11 beneficios de comer en familia

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El acto de comer y beber juntos alrededor de la misma mesa es un símbolo ancestral de familiaridad, pues allí se hacen y rehacen las relaciones que sostienen al grupo. Cuáles son las ventajas de convertirlo en un hábito


El rmino “comensalidad” no se encuentra en el Diccionario de la Real Academia Española. Sin embargo, es una expresión derivada de “comensal”, vocablo definido como “cada una de las personas que comen en una misma mesa”.

Diversas investigaciones analizaron cuáles son sus beneficios. Así se descubrió que, compartir por lo menos tres comidas en familia cada semana, está asociado con niños sanos. Según un estudio publicado en Pediatrics la comensalidad reduce en un 12% la probabilidad infantil de sobrepeso y disminuye un 20% la elección de alimentos poco convenientes.

Sin embargo no es la única ventaja de comer en familia. A continuación compartimos otros beneficios.

PARA LA SALUD FÍSICA

1. Fomenta la alimentación saludable al enseñar patrones alimentarios sanos durante la primera etapa de vida a través de la manera en que se come, la forma en que se preparan y sirven los alimentos, el tipo de alimentos que se ofrecen (qué se come y qué no se come en casa). Todo esto moldea conductas y preferencias del niño en edades posteriores.

Según la Universidad Complutense de Madrid, las comidas familiares suelen ser la base para elaborar los recuerdos de alimentación que se forman en la infancia y luego perduran en la vida; tales como las experiencias sensoriales que intervienen en la alimentación, el tacto y el gusto, determinando nuestras elecciones alimentarias en el futuro.

2. Ayuda a prevenir los trastornos alimentarios y la obesidad. Cuando todos comen juntos es mucho más fácil detectar un problema de tipo alimentario. Vemos lo que comen o no nuestros hijos y entendemos si puede estar pasando por algún trastorno, todo lo cual acelera la consulta médica.

Aunque la comida puede relacionarse con momentos felices y el compartir la mesa fortalece los vínculos familiares y sociales, los alimentos también pueden ingerirse (o evitarse) para descargar frustraciones, ansiedades y tristezas. Es importante mantenerse alertas.

3. Educa en la variedad alimentaria al introducir nuevos sabores, presentaciones y maneras de cocinar.

4. Reduce el riesgo de abuso de sustancias y alcohol.

PARA LA SALUD EMOCIONAL

5. Favorece la comunicación. El diálogo con los hijos aumenta y ayuda a compartir lo que hacen con sus vidas. La reunión invita a que todos esn más participativos y los niños aprendan a escuchar a otros y a compartir sus opiniones e ideas. Cuando se incluye a los abuelos, tíos y otros lazos familiares aumenta aún más el sentido de pertenencia familiar.

6. Disminuye el riesgo de depresión, ansiedad y baja autoestima. Los hijos de familias que comen normalmente juntas tienen más autoestima, se relacionan mejor con sus pares y tienen más capacidad de tolerancia frente a la adversidad y menos problemas de salud mental que sus compañeros.

7. Crea la sensación de seguridad y promueve la solidaridad y la cooperación entre los miembros de una familia.

PARA LA FORMACIÓN

8. Desarrolla el sentido de responsabilidad cuando se comparten la comida y las tareas previas y posteriores.

9. Mejora el vocabulario y el rendimiento escolar de niños y adolescentes.

10. Enseña buenos modales, normas de respeto, convivencia y socialización.

11. Reúne a la familia y refuerza el vínculo y la armonía entre todos sus integrantes.

Si no compartís la mesa a diario con los tuyos, incorporá el hábito en forma progresiva. Al hacerlo, no esperes que todo fluya sin inconvenientes ya que puede haber resistencia, especialmente si hay niños o adolescentes en la familia que acostumbran comer a deshora o en sus habitaciones.

De a poco, con tolerancia y amor, invitalos a sentarse juntos. En cualquier caso es importante construir un ambiente agradable, esto significa no esperar a la hora de la comida compartida para los reproches ni los enojos; de lo contrario será más difícil reunir a la familia para comer.

Ver también → Comer en familia: por qué es importante recuperar el hábito