En Argentina, aproximadamente 4 millones de personas sufren de asma y se estima que cerca de la mitad de quienes tienen la enfermedad no lo saben. Cuáles son las medidas más exitosas para convivir con esta afección respiratoria que reduce notoriamente la calidad de vida sin el tratamiento adecuado
El asma es una enfermedad pulmonar crónica que se produce cuando los bronquios son muy sensibles a los cambios climáticos y ciertos agentes ambientales conocidos como desencadenantes entre los que se encuentran:
- Ácaros del polvo, polen y pelo de las mascotas.
- Virus respiratorios.
- Humo del tabaco.
- Ejercicio físico.
- Ciertos medicamentos.
- Algunas sustancias químicas que provocan inflamación de las vías aéreas en personas susceptibles.
Como resultado, los bronquios se estrechan provocando los síntomas y ataques o crisis de asma, entre ellos: fatiga, silbidos al respirar, tos y sensación de opresión en el pecho.
Durante las crisis, estas señales se acentúan cada vez más y la respiración se hace difícil debido a que el gran estrechamiento de los bronquios limita la entrada y salida de aire a los pulmones.
¿Por qué afecta la calidad de vida? Porque la enfermedad no controlada perjudica la calidad del sueño, limita las actividades normales y condiciona las actividades deportivas, perturba la vida laboral o escolar y la vida cotidiana, causa afecciones psicológicas tanto la persona que tiene asma como en su familia, y puede conducir a frecuentes hospitalizaciones e, incluso, a la muerte.
Sin embargo, es posible lograr un buen control del asma en forma sostenida y disfrutar de una vida normal.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Existen dos tipos de medicación para mantener el asma bajo control:
1. Medicación de control. Se usa de manera permanente para prevenir los síntomas, evitar que se usen los medicamentos de rescate y reducir los riesgos de crisis asmáticas.
2. Medicación de rescate. Se usa para aliviar rápidamente los síntomas. Broncodilatadores de acción rápida (en aerosol o solución para nebulizar) y corticoides orales o inyectables.
La persona que utiliza la medicación de rescate más de 2 veces por semana NO TIENE LA ENFERMEDAD BAJO CONTROL.
Las medidas que se encuentran a continuación, junto con un control médico periódico, pueden ayudar a la persona con asma a mejorar significativamente su calidad de vida.
5 MEDIDAS SALVADORAS
1. Pedile a tu médico un tratamiento personalizado por escrito. Este debe incluir los medicamentos apropiados, los desencadenantes que debés evitar y tiene que estar adaptado a tus horarios y régimen de vida. Seguirlo cuidadosamente evita que el asma empeore.
2. Tomá los medicamentos prescritos por tu médico. Muchas personas necesitan tomar en forma continua la medicación de control para aliviar los síntomas y evitar la inflamación de las vías aéreas. Respetar las dosis y horarios es fundamental.
3. Evitá los factores que pueden desencadenar una crisis. Descubrí los alergenos, irritantes y otras circunstancias y tomá las medidas necesarias para evitarlos. Hacé una lista de posibles desencadenantes y situaciones y conversá sobre esto con tu médico.
4. Aprendé a reconocer los síntomas de la crisis asmática. Algunos signos indican el empeoramiento del asma, como el incremento de la tos, la opresión en el pecho, los silbidos, la dificultad para respirar, los despertares nocturnos. Anotá las horas del día (o la noche) en que tus síntomas tienden a empeorar.
5. Aprendé qué hacer en caso de una crisis. No subestimes nunca la gravedad de un ataque. Tené siempre disponibles las recomendaciones escritas por tu médico. Si se presenta una crisis asmática, utilizá la medicación de rescate y mantené la calma mientras buscás asistencia médica.
El asma puede mantenerse bajo control. Visitá a tu médico, conocé los síntomas y seguí siempre sus instrucciones.
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