Este trastorno cerebral que provoca convulsiones afecta a unas 50 millones de personas en el mundo y cerca de 230 mil en Argentina. Señales y tratamientos efectivos para preservar la calidad de vida
La epilepsia (también conocida como trastorno convulsivo) es una enfermedad del cerebro que se desarrolla a partir de una actividad eléctrica anormal y provoca convulsiones.
Existen diferentes tipos de convulsiones. En algunos casos, una convulsión puede causar sacudidas, movimientos incontrolados y pérdida del conocimiento. En otros, causan un período de confusión, episodios de mirada ausente o espasmos musculares.
La epilepsia no es una enfermedad mental ni un signo de baja inteligencia. Tampoco es contagiosa. Las convulsiones normalmente no causan daño cerebral y entre los episodios convulsivos una persona con epilepsia no es diferente de cualquier otra.
SÍNTOMAS
El síntoma principal de la epilepsia son episodios repetidos de convulsiones; una sola convulsión aislada no se considera epilepsia.
Hay muchos tipos diferentes de ataques, y cada uno causa diferentes síntomas. Algunos tipos comunes de ataques incluyen los siguientes:
Convulsiones generalizadas: ataque convulsivo que afecta todo el cerebro. Durante la convulsión, los músculos del cuerpo se vuelven rígidos (agarrotados), luego se agitan y se contraen (lo que se conoce como convulsiones). La persona que tiene la convulsión generalmente pierde la conciencia (desmayos). También puede apretar la mandíbula, morderse la lengua o la mejilla, o perder el control de la vejiga.
Crisis de ausencia: también afecta todo el cerebro y suele durar solo unos segundos. Durante la convulsión, la persona puede tener la mirada ausente, no estar consciente de su entorno, dejar de hablar o de moverse repentinamente, o tener pequeños cambios en los movimientos musculares.
Crisis parcial: afecta solo a una parte del cerebro. Los síntomas pueden variar, dependiendo de dónde comienza la convulsión en el cerebro. Por ejemplo, una crisis parcial puede causar:
- cambios en las emociones o en los sentidos (alucinaciones, entumecimiento, hormigueo u otros cambios en la visión, el gusto, el olfato, el tacto o el oído);
- contracciones musculares (hacer que la persona mueva la cabeza de una manera inusual, o sacuda un brazo o una pierna);
- episodios de mirada ausente, a veces con movimientos repetitivos inusuales (mover la boca o los labios, masticar o tragar o hacer movimientos de la mano).
Antes de que comience una convulsión, algunas personas experimentan mareos o cambios emocionales.
También pueden experimentar cambios en la visión (como alucinaciones), olor (oler un olor que no está allí) y tacto (como entumecimiento u hormigueo).
Sentir estas cosas antes de una convulsión se llama ‘aura’. Reconocer un aura es útil como advertencia de que se está a punto de sufrir una convulsión.
CAUSAS
Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de epilepsia son:
- Genética: tener un padre o hermano que tiene epilepsia aumenta el riesgo.
- Traumatismo craneal: las lesiones graves en la cabeza pueden causar epilepsia, a veces años después de la lesión.
- Infección: meningitis, encefalitis y el SIDA pueden aumentar el riesgo de epilepsia.
- Afecciones médicas: la enfermedad de Alzheimer, derrame cerebral, tumores cerebrales o problemas con los vasos sanguíneos del cerebro.
- Problemas durante el embarazo, el nacimiento o el desarrollo temprano: en algunos casos, las infecciones durante el embarazo, los problemas durante el nacimiento, los defectos cerebrales congénitos (problemas en el cerebro que están presentes en el nacimiento) o las lesiones en el cerebro de un bebé pueden causar epilepsia.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Además de revisar el historial médico se solicita un examen neurológico y pruebas para examinar la actividad cerebral y descartar la presencia de otros problemas como hemorragias o tumores.
La farmacoterapia es la primera línea de acción. Los medicamentos que ayudan a prevenir las convulsiones se llaman anticonvulsivos o antiepilépticos.
Se prescriben de acuerdo al tipo de convulsiones que se tenga, la frecuencia, la edad y el estado general de salud de la persona.
El seguimiento profesional permite controlar si el medicamento está funcionando, reducir los efectos secundarios o asegurarse de que la dosis sea correcta.
Las personas con epilepsia deben:
- evitar las bebidas alcohólicas porque pueden facilitar la convulsión y afectar la efectividad del medicamento;
- consultar con su médico acerca de cualquier nuevo medicamento que necesite tomar, ya que algunos pueden facilitar una convulsión o una interacción medicamentosa desfavorable.
Si el medicamento no ayuda con las convulsiones, el médico puede recomendar una cirugía u otras terapias.
QUÉ HACER EN CASO DE CONVULSIÓN
Si tenés epilepsia, es posible que quieras compartir la siguiente información con tu familia, amigos y compañeros de trabajo para que sepan qué hacer en caso de que tengas una convulsión.
Si alguien cercano a vos tiene una convulsión, usá las mismas pautas generales:
- Mantené la calma.
- No muevas a la persona a otro lugar.
- No intentes evitar que la persona se mueva o agite.
- No intentes despertar a la persona gritándole o sacudiéndola.
- Retirá los elementos que podrían causar lesiones si se cae o tropieza con ellos.
- Suavemente girá a la persona de lado para que cualquier fluido en la boca pueda salir con seguridad.
- Nunca intentes forzar la boca de la persona para abrirla o poner nada en ella.
- Colocá algo suave (como una almohada o un abrigo) debajo de su cabeza.
- Cuando termine la convulsión, observá a la persona en busca de signos de confusión.
- Hacé lo posible para que descanse o duerma si lo desea.
La mayoría de las convulsiones no ponen en riesgo la vida. No es necesario que llames a un médico o a una ambulancia a menos que no se sepas que la persona tiene epilepsia o si la convulsión dura más de 5 minutos.
FUENTE: Academia Americana de Médicos de Familia
MÁS INFORMACIÓN: Liga Argentina Contra la Epilepsia (LACE)
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