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    Damasco

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    Fruta redondeada con cáscara aterciopelada de color amarillo-anaranjado, un surco característico en la parte media y una semilla en forma de almendra en el interior. La pulpa tiene un exquisito sabor dulce cuando el damasco está maduro. Tambien se la conoce como albaricoque o albérchigo.

    Fue denominado originariamente Prunus armeniaca porque los romanos lo introdujeron en Europa desde el lejano oriente vía Armenia. Es originario de las zonas templadas de Asia, Corea del Norte o Manchuria, aunque las primeras referencias sobre su cultivo se remontan al año 3000 a.C. en China.

    Variedades:

    Bulida: es una variedad de frutos grandes y con un surco poco profundo. Su piel es amarilla y su carne, dulce, jugosa y perfumada.
    Canino: con forma casi redonda y tamaño grande o muy grande, de piel amarilla o anaranjada.
    Nancy: es un fruto de tamaño muy grande, un poco hinchado en la base, casi esférico y abollado en el pico. Su piel es de color amarillo oro con vetas rojas y su piel presenta pequeños abultamientos. La carne tiene color cobrizo, es perfumada y de sabor fino, dulce y un poco ácida.
    Paviot: son frutos de tamaño muy grande, de color anaranjado y rojo intenso. Su carne es amarilla, fina y agradable.
    Moniquí: es una variedad de gran tamaño. El fruto es oval y aplastado, con piel blanquecina y pulpa turgente, carnosa y de sabor extremadamente azucarado.
    Currot: Es la variedad comercial más temprana que aparece en el mercado. Son frutos de pequeño tamaño, piel delicada de color blanco-rosáceo, con pulpa blanquecina, poco carnosa y sabor acidulo. Se suelen premadurar antes de su comercialización ya que recién cosechados carecen de valor gustativo.
    Galta roja: en castellano significa mejilla roja. Posee una piel atractiva, mitad rojiza y mitad amarilla o naranja, y su pulpa es anaranjada y de sabor dulce.
    Ginesta: Los frutos tienen forma esférica y su piel es blanquecina. La pulpa carnosa tiene color blanco y sabor suave y delicado.
    Mitger: variedad que se caracteriza por el tamaño de sus frutos, en torno a 50-55 mm. Su piel es fina, suave y aterciopelada, y su carne blanca, dulce y jugosa.
    Características

    Forma: es una fruta redondeada con piel aterciopelada, un surco característico en la parte media y una semilla en forma de almendra en el interior del fruto.
    Tamaño y peso: pequeño, grande o muy grande, según la variedad, aunque de menor tamaño que un melocotón. Los calibres más comunes de comercialización oscilan entre los 35 a los 55 milímetros de diámetro en la sección ecuatorial del fruto. El peso de un albaricoque es de alrededor de 50 gramos. Una ración normal se considera unos 150 gramos, es decir, tres albaricoques.
    Color: los tonos de su piel varían según la variedad entre rojizo, blanco y amarillo o anaranjado. Al tacto es suave y aterciopelado.
    Sabor: la pulpa tiene un exquisito sabor dulce cuando el damasco está maduro.
    Cómo elegirlo y conservarlo

    Los damascos son unas frutas muy delicadas, por lo que han de tratarse con gran cuidado y precaución. Un pequeño golpe con la uña o una presión fuerte con los dedos, le perjudica, lo mancha y da lugar a su rápida podredumbre. Está en su punto de sazón cuando, al presionar el fruto suavemente entre dos dedos, se aprecia una consistencia blanda. Los damascos se han de recoger muy maduros para que tengan toda su finura y todo su aroma. Los recolectados antes de este punto no son dulces y sólo maduran un poco. Es recomendable evitar los que están arrugados. Ya maduros, se pueden guardar en el frigorífico en una bolsa de plástico agujereada.

    Información nutricional
    cada 100 g de damasco

    Calorías

    48

    Hidratos de carbono (g)

    11,12

    Proteínas (g)

    1,4

    Grasas (g)

    0,39

    Fibra (g)

    1

    Minerales

     

    Potasio (mg)

    259

    Vitaminas

     

      A (UI)   1926
    Fitoquímicos
     Betacaroteno (mcg)  1094
     Luteína y zeaxantina (mcg)    89
     Criptoxantina (mcg)   104

    Como prepararlo:

    Dado su exquisito dulzor y su perfumada fragancia, los damascos se consumen principalmente como fruta fresca bien maduros. Si estan verdes y algo duros, se pueden cocer para utilizar de relleno en tartas, compota, dulces o para chutney o relleno de carnes.
    Se suelen dejar secar sin carozo y se obtienen los conocidos «orejones», muy consumidos sobre todo en Navidad.
    En Austria, son típicos los knoedels o pastas de damascos, que se preparan a partir de la fruta fresca y pelada, envuelta en una pasta fina que a continuación se escalfa y se acompaña con manteca caliente derretida.

    Curiosidades:
    Fueron los árabes quienes extendieron su cultivo por el litoral mediterráneo. A ellos les corresponde también el nombre del fruto «El-Barquq» de donde proviene el vocablo albaricoque.

    De la almendra dulce de su carozo se extrae un aceite muy utilizado en la elaboración de cosméticos. De este mismo carozo se aisló en 1955 el ácido pangámico, conocido hace algunas décadas como vitamina B 15, nombre que después se ha desestimado por no haber pruebas concluyentes de que sea una vitamina, ni de que en humanos rebaje los niveles séricos de colesterol, como se había supuesto.

    Fuentes:
    •    www.whfoods.org
    •    www.consumer.es
    •    www.5aldia.org
    •    USDA