Cómo funcionan los riñones y cuáles son las señales de alerta y las claves para cuidarlos

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En el Día Mundial del Riñón nos sumamos a esta campaña de concientización global cuyo objetivo es crear conciencia sobre la importancia de nuestros riñones y reducir el impacto de la enfermedad renal y sus problemas de salud asociados en todo el mundo


El segundo jueves de marzo de cada año se celebra el Día Mundial del Riñón, una oportunidad para conocer mejor el funcionamiento de este par de órganos tan importantes.

Más de 5 millones de personas padecen en Argentina algún grado de enfermedad renal crónica.

La Sociedad Argentina de Nefrología indicó que «1 de cada 5 hombres y 1 de cada 4 mujeres de entre 65 y 75 años, y la mitad de los mayores de 75 años, padecen algún grado de deterioro de la función renal«.

QUÉ HACEN LOS RIÑONES

Los riñones son órganos en par con forma de poroto y tamaño de un puño, ubicados cerca de la línea media de la espalda, debajo de las costillas.

Dentro de cada riñón hay un millón de estructuras pequeñas llamadas nefrones, encargadas de filtrar los desechos y el exceso de agua de la sangre, lo que se vuelve orina. La orina fluye por tubos (uréteres) hacia la vejiga, que la almacena hasta el momento de la micción.

Otras funciones de los riñones, son:

  • Producir hormonas que controlan la presión sanguínea.
  • Recibir sangre de la aorta (arteria conectada directamente al corazón), filtrarla, eliminar sus desechos y regular la cantidad de agua del cuerpo (equilibrio hídrico).
  • Participar en el envío de la sangre filtrada al corazón a través de la vena cava inferior.
  • Trasladar la orina por conductos (uréteres) hacia la vejiga, donde se libera a través de la uretra durante la micción.

ENFERMEDADES RENALES Y FACTORES DE RIESGO

La mayoría de las enfermedades renales atacan los nefrones, dificultando la eliminación de los desechos.

Las causas incluyen problemas genéticos, lesiones o medicamentos.

Otros problemas en los riñones son:

  • Pielonefritis: inflamación causada por una infección bacteriana.
  • Glomerulonefritis: inflamación de los glomérulos, unidades pequeñas de filtración.
  • Cálculos renales (piedras): saturación de la orina con desechos que se cristalizan y forman piedras.
  • Insuficiencia renal aguda, crónica y terminal: enfermedad en la que ambos riñones dejan de funcionar. Puede ser repentina (aguda) o progresiva (crónica). Cuando llega a su última fase (terminal) los riñones ya perdieron el 90% de su función.
  • Cáncer.

Además de los factores que se encuentran en la siguiente ilustración, tienen un riesgo aumentado de padecer estas enfermedades las personas con diabetes, hipertensión o antecedentes familiares de problemas renales.

SEÑALES DE ALERTA Y TRATAMIENTO

Como al comienzo las afecciones renales no dan señales, un análisis anual de orina y sangre junto con el registro de la presión arterial permiten evaluar el funcionamiento de los riñones.

Debido a la incidencia, recomiendan este control a partir de los 40 años para detectar cualquier enfermedad renal en sus etapas iniciales.

Si los riñones fallan, la hemodiálisis puede reemplazar la función que normalmente desempeñan los riñones.

Se trata de un tratamiento ambulatorio que depura y filtra la sangre usando una máquina para eliminar temporalmente los desechos del cuerpo y el exceso de sal y agua.

Permite controlar la presión arterial y ayuda a mantener el equilibrio adecuado de sustancias químicas importantes (potasio, sodio y calcio).

Aunque reemplaza parte de la función renal, es necesario complementarla con medicamentos, dietas especiales y restricción en los líquidos.

En casos más graves es necesario un trasplante renal. 

Aunque los avances científicos permiten que muchas personas con enfermedades renales puedan continuar viviendo, cuidar la salud de los riñones continua siendo la medida más conveniente.

CLAVES PARA CUIDARLOS MEJOR

  • Beber abundante cantidad de líquidos a diario (2 a 3 litros) sin esperar a sentir sed.
  • Reducir el sodio y aumentar los alimentos de origen vegetal: frutas, hortalizas y granos integrales.
  • Preferir carnes magras y lácteos descremados para disminuir las grasas en la alimentación.
  • Alcanzar un peso saludable si se tienen sobrepeso u obesidad.
  • Llevar una vida activa.
  • Dejar de fumar.
  • Las personas que tienen diabetes, hipertensión o alguna enfermedad cardiovascular, deben mantenerlas bajo control esas afecciones porque aumentan el riesgo de insuficiencia renal. Por eso es fundamental que sigan atentamente las indicaciones de sus médicos.

Lo único que es posible cambiar son los antecedentes familiares de enfermedad renal o alguna falla genética del riñón, casos en los que aumenta el propio riesgo. El resto de los factores están íntimamente relacionados con el estilo de vida y dependen de cada persona.

Fuentes: NIH | Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales, Ministerio de Salud de la Nación e Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) y Medlineplus.