Nos sumamos a las campañas que buscan concientizar a la población acerca de las señales de pérdida de este importante sentido y las enfermedades del oído a lo largo de la vida. Para ello, compartimos claves simples para la detección precoz en niños desde su nacimiento y hasta los 2 años de vida
Se conoce como hipoacusia a la pérdida parcial o total de la audición en uno o ambos oídos, sentido fundamental para el desarrollo y crecimiento saludables ya que en todas las etapas de la vida la comunicación y una buena salud auditiva nos conectan con los demás y con nuestra comunidad.
Para concientizar a la población acerca de los cuidados del oído, cada 3 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial de la Audición y aprovecha la oportunidad para recordar la importancia de una intervención eficaz y oportuna para que las personas afectadas puedan desarrollar todo su potencial, accedan a la educación y el empleo y cuenten con diagnósticos tempranos y tratamientos acordes a su grado de pérdida auditiva (audífonos e implantes cocleares, por ejemplo).
En esta oportunidad, el lema es «¡Cuidado del oído y la audición para todos! Hagámoslo realidad». Bajo este compromiso, la OMS recuerda que:
- Los problemas del oído y la audición se encuentran dentro de los problemas más comunes enfrentados en la comunidad.
- Más del 60% de estos pueden ser identificados y abordados en el nivel de atención primaria.
En nuestro país, el 28 de marzo se celebra el Día Nacional de la Audición para conmemorar la primera cirugía auditiva en América Latina, realizada por el Profesor Juan Manuel Tato en 1933 (7 años antes de que se realizar en los Estados Unidos).
SEÑALES DE ALERTA
La pérdida parcial o total de la capacidad auditiva puede tener distintas causas, niveles de severidad y momento de aparición.


En una hipoacusia de etapa prelingual (antes de la adquisición del habla) puede no haber sintomatología alguna, ya que la mayoría de las veces son niños sin otras enfermedades asociadas.
Sin embargo, existen algunos signos de alarma que pueden indicar que un bebé tiene problemas de audición como no reaccionar ante ruidos fuertes, no balbucear o dejar de hacerlo.
En niños más grandes los signos de alerta incluyen la falta de respuesta al nombre o al llamado o la necesidad de volúmenes altos en la televisión, por ejemplo.
Estas señales deben ser consultadas con el pediatra, quien decidirá la necesidad de visitar a un especialista para realizar estudios complementarios que confirmen el diagnóstico de hipoacusia y determinar su grado de severidad.

PREVENCIÓN
La Organización Mundial de la Salud afirma que 6 de cada 10 casos pueden prevenirse, y una de las medidas más importantes es el control al nacer.
En Argentina, la hipoacusia afecta a entre 700 y 2100 niños al año. La discapacidad auditiva constituye el 18% de las discapacidades en el país, la cual se reparte en un 86,6% de dificultad auditiva y un 13, 4% en sordera.
En Argentina, la Ley 25.415 de Detección temprana y atención de la Hipoacusia, establece que todo recién nacido antes del primer mes de vida tiene el derecho a ser estudiado para evaluar su capacidad auditiva.
Para ello, se le realiza un estudio llamado oteoemisión acústica que consiste en una prueba auditiva rápida, precisa e indolora.
Esta detección e intervención tempranas permiten identificar a los niños que tienen problemas de audición y prevenir complicaciones posteriores tales como dificultades en la comunicación, el desarrollo del lenguaje oral, el aprendizaje y la socialización.
Además de prestar atención a posibles indicios de problemas auditivos, en la primera infancia es importante consultar con un especialista si la propia capacidad de audición disminuye.
TRATAMIENTO
Dependerá del grado de hipoacusia y la edad de la persona.
Los casos de hipoacusia profunda bilateral que no responden al estímulo auditivo con audífonos pueden ser candidatos al implante coclear, cirugía que en nuestro país se realiza a partir del primer año de vida.
El implante reemplaza la falla de funcionamiento del oído interno transformando el sonido en energía eléctrica para estimular al nervio coclear (nervio de la audición) enviando señales al cerebro.
Si se trata de niños, tanto quienes reciben implantes cocleares como audífonos requieren estímulo del lenguaje y rehabilitación con un fonoaudiólogo especializado para aprender a hablar, leer, escribir y favorecer su integración escolar y social.
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