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    Diabetes

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    Enfermedad que dificulta la utilización correcta de la energía contenida en los alimentos, en especial de los azúcares. Es muy frecuente, aunque no siempre presenta síntomas desde su inicio. Aproximadamente dos millones de personas la padecen en Argentina y la mitad de ellas no lo sabe.

    Varias escrituras de civilizaciones antiguas hicieron referencia a síntomas de esta afección, como sed intensa y gran cantidad de orina. En el año 250 AC, Apolonio de Menfis acuñó el nombre diabetes, que significa “pasar a través de” o sifón: consideraba que la enfermedad eliminaba más líquido del que la persona era capaz de consumir. Con el tiempo se agregó la palabra latina mellitus (miel) porque la diabetes volvía dulce a la orina.

    Causas

    En las personas con diabetes el páncreas tiene dificultades para generar la hormona llamada insulina, que participa en el aprovechamiento de los nutrientes.

    Cuando los alimentos se digieren, una parte se transforma en glucosa -la fuente más importante de energía-, que entra al torrente sanguíneo. Normalmente, la insulina producida por el páncreas permite que la glucosa penetre en las células y así pueda usarse como combustible.

    La insulina tiene una acción reguladora: cuando en la sangre hay demasiada glucosa, la insulina envía el excedente a los músculos y al hígado, donde se almacena; en cambio, cuando la glucosa es insuficiente, se activan mecanismos para que el hígado suministre una cuota extra de azúcar.

    Cuando el páncreas no genera suficiente cantidad de insulina, o cuando el organismo aprovecha mal la insulina circulante, o bien se dan ambas situaciones a la vez, se acumula una excesiva cantidad de glucosa o azúcar en la sangre (hiperglucemia), lo que caracteriza la diabetes.

    Tipos de diabetes

    Hay dos tipos principales de diabetes: la tipo 1 ó insulinodependiente, en la que el páncreas no produce insulina, y  la diabetes tipo 2 ó no insulino dependiente, en la que la insulina no actúa correctamente o se produce una cantidad insuficiente de insulina. El 90 por ciento de los diabéticos padece la llamada diabetes tipo 2.

    La diabetes tipo 1 ocurre durante la infancia y no puede prevenirse, a diferencia de la diabetes tipo 2, que puede prevenirse o retrasarse mediante una buena alimentación y mayores niveles de actividad física.

    Ni la diabetes tipo 1 ni la tipo 2 tienen cura definitiva. La diabetes tipo 1 requiere la administración diaria de insulina para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes de los alimentos. El tratamiento implica un plan de educación diabetológica que asocia alimentación y actividad física apropiadas con la medicación.

    La diabetes tipo 2 no requiere, por lo general, inyecciones de insulina, salvo en casos especiales. Sin embargo, con el transcurso del tiempo puede ser necesaria. El sobrepeso es uno de los principales factores de riesgo: más del 80 por ciento de los diabéticos tipo 2 tienen obesidad antes de desarrollar esta enfermedad.

    La mayoría de los casos de diabetes tipo 2 pueden ser manejados a través de un plan de alimentación equilibrado que permita mantener un peso adecuado, y un programa de ejercicio físico apropiado. En algunos casos el médico puede indicar medicación antidiabética en forma oral y, a veces, inyecciones de insulina para situaciones como embarazo, intervenciones quirúrgicas e infecciones, entre otras. Serán importantes las sugerencias del especialista para controlar mejor la enfermedad.

    La aparición de la diabetes está relacionada con la herencia genética, aunque, según el tipo de diabetes, se suman otras causas. La diabetes tipo 1 puede ser resultado de enfermedades autoinmunes que destruyen las células del páncreas, mientras que la obesidad y el sedentarismo aumentan la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. Otros factores de riesgo son:

    Durante el embarazo algunas mujeres desarrollan niveles elevados de glucosa en sangre, especialmente entre las semanas 24 y 28 luego de la gestación. Esta condición, conocida como diabetes gestacional, se produce porque el organismo no metaboliza el azúcar en la forma normal durante este período. Por lo general, esta alteración de la glucosa desaparece algunas semanas después del parto, aunque es probable que vuelva a ocurrir en futuros embarazos.

    Diagnóstico

    La diabetes se diagnostica a partir de los niveles de glucosa en la sangre. Para ello pueden utilizarse distintos análisis, entre ellos, la prueba de glucosa en ayunas, la prueba en cualquier momento del día o la prueba de tolerancia a la glucosa.

    Señales de advertencia

    Este conjunto de síntomas pueden indicar la presencia de diabetes:

    •  fatiga y debilidad
    •  pérdida de peso sin explicación
    •  sed intensa
    •  aumento del apetito
    •  orina frecuente
    •  problemas de visión
    •  cicatrización lenta de las heridas
    •  piel seca, picazón
    •  infecciones en la piel, encías, aparato genital o urinario
    •  calambres, dolores en las piernas
    •  impotencia en el hombre y falta de lubricación vaginal en la mujer.

    Complicaciones de la diabetes

    El aumento crónico de la glucosa puede producir distintas complicaciones, en especial en los tejidos. Generalmente ocurren luego de años de haber desarrollado la diabetes y afectan los pequeños vasos sanguíneos del ojo, riñón y nervios de las extremidades. También crece el riesgo de enfermedades de las arterias como aterosclerosis.

    Además, las personas con diabetes tienen mayor probabilidad  de sufrir infecciones, ya que su sistema inmunológico es más vulnerable. Por esta razón suelen aparecer infecciones en las encías y lesiones que  presentan dificultades para curarse y cicatrizarse, y pueden hacer que los dientes se aflojen y caigan. Por esta razón, es conveniente hacer una higiene frecuente con cepillo blando y movimientos circulares, usar hilo dental, y hacer una visita al dentista cada seis meses.

    Las personas diabéticas tienen mayor probabilidad que otras de sufrir infecciones, ya que su sistema inmunológico es más vulnerable. Suelen aparecer infecciones en las encías, lesiones que además pueden presentar dificultades para curarse y cicatrizarse, y pueden hacer que los dientes se aflojen y caigan. Por eso, es conveniente hacer una higiene frecuente con cepillo blando y movimientos circulares, usar hilo dental, y hacer una visita al dentista cada seis meses.

    El diagnóstico temprano de la diabetes permite tratarla de forma adecuada y prevenir complicaciones. Se trata de una condición crónica que es posible manejar si se toman determinados recaudos: tener diabetes no impide llevar una vida activa y placentera.

    Lo mejor que puede hacer la persona con diabetes por ella misma y su familia es adquirir conductas y hábitos apropiados para convivir mejor con la enfermedad. Es importante trabajar en equipo con el médico sobre la mejor manera de incorporar el tratamiento a la vida diaria, sincronizando alimentación, actividad física y medicación.

    La mayoría de las complicaciones de la diabetes pueden prevenirse si:

    •  lleva un buen control de los niveles de glucosa
    •  lleva una alimentación sana *
    •  hace más actividad física
    •  controlar el peso
    •  realiza periódicamente los estudios indicados por su médico.

    * Las recomendaciones generales para personas con diabetes incluyen frutas, cereales, hortalizas, lácteos descremados y cantidades limitadas de grasas saludables, así como el control de la cantidad de hidratos de carbono de cada comida para evitar aumentos bruscos de la glucosa.

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