El daño en el nervio óptico ocasionado por la presión dentro del ojo puede pasar desapercibido aunque, progresivamente, afecta la visión. Si no se recibe tratamiento, puede producir un severo daño ocular. Compartimos las claves para evitarlo en el Día Mundial de Detección del Glaucoma
Desde 1997 el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), la Asociación Argentina de Glaucoma (AsAG) y la Fundación para la Investigación del Glaucoma (FIG) organizan la Campaña Nacional de Detección del Glaucoma el 12 de marzo de cada año, en consonancia con el Día Mundial de esta afección visual.
El objetivo es conseguir que las personas visiten al oculista para realizarse un examen simple y gratuito que permita evaluar su salud visual y detectar el glaucoma de manera precoz para realizar el tratamiento adecuado.
QUÉ ES EL GLAUCOMA
Este término comprende un conjunto de enfermedades oculares en las que se daña el nervio óptico, una especie de “cable” con más de un millón de fibras nerviosas que envía mensajes sobre lo que vemos desde el ojo hasta el cerebro.
La causa más común de glaucoma es el aumento de la presión del líquido intraocular (dentro de los ojos).
Aunque al comienzo no suele presentar síntomas, las personas con glaucoma que no reciben tratamiento pierden progresivamente la visión hasta llegar a la ceguera.
CÓMO SE PRODUCE
En la parte delantera del ojo existe un espacio -cámara anterior- por donde entra y sale continuamente un líquido transparente que nutre a los tejidos cercanos. Cuando el líquido pasa muy lentamente favorece su acumulación y aumenta la presión dentro del ojo.
Si la presión ocular no es controlada, el nervio óptico puede dañarse causando pérdida de la vista.
Mientras mayor sea la presión intraocular mayor será la probabilidad de que las fibras del nervio sufran daños y ocasionen puntos o áreas ciegas.
Inicialmente afecta la visión periférica (de los costados), luego comienza a cerrarse provocando una visión de túnel.
Con el tiempo afecta la visión central, causando dificultades para ver a la noche o para encontrar objetos en ambientes poco iluminados.
FACTORES DE RIESGO
El riesgo de glaucoma es mayor si la persona tiene…
- Más de 40 años.
- Cirugía en los ojos a causa de otras enfermedades.
- Antecedentes familiares de glaucoma, miopía o diabetes.
- Hipertensión arterial o presión arterial alta sin tratar.
- Ingesta de corticoides por tiempo prolongado.
Si pertenecés al grupo de riesgo o tenés más de 60 años, realizá un control con el oculista una vez al año para prevenir o detectar el glaucoma en forma precoz.
DIAGNÓSTICO
El examen oftalmológico para detectar esta enfermedad consiste en:
- Test de agudeza visual: uso de una tabla para evaluar cómo ves a diversas distancias.
- Biomicroscopía: estudio con lámpara que evalúa las estructuras del ojo.
- Tonometría: prueba que mide la presión del líquido dentro del ojo.
- Dilatación pupilar: indispensable para ver el nervio óptico y detectar si existe daño. Para dilatar las pupilas, el oculista te pondrá unas gotas en el ojo que agrandarán la pupila. Después del examen, tu vista puede permanecer borrosa por varias horas.
- Campo visual computarizado: medición de la visión lateral (periférica) para evaluar si hay pérdida, señal de glaucoma.
Otros estudios más específicos, incluyen:
- Paquimetría: estudia el espesor de la córnea.
- Gonioscopía: evaluación y clasificación del glaucoma en ángulo abierto/cerrado.
TRATAMIENTO
Aunque el glaucoma de ángulo abierto es el más frecuente y no tiene cura, es posible mantenerlo bajo control y evitar su progresión.
Para lograrlo, las herramientas terapéuticas más comunes son:
- Medicamentos: gotas oculares o píldoras. Algunos alivian la presión dentro del ojo al reducir la velocidad con que entra el líquido. Otros ayudan a que el líquido salga.
- Cirugía con láser: un potente rayo de luz se centra en la parte de la cámara anterior donde el líquido sale del ojo y produce pequeños cambios para facilitar el drenaje. En algunos casos es necesario seguir tomando los medicamentos incluso después de la cirugía con láser ya que los efectos positivos de este tratamiento pueden reducirse con el tiempo.
- Cirugía: esta alternativa se reserva para quienes no pueden controlar la presión ocular con gotas, píldoras o cirugía con láser. Puede ser útil para que el líquido salga del ojo y se reduzca la presión.
En la Argentina, padecen glaucoma más de 1 millón de personas y prevalece en más del 3 % de mayores de 40 años y del 7% en mayores de 75 años. Aprovechá la campaña. Es un buen momento para consultar con tu oftalmólogo y hacerte un examen ocular de rutina.
ACERCA DE LA VITAMINA A
La vitamina A ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel.
Conocida también como retinol porque produce los pigmentos en la retina del ojo, favorece la buena vista especialmente en situaciones de la luz tenue.
Este nutriente se encuentra de dos maneras:
- Como retinol: forma activa de vitamina A. Está presente en el hígado, la leche entera y algunos alimentos fortificados.
- Como carotenoides: provitamina A, estos pigmentos de color oscuro se encuentran en alimentos de origen vegetal y pueden transformarse en una forma activa de vitamina A. Hay más de 500 carotenoides conocidos entre los que se encuentran los betacarotenos.
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