«Tirar la comida es un pecado» decían nuestros abuelos que vivieron en un mundo muy diferente al del consumismo y el delivery. Si tomamos dimensión de la verdad que existe en esa frase y le sumamos el desastre económico que esta generando la pandemia de coronovirus en el mundo y la mayor conciencia ecológica con que contamos en estos tiempos, vamos a concluir que resulta imprescindible hacer cambios en nuestra vida cotidiana para desperdiciar menos alimentos
En el ámbito doméstico es posible poner en práctica varias estrategias para evitar el desperdicio, objetivo que sin dudas colabora con la reducción del costo económico familiar. Esto toma mayor importancia aún cuando nuestro país y el mundo atraviesa una grave pandemia que aún se sabe cuando va a terminar. Para eso debemos comenzar haciendo algunas reflexiones.
Qué significa desperdicio. Este término se usa para clasificar a los alimentos aptos para el consumo humano pero que no se consumen debido a que se deja que se estropeen o son descartados por los minoristas o los consumidores. Según estimaciones de la ONU en 2019 se tiraron 931 millones de toneladas de alimentos, lo que representa un 17% del total que estuvieron disponibles para los consumidores.
Las causas son varias: reglas de etiquetado de fecha de caducidad rígidas o mal entendidas, prácticas de almacenamiento, de compra o de cocina inadecuadas. Por ejemplo: una familia tira a la basura racimo de bananas porque tienen manchas marrones cuando bien pueden ser ingeridas descartando la parte madura o utilizadas en licuados.
Para reducir el desperdicio puede seguir estas estrategias en su casa, el comercio y durante las salidas a comer.
Claves para no desperdiciar en casa
1. Seguir la regla PEPA. Primero Entra, Primero Afuera. Al desembalar, mover los productos y alimentos más antiguos a la parte frontal de la heladera, el freezer o la alacena y acomodar la nueva compra en la parte posterior. De esta manera, es más probable que utilice los productos con más días de compra antes de que caduquen.
2. Hacer un balance. Anotar próximas fechas de caducidad de los alimentos que ya tiene en su casa y armar un plan de comidas con los que están más cerca de su expiración. Además, mantener una lista de lo que hay en el freezer y cuándo se congeló cada elemento. Colocar las listas con imanes en la puerta de la heladera para una fácil referencia de los alimentos y preparaciones antes de que pasen su mejor momento de consumo.
3. Designar una cena cada semana para aprovechar una comida reutilizada. En vez de cocinar una nueva comida, mirar en alacenas, heladera y freezer para aprovechar restos de comidas anteriores y otros alimentos que de otra manera podrían ser pasados por alto.
4. Comer los quedó pronto (o freezarlo). Aprovechar los restos de la cena para el almuerzo del día siguiente. Pueden transportarse en recipientes herméticos. Si no se comerán de inmediato, freezar con fecha y descripción en la etiqueta de la bolsa.
5. Usar todo. Al cocinar, utilizar cada parte del alimento siempre que sea posible. Por ejemplo, dejar la cáscara a pepinos y papas (tienen nutrientes que son desperdiciados al cortarlos y suman fibra) y usar todo el brócoli, incluyendo sus tallos y sus hojas (se pueden utilizar en tartas y omeletes reemplazando a la acelga).
6. Buscar el mejor uso de los alimentos. La mayoría puede aprovecharse de distintas formas. Por ejemplo, la fruta madura puede utilizarse en batidos, dulces o compotas; las verduras marchitas se pueden aprovechar en sopas o rellenos. Ambas, frutas y verduras maduras, se pueden convertir en jugos nutritivos.
7. Interpretar las fechas de caducidad. Las fechas no sólo tienen que ver con la seguridad alimentaria sino que suelen ser sugerencias del fabricante para la calidad máxima. Considerando esto y que justamente por seguridad debe dejarse un margen de tiempo prudente entre la fecha de vencimiento y los que significa un peligro para la salud, esta fecha no debe ser un sinónimo estricto de tirar a la basura. Es más, en casos de los fideos secos, si fueron almacenados en sitios sin humedad, pueden ser consumidos varios meses y hasta un año después de la fecha de vencimiento. Respecto mayoría de los alimentos frescos si se encuentran almacenados adecuadamente o refrigerados, pueden consumirse algunos de días después de lo que señale la etiqueta siempre que tenga buen aspecto, color y olor (los casos de la leche, yogures y quesos son un buen ejemplo). La tolerancia es menor en casos de alimentos que contengan huevo, pescado, embutidos y alimentos en conserva en aceite. Otro dato a tener en cuenta es que un producto que está a punto de vencer y no podemos consumir en forma inmediata puede ser cocinado y freezado.
8. Donar lo que no va a consumir. Si sabe que las latas de porotos que tiene hace un par de meses en la alacena no llegarán a convertirse en un plato, dónelas a un comedor social o a un hogar antes de que caduquen para que sean consumidas por alguien que lo necesita. Algunos lugares que reciben alimentos donados, son:
-Banco de Alimentos: www.bancodealimentos.org.ar
-Quiero Ayudar: www.quieroayudar.org
-Fundación SÍ: www.fundacionsi.org.ar
-Fundación El Pobre de Asís: www.elpobredeasis.org.ar