Cada 8 de agosto se celebra el Día Mundial de Orgasmo Femenino y se pone en el centro de la escena el punto máximo del placer de la mujer, su valioso efecto sobre el estado de salud general y las múltiples causas que impiden disfrutar a un tercio de las mujeres en todo el mundo
Desde el 8 de agosto de 2006, cada año se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino por iniciativa de quien por entonces era concejal de Esperantina (Brasil), José Arimateia Dantas. En oportunidad de una disertación, el político habló sobre la sexualidad tras revelar que el 28 por ciento de las mujeres de la región de Piauí -donde se ubica el municipio- tenían muchas dificultades para llegar al clímax.
A partir de entonces, durante varios años se organizaron jornadas de conferencias en las que expertos de todo el país llegaban a la ciudad para discutir sobre los beneficios del orgasmo y de una buena salud sexual. Sin embargo, la sucesión del nuevo alcalde terminó con esta conmemoración. Entonces, asociaciones de mujeres decidieron seguir organizando cada 8 de agosto potentes campañas de concienciación sobre una vida sexual sana, haciendo especial hincapié en los sectores en que aún hoy el sexo se considera un tema tabú.
Visibilizar la importancia de una vida sexual plena es una oportunidad para conocer su valioso efecto sobre el estado de salud general y el nivel de bienestar, ya que gracias a prácticas saludables y satisfactorias se obtienen múltiples beneficios.
HABLEMOS DEL ORGASMO
Se denomina orgasmo a la sensación de placer físico intenso y liberación de tensión, acompañada de contracciones rítmicas e involuntarias de los músculos del piso pélvico. La forma en que se siente un orgasmo varía entre una mujer y otra y, en una misma persona, puede diferir de un orgasmo a otro.
Sin importar si se alcanza en forma individual o en pareja, tener orgasmos frecuentes tiene numerosas ventajas a largo plazo; entre ellas:
-Aumenta la longevidad y las defensas. De acuerdo a distintas investigaciones, el riesgo de mortalidad baja un 50% en quienes tienen cubierta su «cuota de orgasmos» de dos veces por semana ya que fortalece el sistema inmune al aumentar la cantidad de anticuerpos y protege la salud cardiovascular y cerebral.
-Protege el corazón. La actividad sexual regular disminuye el riesgo de enfermedades del corazón y ataques cardíacos gracias a que reduce la presión arterial y mejora la circulación.
-Ayuda a retrasar el envejecimiento cerebral. Así como hacer ejercicios mentales, como resolver crucigramas o sudokus, aumenta la actividad cerebral en determinadas regiones; experimentar un orgasmo lo hace en la totalidad de este importante órgano ya que al llegar al clímax un flujo de sangre riega el cerebro por completo aumentando tanto el aporte de nutrientes como de oxígeno.
-Favorece la liberación de oxitocina y endorfinas en grandes cantidades, hormonas relacionadas con la sexualidad y el bienestar. Gracias a ellas…
* Reduce el estrés y aumenta la resistencia al dolor. Lejos del clásico mito de evitar la intimidad por el dolor de cabeza, el orgasmo tiene un potente efecto analgésico.
*Ayuda a dormir. Los efectos ansiolíticos de estas hormonas facilitan el sueño. A su vez, dormir bien fortalece el sistema inmunitario.
*Mejora el estado de ánimo.
-Embellece. Durante el orgasmo aumenta considerablemente la circulación sanguínea y se bombea oxígeno hacia la piel, lo que hace que gane brillo y se eliminen toxinas.
-Ayuda a la salud emocional. Los orgasmos pueden aumentar tu confianza y autoestima además de impactar positivamente sobre el estado de ánimo y la relajación.
A pesar de todos estos beneficios, de acuerdo a los resultados de una encuesta realizada por la División Ginecología del Hospital de Clínicas entre sus pacientes, «el 30% de las mujeres no experimenta orgasmos y el 12% nunca tuvo uno, ni sola, ni con sus parejas”.
DIFICULTADES Y SOLUCIONES
La disfunción orgásmica femenina o anorgasmia se presenta cuando una mujer no puede alcanzar el orgasmo o tiene dificultades para hacerlo cuando está sexualmente excitada.
Los síntomas de la disfunción orgásmica incluyen:
- Ser incapaz de alcanzar un orgasmo.
- Tardar más tiempo del deseado para alcanzar un orgasmo.
- Tener únicamente orgasmos insatisfactorios.
Como la respuesta sexual involucra al cuerpo y la mente trabajando en conjunto de manera compleja, es necesario que ambos funcionen correctamente para que se presente un orgasmo. Por eso, muchos factores pueden dificultarlo, entre ellos:
- Antecedentes de abuso sexual o violación.
- Aburrimiento con la actividad sexual.
- Fatiga y estrés o depresión.
- Falta de conocimiento sobre la función sexual.
- Actitudes negativas hacia el sexo (normalmente aprendidas en la niñez o la adolescencia).
- Timidez o pena acerca de solicitar cualquier tipo de estimulación que funcione mejor.
- Algunos problemas médicos:
- Ciertos fármacos recetados (como los usados para tratar la depresión).
- Desórdenes hormonales o cambios, como la menopausia.
- Enfermedades crónicas que afectan la salud y el interés sexual.
- Dolor pélvico crónico, como el causado por la endometriosis.
- Daño a los nervios que conectan con la pelvis causado por afecciones como la esclerosis múltiple, neuropatía diabética, lesión de la médula espinal.
- Espasmo de los músculos que rodean la vagina, que ocurre involuntariamente.
- Resequedad vaginal.
Debido al impacto negativo que tiene esta disfunción es importante consultar con un especialista. El profesional elaborará una historia clínica completa y llevará a cabo un examen físico, aunque en la mayoría de los casos estos resultados suelen ser normales.
Si el problema comenzó después de iniciar la toma de un medicamento es importante comentarlo en la consulta para evaluar la posibilidad de un reemplazo.
Una vez diagnosticado el origen de la disfunción, los objetivos importantes para tratarlo incluyen:
- Una actitud saludable con respecto al sexo.
- Educación sobre la estimulación y la respuesta sexual.
- Aprender a comunicar claramente las necesidades y los deseos sexuales, tanto de manera verbal como no verbal.
Si se presentan otros problemas sexuales al mismo tiempo, como falta de interés o dolor durante el coito, deben abordarse como parte de un plan de tratamiento integral.
Además, para mejorar las relaciones sexuales, es importante:
- Descansar lo suficiente y realizar una alimentación equilibrada. Esto incluye limitar el consumo de bebidas alcohólicas, moderar las grasas, el sodio y los azúcares. Mantener un peso e imagen corporal saludables puede impactar positivamente en las relaciones sexuales.
- Realizar ejercicios de Kegel. Consisten en contraer y relajar los músculos pélvicos. Pueden realizarse de pie o sentada, durante algunos minutos varias veces al día.
- Utilizar un método anticonceptivo que funcione tanto para usted como para su pareja. Esto favorece la intimidad al quitar la preocupación de un embarazo no planeado.
- Concentrarse en otras actividades sexuales, no solo en el coito. La mayoría de las mujeres, por ejemplo, requiere estimulación del clítoris para alcanzar un orgasmo. La incorporación de este aspecto en la actividad sexual puede ser todo lo que se necesita.
- Mejorar el autoconocimiento. Algunas mujeres no saben qué necesitan para excitarse sexualmente. Aprender a masturbarse es el primer paso para comprenderlo y, luego, pedirlo.
- Estar relajada y con predisposición al erotismo. Esto favorece la efectividad de los estímulos previos sin los cuales muchas veces es imposible alcanzar el orgasmo.
Todas estas recomendaciones pueden ponerse en práctica sin necesidad de tener una pareja o encuentros sexuales con otra persona. De hecho, los beneficios del orgasmo no se relacionan con quién se lo alcance sino con experimentarlo en forma real y placentera, sola o acompañada.
Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos y Sociedad Argentina de Sexualidad Humana.