Anular este comportamiento muchas veces automático podría marcar una diferencia fundamental al reducir el riesgo de contagio. Recursos para controlar el impulso y razones por las que es tan importante conseguirlo
Los gobiernos de todo el mundo están implementando medidas sin precedentes para frenar la propagación del virus SARS-CoV-2 (más conocido como COVID-19). Estas medidas se centran en:
- Mantener el distanciamiento social (permanecer alejado 2 metros en las filas de supermercado, farmacia, banco u otras situaciones de contacto con personas).
- Lavarse las manos con frecuencia.
- Limpiar y desinfectar regularmente superficies de contacto y objetos.
- Toser o estornudar en el pliegue del codo o en un pañuelo descartable y desecharlo de inmediato.
- Respetar el aislamiento social, preventivo y obligatorio (cuarentena).
El impacto que estos cambios están teniendo en la vida, la salud mental y las rutinas de las personas es considerable. Por eso los expertos insisten en que es necesario hacer todo lo posible para reducir su tiempo de duración mientras se limita al máximo la propagación del virus.
Sin embargo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, un cierto contacto interpersonal es inevitable, ya sea por el que persiste entre miembros del mismo hogar o entre trabajadores esenciales que continúan saliendo estar a cargo de responsabilidades de cuidado.
En este contexto, un comportamiento que podría marcar una diferencia sustancial, es evitar tocarse la boca, la nariz y los ojos, lo que se conoce como la “Zona T”.
CÓMO INGRESA EL VIRUS
La ruta principal hacia el cuerpo para el virus es a través de las mucosas presentes en nariz, ojos y boca
El SARS-CoV-2 entra en las células de las membranas mucosas a través de los receptores ACE2. Hasta el momento se han detectado dos formas en que el virus puede entrar en contacto con estas membranas:
- Por inhalación directa de las gotitas que emite una persona que tiene el virus al toser, hablar o estornudar.
- Tocando la boca, nariz o región de los ojos con una mano o un objeto contaminado.
Aunque todavía no se sabe con precisión cuánta transmisión ocurre por cada ruta, se puede esperar que esta última desempeñe un papel importante porque, si bien el virus generalmente solo permanece suspendido en el aire por unos minutos, tiene la capacidad de contaminar superficies y objetos por muchas horas e incluso días y el paso de allí a nuestras manos, de las manos a la Zona T y de allí a las mucosas representa una vía directa.
Lavarse las manos y limpiar las superficies también juegan un papel crucial, pero mantener las manos sin contaminar cuando hay tantas superficies y objetos potencialmente expuestos al virus en nuestro entorno es extremadamente difícil. Sin embargo, la contaminación de las manos solo plantea un problema si se toca la Zona T. Por lo tanto, tiene sentido hacer todo lo posible para minimizar este comportamiento.
CÓMO EVITAR TOCAR LA ZONA T
Un estudio reciente de estudiantes de medicina realizado en Australia encontró que los participantes se tocaban la cara un promedio de 23 veces por hora, y que el 44% de las veces involucraba tocar una membrana mucosa distribuida de manera más o menos uniforme en la boca, la nariz y los ojos.
Dos estudios anteriores encontraron tasas de contacto facial de entre 16 a 19 veces por hora.
Aunque por el momento no existen estudios que evalúen las estrategias más efectivas para evitar este comportamiento, ciertos principios del comportamiento humano pueden ser útiles para poner en práctica.
De acuerdo a esta evidencia, el contacto con la cara ocurre principalmente bajo dos condiciones:
- Inconscientemente por hábito (incluidos los gestos inconscientes).
- Conscientemente en respuesta a una picazón.
Los hábitos se pueden controlar de varias maneras:
1) Entrene un contra-hábito que entre en conflicto o redirija el impulso cuando las manos viajan hacia la cara. Por ejemplo, dirigir la acción a otra cosa como acariciar el mentón o el cuello.
2) Poner barreras de comportamiento: hacer cosas que hagan que el hábito sea físicamente difícil o imposible de implementar. Por ejemplo permanecer con las manos juntas, enlazadas, mientras espera en la fila de compras.
3) Poner barreras físicas. Por ejemplo, usando algo que evite que las manos tengan acceso a las áreas clave: guantes, sostener objetos con ambas manos.
4) Generar atención plena: llevar la acción a la conciencia antes de que se complete. Por ejemplo, colocando una esencia aromática en las manos para que el aroma actúe como un recordatorio cuando la mano se acerca a la cara.
¿Y con la picazón? Dejar de rascarse cuando pica puede resultar sorprendentemente difícil y se sabe muy poco sobre las estrategias para evitar tocar el área afectada.
Las estrategias conductuales para hacer frente a los impulsos se han clasificado en cinco acciones: retrasar, escapar, evitar, distraer, sustituir. Hasta qué punto es probable que sea efectivo para combatir el impulso de rascarse una picazón es algo que se desconoce.
Más allá de esto, recuerde que LA ZONA T ESTÁ PROHIBIDA. Repítalo como un mantra, observe sus hábitos, hágalos conscientes. En nuestra nota Ojos, nariz y boca: Claves para combatir el hábito de tocarse la cara compartimos más estrategias. Pruébelas todas hasta encontrar cuáles son efectivas para usted.
Investigación: Robert West, Susan Michie, Richard Amlôt, G. James Rubin
Fuente: BMJ Opinion Don’t touch the T-Zone—how to block a key pathway to infection with SARS-CoV-2