Infarto femenino: cuáles son las señales y 8 claves para evitarlo

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Las enfermedades cardiovasculares comprenden un amplio grupo de afecciones entre las que se encuentran la insuficiencia cardiaca, el infarto y el ataque cerebrovascular (ACV). En las mujeres, las dos primeras representan la principal causa de muerte prevenible. Compartimos recomendaciones importantes para poner en práctica y proteger tu corazón


Según la Sociedad Argentina de Cardiología, en los últimos 10 años la enfermedad cardiovascular (ECV) creció casi un 20 % entre los menores de 40 años, siendo las mujeres las más afectadas.

Estos datos coinciden con los informes de la Organización Mundial de la Salud que afirman que la mayor parte de las muertes a nivel mundial se deben a enfermedades no transmisibles (ENT) entre las que el infarto y el ACV representan más del 50 % de los casos.

Aunque cualquiera de estas estadísticas podría ser titular de una noticia alarmante, se trata de afecciones no transmisibles y absolutamente prevenibles.

INSUFICIENCIA E INFARTO

Se conoce como insuficiencia cardiaca a la situación en la que el corazón no está bombeando sangre con máxima eficiencia. Este debilitamiento provoca:

  • Acumulación de sangre y líquido en los pulmones.
  • Acumulación de líquido en los pies, los tobillos y las piernas (edema).
  • Cansancio y falta de aire.

El infarto, por su parte, es la reducción drástica o absoluta del flujo de sangre que irriga al músculo cardíaco.

El 50% de las muertes en las mujeres se producen por enfermedades cardiovasculares prevenibles siendo la enfermedad de las arterias que irrigan el corazón -coronarias- la más frecuente.

SÍNTOMAS

Mientras los hombres experimentan de manera característica los síntomas clásicos de ataque cardíaco (opresión en el pecho, dolor en el brazo y dificultad para respirar), las mujeres presentan síntomas que a menudo se atribuyen al estrés o la ansiedad dificultando su diagnóstico.

Más allá de estas diferencias, ambos sexos pueden presentar:

  • MAREOS: el corazón comienza a latir de forma inusual, más rápido o muy despacio, y evita que la sangre llegue adecuadamente al cerebro favoreciendo los mareos y la pérdida repentina del conocimiento. Pedir ayuda frente a esta señal, especialmente si hay antecedentes de infarto o ACV en la familia.
  • INDIGESTIÓN: junto al dolor abdominal, la indigestión puede presentarse en hombres y mujeres durante la primera etapa del infarto. La clave está en buscar otras señales adicionales: dolor de pecho o mareos en hombres y dolor de mandíbula o en la región superior de la espalda en las mujeres.

Toda persona con antecedentes cardiacos debería tomarse con seriedad cualquier cuadro inexplicable de indigestión o dolor abdominal.

ESTILO DE VIDA Y PREVENCIÓN

El cuidado del corazón debe comenzar desde la primera infancia, medida que reduce considerablemente el riesgo de padecer problemas cardíacos en la edad adulta.

Empezando por promover la lactancia materna que disminuye la probabilidad de sufrir obesidad entre muchos otros beneficios, es importante criar chicos libres de sodio y grasas, que incluyan abundantes frutas y hortalizas, cereales integrales y pescado.

Estos hábitos, acompañados de una vida físicamente activa, permiten mantener bajo control los factores de riesgo cardiovascular.

Desde la adolescencia, habrá que acompañarlos con un ambiente libre de humo y un consumo moderado de bebidas alcohólicas.

A partir de los 20 años, la Fundación Cardiológica Argentina recomienda un chequeo regular de presión arterial, colesterol, glucemia y peso corporal.

Para evaluar la salud del corazón, el examen anual incluye, además de los exámenes de laboratorio, un electrocardiograma. El médico también puede solicitar, según la edad, el estado de salud, la exigencia física o los antecedentes familiares:

  • Ergometría: actividad en cinta o bicicleta que mide la capacidad de irrigación de las arterias coronarias.
  • Análisis de sangre para chequear el nivel de proteína C-Reactiva –PCR– (cada 2 años).

8 FACTORES DE RIESGO Y CÓMO CONTROLARLOS

Estos factores resumen las pautas para prevenir y controlar una insuficiencia cardiaca, la antesala del infarto.

1. Obesidad general y abdominal. Aumentan el riesgo de ECV, hipertensión y diabetes, entre otras complicaciones. Mantener un peso sano.

2. Alteraciones en las grasas sanguíneas. Es fundamental mantener bien controlados los niveles de colesterol y triglicéridos con chequeos de rutina anuales.

3. Diabetes. Chequear la glucosa en sangre con análisis de laboratorio y seguir indicaciones médicas.

4. Presión arterial. Tener alta la “máxima” afecta al 30% de las mujeres mayores de 65 años. Controlar periódicamente la presión arterial (14/9 es el valor “IDEAL”) y realizar el tratamiento si te diagnostican hipertensión.

5. Tabaquismo. No fumar ni estar expuesto a ambientes con humo de segunda mano.

6. Sedentarismo. Sumar 30 minutos activos continuos o en tandas todos los días que sea posible.

7. Estrés y personalidad tipo “D”. La ansiedad, los brotes de hostilidad, la competitividad extrema, la irritabilidad y el enojo cuadruplican el riesgo de ECV. Es importante propiciar momentos de relajación, descansar bien y aprender a manejar las emociones.

8. Insuficientes alimentos de origen vegetal. Frutas, hortalizas, cereales integrales y semillas ayudan a controlar muchos de los factores anteriores. Incluirlos a diario.

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