Algunas casas de comidas rápidas y restaurantes ofrecen porciones más grandes con agresivas campañas publicitarias basándose en que a los clientes les gusta sentir que están recibiendo más por su dinero. Un combo peligroso
El tamaño de las porciones de los alimentos comenzó a aumentar hacia 1980 y desde entonces la tendencia no se detuvo, lo que terminó modificando la percepción que tenemos de ellas. Hoy resulta difícil reconocer una porción “normal”. Se instaló como natural que algunos restaurantes ofrezcan super platos, hamburguesas quíntuples, vasos de gaseosas de más de medio litro o tachos gigantes de pochoclo en el cine. Ya a nadie le sorprende que en algunas cadenas de cafeterías o comidas rápidas, por ejemplo, ya no sea posible pedir un café pequeño sino sólo variaciones de grande, más grande y enorme.
Algunos restaurantes tienden a servirnos más comida de la necesaria por una simple razón: a todos nos encanta sentir que estamos recibiendo más por nuestro dinero. Pero la sobreabundancia sale cara. Los problemas de salud asociados al sobrepeso como la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes tipo 2, los problemas óseos y en las articulaciones, los trastornos respiratorios y del sueño e inclusive la depresión están en la lista. Además se suman mayores riesgos de contraer enfermedad e insuficiencia cardíaca y problemas cerebrovasculares en el futuro.
LAS PORCIONES DE LAS ETIQUETAS
Contrariamente a lo que se cree, el tamaño de la porción que figura en la etiqueta de un alimento no indica la cantidad que se debe comer. El tamaño de la porción es simplemente una guía para saber cuántas calorías y nutrientes (y cuánta grasa, azúcar y sal) contiene una cantidad específica de ese alimento. Pero el tamaño de la porción que figura en la etiqueta suele ser mucho menor del que acostumbramos comer. En ciertos alimentos incluso es adecuado comer más que la porción indicada, como en el caso de los vegetales congelados: la porción es de una taza pero se puede comer más porque tienen bajo contenido de calorías y son ricos nutricionalmente.
LOS ALIMENTOS MAS ENGAÑOSOS
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo diario mínimo de 400 gramos de hortalizas y frutas al día, o cinco porciones de 80 gramos cada una (excepto papas). Para hacer un cálculo casero, una porción es una fruta que quepa en la mano o una guarnición de verduras del tamaño del propio puño.
Pero cuando se trata de alimentos ricos en calorías, azúcar o grasas, el tamaño de la porción es una guía para reconocer cuándo se consume una cantidad mayor a la saludable. Un niño bebe una gaseosa de 200 cc de una vez, pero si la etiqueta indica que la porción es de 80 cc, significa que bebió 2 ½ porciones y también ingirió 2 ½ veces la cantidad de calorías y 2 ½ veces la cantidad de azúcar. En este caso las porciones indican cuánto lo nutre un alimento en particular, pero no indica qué alimentos necesita para permanecer sano, ni qué cantidad de estos alimentos debe comer. En Estados Unidos la FDA (Food and Drug Organization) comenzó en los últimos años a revisar los tamaños de las porciones que maneja la industria alimentaria, ya que los vigentes están basados en una investigación de la década de 1970 que dice con vaguedad que se definen en base a lo que una persona “consume habitualmente”. Michael Jacobson, director de la ONG Center for Science in the Public Interest (CSPI), denuncia que las etiquetas de las sopas enlatadas, los helados, la crema en polvo para el café y el aerosol antiadherente para cocinar subestiman las calorías, el sodio y las grasas saturadas que se ingieren con estos productos, ya que el tamaño de las porciones declaradas son mucho más pequeñas que su tamaño actual.La sopa Campbell’s de pollo y fideos es el ejemplo por excelencia de lo poco realista que es el tamaño de las porciones. Su etiqueta indica que una porción equivale a 1 taza (un poco menos de la mitad de una lata) y cuenta con 790 miligramos de sodio, casi la mitad del sodio que la mayoría de los adultos debe consumir en un día entero. Sin embargo, según una encuesta telefónica nacional encargada por la ONG, el 64 por ciento de los consumidores come toda la lata y, junto a ella, 1.840 mg de sodio, más que el límite diario. Sólo el 10 por ciento come la porción adecuada de una taza, según respondieron en la encuesta. “Las autoridades deben definir el tamaño de las porciones para reflejar lo que los consumidores realmente comen, como exige la ley, y no lo que la industria pretende de la sopa que comen”, dice Jacobson.
Como tendemos a comer todo lo que hay sobre el plato, a medida que aumentaron las porciones también lo hicieron las calorías que consumimos. Por eso es útil comprender la diferencia entre las porciones y las cantidades recomendadas de los diferentes alimentos. Frente a esto, mientras los organismos gubernamentales de los distintos países comienzan a poner ciertos límites a las publicidades peligrosas y a difundir pautas claras de alimentación saludable, lo que podemos hacer como consumidores es tomar conciencia del problema y convertir en épocas de crisis el error en virtud. Si concurrimos a uno de estos establecimientos en grupo, repartamos las porciones de manera de consumir una cantidad de alimento que resulte saludable, y si lo hacemos solos, separemos parte del plato para realizar una futura comida en nuestro hogar.