su programa de adelgazamiento lo antes posible.

 Hacia la aceptación

El camino hacia la recuperación no es lineal. Muchas personas tienen un tropezón, algunas tienen dificultades para modificar su estilo de vida, otras no aceptan que la obesidad es una enfermedad. También están los que tienen problemas con el tratamiento o los que deciden que lo mejor es hacer abstinencia pero no piensan más que en la comida.

Estas modalidades pueden darse combinadas de distintas maneras, incluso en una misma persona. Por ejemplo, tener problemas para ordenar el estilo de vida y, al mismo tiempo, con la actitud frente a la enfermedad; también se puede pasar por distintos períodos en los que, si bien se supera algún problema, surge otro en su lugar.

Cada persona tiene un camino propio hacia la recuperación. Algunos tienen pequeñas dificultades y otros tienen un problema más importante focalizado en un solo factor.

Más allá de diferencias y similitudes, lo cierto es que con paciencia para aprender las cnicas necesarias, todos pueden llegar a la recuperación, incluso los que han tropezado, caído y recaído varias veces.

Doctor Alberto Cormillot