Son varias las razones que pueden hacer que durante la noche no logremos las 7 u 8 horas que nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan para mantenerse sanos y funcionar a pleno
Se conoce como insomnio a la incapacidad de conciliar el sueño, permanecer dormido durante la noche o ambas situaciones.
El insomnio puede ser:
Agudo: es de corta duración. Es el más común. Las causas más frecuentes incluyen estrés laboral, presiones familiares o un evento traumático. Suele durar días o semanas.
Crónico: es de larga duración. Dura un mes o más. En la mayoría de los casos es el síntoma o efecto secundario de algún otro problema problema de salud.
Cuando el insomnio crónico no tiene un origen claro, es posible que el estrés de larga duración, el malestar emocional, los viajes y el trabajo en turnos rotativos sean la causa.
Más allá de esto, con frecuencia esta alteración del descanso se encuentra estrechamente ligada a los comportamientos durante el día y puede ser consecuencia de:
- Consumo de cafeína en exceso (presente en el café, el chocolate y las bebidas cola), sustancia estimulante que excita el sistema nervioso.
- Trastornos de los horarios habituales de descanso que pueden presentarse durante viajes muy largos o cambios de horario de sueño por requerimiento laboral u otras cuestiones.
- Enfermedades que generan un malestar que provoca despertares nocturnos. Por ejemplo: asma, cardiopatías, depresión, ansiedad, estrés crónico, enfermedades neurológicas o dolores causados por la artritis.
- Estrés crónico, ansiedad, depresión.
SÍNTOMAS
- Permanecer despierto durante mucho tiempo antes de conciliar el sueño.
- Dormir solo por períodos cortos.
- Estar despierto durante gran parte de la noche.
- Sentir como si no hubiese dormido nada.
- Despertarse muy temprano.
COMPLICACIONES
Si bien el insomnio no es un cuadro de gravedad, no recibir el tratamiento adecuado puede ocasionar:
- Agotamiento y malestar general.
- Angustia, depresión e irritabilidad.
- Cambios de humor.
- Disminución en la capacidad de atención.
- Deterioro de la respuesta motriz y retraso en la capacidad de reacción ante estímulos.
- Disminución de la capacidad para tomar decisiones.
- Deterioro de determinadas funciones cerebrales, como la flexibilidad y la originalidad de pensamiento o perspicacia y empeoramiento de la memoria.
Además, los problemas del sueño alteran los niveles de las hormonas leptina -supresora del apetito- y grelina -precursora de la sensación de hambre-. En las personas que duermen pocas horas disminuye la primera y aumenta la segunda, generando un incremento de apetito que puede derivar con el tiempo en sobrepeso.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
La historia clínica y el relato de la experiencia del paciente permiten detectar el insomnio. En algunos casos puede solicitarse un diario detallando los hábitos cotidianos y características específicas del descanso y una polisomnografía, estudio de sueño que mide qué tan bien dormís y cómo tu cuerpo responde al descanso.
Una combinación del cambio de hábitos, recomendaciones que te dará el médico y, en ciertos casos, farmacoterapia, devuelven una buena calidad de sueño.
Ver también → 20 consejos para superar el insomnio y dormir mejor, ¿Problemas para dormir? Estrategias para disfrutar de un descanso reparador, y Conocé las razones por las que dormir mal engorda.
Más información: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos