Consejos del doctor Cormillot para superar las barreras internas que te impiden adelgazar

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Impaciencia, demanda, pensamientos negativos… Identificarlas es el primer paso. Perseverar en el intento hace la diferencia en la lucha contra el sobrepeso y la obesidad


Llamamos barreras internas a los obstáculos que cada uno debe superar en su camino de crecimiento.

Son las ideas inflexibles, las autoexigencias para que las cosas sean como uno quiere aunque la realidad indique lo contrario, y pueden representar un problema a resolver para alcanzar resultados en el tratamiento.

Identificar nuestras barreras es el primer paso para superarlas. ¿Podrías reconocerte en alguna de las que siguen?

LA IMPACIENCIA

Muchos proyectos fracasan porque la impaciencia quiere soslayar algo indispensable para la vida: el tiempo. Así como un embarazo lleva 9 meses y los árboles necesitan años para crecer, el plan de adelgazamiento también requiere un tiempo para dar sus frutos. No pretendas ver los resultados de un día para el otro.

SOLUCIÓN: considerá que vas a transitar un camino a largo plazo; el paso a paso es el secreto para sostener los cambios y perpetuar los logros.

LA SOBERBIA

Querer hacer el tratamiento solo y sin herramientas puede resultar frustrante para quienes necesitan ayuda.

SOLUCIÓN: reconocé que el aporte de otros (médico, nutricionista, grupo de autoayuda, familiares, amigos) puede enriquecerte con herramientas, diferentes puntos de vista y sosn emocional.

ALGUNOS PENSAMIENTOS

A veces pueden resultar perjudiciales, especialmente cuando tienen las siguientes características:

  • Catastróficos: ven lo malo como algo exagerado. Por ejemplo: “es terrible no haber bajado antes de la consulta con el médico”.
  • Permisivos: liberan la acción ante el deseo irrefrenable. Por ejemplo: “me merezco un premio”, “es solo por esta vez…”.
  • Generalizadores: sacan una conclusión totalizante a partir de uno o varios hechos aislados. Por ejemplo: “no lo logré hasta ahora, nunca podré hacerlo”.
  • Predictivos: intentan adivinar el futuro. Por ejemplo: “estoy seguro de que la semana próxima no voy bajar nada”.
  • Falsos: son atribuciones erróneas. Por ejemplo: “mi pareja no quiere que yo adelgace”.
  • Rotulares: ponen etiquetas estigmatizantes. Por ejemplo: «soy un inútil”, “la dieta es una porquería”.
  • Todo o nada: clasifican las experiencias en categorías extremas y opuestas, sin matices ni posiciones intermedias. Por ejemplo: “si no adelgazo esta semana soy un fracaso total”.
  • Limitados: hacen una valoración muy cerrada de los acontecimientos. Por ejemplo: «Fulano no me saludó: no me quiere y yo así no puedo venir al grupo”.

SOLUCIÓN: releé la lista y señalá con qué pensamiento te sentís más identificado. El primer paso para cambiar un pensamiento que interfiere con tu objetivo es reconocerlo. Luego, hacete las siguientes preguntas:

  • ¿Dónde está la evidencia que respalda mi creencia?
  • ¿Es coherente con la realidad?
  • ¿Me ayuda o es autodestructiva?
  • ¿Es lógica?
  • ¿Lo que sucede es realmente tan terrible, tan malo como creo que podría ser?
  • ¿Dónde está la evidencia de que si aumento de peso no sirvo para hacer el plan o nunca podré adelgazar? ¿Quién lo afirma?

LAS DEMANDAS

Suceden en varias direcciones:

  • Hacia uno mismo: “Tengo que hacerlo perfecto”, “No debería tentarme”.
  • Hacia los demás: “Todos deberían ayudarme”, “El tratamiento debería ser mejor”.
  • Hacia el mundo: “Debería haber menos comida engordante, publicidades, restaurantes”.

SOLUCIÓN: prestá atención y cada vez que te descubras pensando o diciendo “debería” reemplazá la palabra por “me gustaría” o “prefiero”… Las preguntas del ítem anterior también pueden ser útiles.

LA COMPLACENCIA

Es la actitud más difícil de sortear para quien quiere bajar de peso y recuperarse.

Suele aparecer después de alcanzar algún éxito, sea de una semana, un mes o un año de tratamiento.

Al inicio del plan las personas suelen ir con cautela y seguir las indicaciones al pie de la letra. Con el paso del tiempo y la obtención de algunos resultados, se confían y van perdiendo la necesaria prudencia.

SOLUCIÓN: mantené la guardia en alto. La obesidad es una enfermedad crónica y su tratamiento es de por vida; los cambios durarán tanto tiempo como perseveren tus nuevos hábitos saludables.

En el camino hacia la recuperación podés encontrar estas y otras barreras. Cualquiera servirá para detenerte, reflexionar, poner en práctica un plan B y aprender a sortearlas. El secreto está en perseverar en el intento.

5 CLAVES PARA PEDIR AYUDA

  1. Las personas no pueden leer Tu mente. Pedí lo que necesites en rminos claros y concretos. Por ejemplo: “me gustaría que me ayudaras a tender la ropa”.
  2. Cuidá el tono de voz. Recordá que está pidiendo, no ordenando ni reprochando.
  3. Buscá el momento oportuno. En medio de una discusión no será efectivo tu pedido de ayuda.
  4. Considerá usar el teléfono, el mail o el chat si el cara a cara te cuesta mucho.
  5. Revisá las maneras de pedir ayuda que usás con más frecuencia para detectar cuáles son las estrategias que te dan resultado y cuáles no.