Conclusiones que ayudan tomar conciencia de cuáles son las características de la enfermedad y cuáles son los elementos con que contamos para enfrentarla
En uno de los ejercicios que realizamos en los grupos de ayuda mutua pido a los participantes que dibujen a una persona con sobrepeso detrás de una reja y pongan los elementos que la mantienen prisionera. En una oportunidad los participantes escribieron factores que clasifiqué de la siguiente manera:
1. Alimentación
-Excesivo tamaño de porciones.
-Imanes (delivery).
-Snacks / helado (placer por la comida).
-Alcohol.
-Muchas reuniones sociales.
2. Movimiento
-Sillón (símbolo de sedentarismo y de esperar sentado que algo ocurra).
-Control remoto, computadora, celular y TV (sedentarismo + pereza).
3. Mente
-Antiparras (negación del problema).
-Balanza (desequilibrio entre placer-deber; darse el gusto-cuidarse).
-Cama (depresión).
-Corazón roto (desencadenante, excusa para no cuidarse).
-Mirada del otro que avergüenza o intimida para salir, participar, moverse.
-Emociones (miedo, ansiedad, enojo con uno mismo y con la enfermedad).
-Cerebro tachado (no tomar consciencia).
-Mano tachada (incapacidad para pedir o aceptar ayuda).
Por un lado, están las cosas que producen la obesidad: los genes, la alimentación y la bebida, la inequidad social… y por otro los factores que la sostienen, que la perpetúan en el tiempo.
Afortunadamente, existen dos cerraduras que permiten abrir la reja, y las llaves son:
INDIVIDUAL
Es la lucha de la persona con sobrepeso contra su enfermedad, su decisión de buscar ayuda y aceptar que la obesidad tiene tres características:
1. Un equilibrio metabólico descompuesto que defiende un peso superior al normal o saludable. No se lo puede cambiar aunque sí es posible mantenerlo controlado.
2. Un centro de recompensa diseñado para obtener más de aquello que nos da placer. Funciona mal por la falta de ciertos neurorreceptores o por la abundancia de estímulos (comida engordante). Puede modificarse reemplazando la comida con nuevos placeres.
3. Una adaptación negativa a la gordura. A pesar de las quejas, se está menos incómodo con los kilos de más que adelgazando. Esa neuroplasticidad negativa puede cambiarse por una positiva que ayude a aprender las habilidades necesarias para adelgazar: el 1% del problema es bajar de peso, mantenerse es el 99% restante.
SOCIAL
Está en manos del Estado y funciona a medias. La ley 26396, sancionada por el Congreso argentino en 2009, solo fue regulada parcialmente a pesar de haber reconocido que la obesidad es una enfermedad crónica con cientos de complicaciones asociadas. Siguen faltando, además, políticas de alimentación y atención sanitaria, regulación de la publicidad, control de alimentos chatarra y otras acciones que ayuden a modificar el ambiente obesogénico en que vivimos.
Mientras esta llave social no se complete, la acción será insuficiente, porque por cada persona que adelgaza, otras cien aumentan de peso. Para fortalecer su llave individual, compartimos la información que necesita en este sitio. El tratamiento integral y la información confiable que le aporte herramientas para el manejo de las emociones, lo ayude a reorganizar su estilo de vida y le permita promover cambios en la alimentación y el movimiento forman parte de esta llave. Aprovéchela al máximo… por ahora, es la única que tiene.
Dr. Alberto Cormillot