Te contamos cuáles son las versiones más calóricas para elegir con mejor criterio y cómo reemplazar ingredientes para lograr una versión light
Muchas personas piensan que hacer dieta es sinónimo de olvidarse de ciertos alimentos para siempre. Sin embargo, un buen plan para bajar de peso debe contemplar los gustos e incorporarlos cada tanto, en lo posible a través de versiones light.
En el caso de la pizza, no está prohibida ni conviene evitar un encuentro social por temor a quebrarse con la dieta. La clave es la variedad de pizza que elijas y la moderación en la cantidad.
Para elegir mejor, considerá la información de la siguiente tabla:
5 TIPS PARA REDUCIR CALORÍAS
Si en vez de salir el plan es quedarte en casa y recibir a tu familia o amigos, aprovechá a poner en práctica estas recomendaciones para reducir el aporte calórico de la pizza casera:
- Preferí queso magro. Aporta calcio, fósforo, vitaminas A y D, y proteínas. De todos modos conviene moderar la cantidad.
- Usá tomate fresco además de la clásica salsa de tomate. Aporta licopeno, fibra y potasio.
- Reemplazá la harina blanca (refinada) por su versión integral y reemplazá parte de este ingrediente por salvado de avena. Estos alimentos son fuentes de fibra, magnesio, fósforo y vitaminas del complejo B.
- Agregá variedad de hortalizas. Rúcula, cebolla, acelga, espinaca o berenjenas. Las verduras suman fibra y nutrientes sin agregar calorías.
- Sumale hongos o palmitos.
¿Por qué es mejor la pizza casera? En las pizzerías se suelen agregar 1 cda. de aceite a la pizzera + 3 cdas. sobre cada pizza. Si 1 cda. sopera de aceite aporta 135 calorías, la pizza comprada ya contiene 405 calorías solo del aceite agregado. En tu casa, antes de estirar el bollo en la pizzera, lubricá la superficie con rocío vegetal… ¡y listo!
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