¿Su oficina lo está engordando? El doctor lo invita a tomar conciencia sobre sus hábitos de alimentación en el trabajo y le brinda soluciones para poner en práctica
Qué guarda en los cajones de su escritorio… ¿Golosinas? ¿Galletitas? ¿Saquitos de té o café instantáneo? En muchos casos el enemigo de su dieta -y de su salud- se esconde en un lugar tan cercano que usted ni se lo imagina.
Repase su día. Qué fue hoy… ¿una medialuna de la docena que llevó a su trabajo para compartir con sus compañeros? ¿Una barra de chocolate de la máquina expendedora? ¿Un vaso de gaseosa común? ¿O fueron dos?
Si se identifica con esta rutina de las horas laborales, no está solo. Estudios recientes, incluyendo algunos realizados por la Asociación Dietética Americana, muestran que:
- Más de un tercio de los oficinistas desayuna al lado del teclado.
- Dos tercios mastica con regularidad su almuerzo frente a la computadora.
- Nueve de cada diez comen a lo largo de las horas laborales.
- Un 7% cena en la oficina.
Más allá de la presión y del estrés que puede generar una jornada tan larga, lo cierto es que la hora de almuerzo se achicó a 36 minutos en promedio. Sin embargo, la razón número 1 para comer al lado del escritorio no es la falta de tiempo, sino el hambre que genera esta conducta alimentaria inadecuada caracterizada por el desorden, el picoteo y la ingesta de productos que, en la mayoría de los casos, no satisfacen las necesidades nutricionales ni resultan suficientes para brindar saciedad.
¿Y la bebida? El café reina por excelencia (muchas empresas tienen máquinas expendedoras y/o cafeteras de las que sus empleados se sirven libremente) aumentando drásticamente la cuota diaria de cafeína recomendable, a lo que se suman las bebidas cola (muchas de las veces comunes, no light)… Como resultado aumentan el estrés, el ritmo cardiaco, la irritabilidad y el nerviosismo. Entonces… ¿Cómo calmarse? Comiendo “algo dulce y rico” para “premiarse” por tantísimo sacrificio.
Así es como el círculo vicioso se refuerza hasta parecer inquebrantable.
La solución no es una sola, son muchas. Todas comienzan con su decisión: buscar alternativas que le permitan comer alimentos saludables para aumentar su bienestar y cuidar su peso y comprometerse a planificar su dieta laboral. Después de todo no es su oficina la que lo está engordando sino las decisiones que toma a diario.
Ver también: https://drcormillot.com.ar/las-colaciones-facilitan-la-dieta/ y https://drcormillot.com.ar/estrategias-para-evitar-el-picoteo-el-peor-enemigo-del-plan-alimentario/.