Las altas temperaturas hacen que debamos tomar ciertas precauciones, como no exponernos sin protección al sol y mantenernos hidratados. Sin embargo el calor excesivo es un factor de riesgo para el golpe de calor, por lo que conviene saber cuáles son los grupos de riesgo y qué medidas poner en práctica para evitarlo
Se conoce como «golpe de calor» al aumento de la temperatura corporal como resultado de una exposición prolongada al sol o ejercitación en ambientes calurosos o con poca ventilación; situaciones que generan una importante pérdida de agua y sales esenciales.
PRINCIPALES INDICADORES
-Temperatura corporal de 39º C o más. -Piel roja, caliente y seca (algunas personas pueden sudar).
-Sed intensa y sequedad en la boca.
-Sensación de calor sofocante.
-Calambres musculares.
-Agitación.
-Dolor intenso de cabeza o mareos.
-Dolor de estómago.
-Confusión o pérdida de la conciencia (desmayo).
QUÉ HACER
Si creés que alguien está sufriendo un golpe de calor, llamá a emergencia de inmediato.
SAME: línea gratuita 107 | Emergencias en vía pública: línea gratuita 103
Mientras llega la ayuda:
-Mové a la persona a un lugar con sombra.
-Usá agua para refrescarla. Si es posible sumergila en una bañera con agua fría, rociala con una manguera o usá una esponja con agua fría para refrescar cabeza, torso y muñecas.
-Continuá enfriando el cuerpo hasta que la temperatura se mantenga entre 38.3º y 38.9º C.
-Si puede beber en forma segura, dale líquidos sin alcohol para que beba de a pequeños sorbos.
GRUPOS DE RIESGO
Visitá a los adultos mayores o ponete en contacto con ellos al menos dos veces al día para ver si dan muestras de agotamiento o de un golpe de calor.
Por supuesto, los bebés y los niños también requieren una vigilancia frecuente.
Los grupos de riesgo son:
-Bebés y niños de hasta 5 años.
-Personas de 65 años o más. -Personas con retraso o cualquier otra enfermedad mental.
-Quienes tienen una enfermedad física: obesidad, afecciones cardiovasculares y respiratorias o hipertensión.
-Personas que realizan un esfuerzo físico en ambientes calurosos o húmedos (atletas, personal militar y trabajadores al aire libre).
-Quienes toman medicamentos que interfieren con la capacidad del cuerpo para enfriarse (antipsicóticos, tranquilizantes, antihistamínicos, antidepresivos, betabloqueantes, pastillas para dormir).
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