Claves para entender de qué se trata esta enfermedad y favorecer la detección temprana
El cáncer es una enfermedad que se presenta cuando los cambios que se producen en un grupo de células normales del organismo generan un crecimiento anómalo e incontrolado que da lugar a un bulto llamado tumor; esto ocurre con todos los cánceres, a excepción de la leucemia (cáncer de la sangre).
Si no se tratan, los tumores pueden crecer y diseminarse por el tejido normal circundante o a otras partes del organismo a través de la corriente sanguínea y del sistema linfático y pueden afectar al aparato digestivo, al sistema nervioso y al aparato circulatorio, o liberar hormonas que tal vez afecten las funciones del organismo.
Cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra el Cáncer, una oportunidad para aprender cómo prevenir esta enfermedad que puede presentarse en cualquier órgano o tejido.
TUMORES
Los tumores pueden ser benignos o malignos.
Los tumores benignos no son cancerosos y rara vez suponen una amenaza vital. Suelen crecer con bastante lentitud, no se propagan a otras partes del organismo y en general están constituidos por células bastante similares a las células normales o sanas. Solo suponen un problema si crecen hasta alcanzar un tamaño muy grande, generan incomodidad o presionan otros órganos.
Los tumores malignos crecen más rápido que los benignos y tienen la capacidad de diseminarse y destruir los tejidos vecinos. Las células de los tumores malignos pueden desprenderse del tumor principal (primario) y extenderse a otras partes del organismo mediante un proceso conocido como metástasis. Al invadir el tejido sano en su nueva ubicación, siguen dividiéndose y creciendo.
TIPOS DE CÁNCER
El cáncer se clasifica en función del tipo de célula a partir de la que se origina. Existen cinco tipos principales:
- Carcinoma: se origina a partir de las células que conforman el revestimiento que ayuda a proteger los órganos o que los rodea. Puede invadir los tejidos y los órganos circundantes y formar metástasis en los ganglios linfáticos y en otras zonas del organismo. Las formas de cáncer más frecuentes dentro de esta categoría son el de pulmón, el de hígado, el colorrectal, el de estómago y el de mama.
- Sarcoma: tumor maligno del hueso o de las partes blandas (grasa, músculo, vasos sanguíneos, nervios y otros tejidos conjuntivos que proporcionan sostén a los órganos y los rodean). Las formas más frecuentes de sarcoma son el leiomiosarcoma, el liposarcoma y el osteosarcoma.
- Linfoma y mieloma: se originan en las células del sistema inmunitario.
- El linfoma es un cáncer del sistema linfático, que recorre todo el organismo, así que puede aparecer en cualquier parte.
- El mieloma comienza en las células plasmáticas encargadas de producir anticuerpos para ayudar a combatir las infecciones. Este cáncer puede afectar a la capacidad de las células para producir anticuerpos con eficacia.
- Leucemia: cáncer de los leucocitos y de la médula ósea, el tejido que forma glóbulos sanguíneos. Existen varios subtipos; los más comunes son la leucemia linfocítica y la leucemia linfocítica crónica.
- Cánceres cerebrales y de la médula espinal: son cánceres del sistema nervioso central. Algunos son benignos, pero otros pueden crecer y diseminarse.
Cada año, 10 millones de personas mueren de cáncer aunque al menos un tercio de los cánceres comunes se puede evitar. En Argentina se diagnostican más de 130 mil casos de cáncer anuales. Los más frecuentes son de mama, colorrectal y de pulmón.
Los síntomas varían y dependen de la localización de la enfermedad.
Sin embargo, existen algunos signos y síntomas clave, por ejemplo:
- Bultos o hinchazón anormales: los bultos cancerosos no suelen doler y es posible que aumenten de tamaño a medida que el cáncer avanza.
- Tos, falta de aire o problemas para tragar: episodios de tos persistentes, falta de aire o problemas para tragar.
- Cambios en el hábito intestinal: estreñimiento y diarrea, o sangre en las heces.
- Sangrado imprevisto: hemorragia vaginal o anal, o sangre en las heces y en la orina o al toser.
- Pérdida de peso sin motivo aparente: pérdida no intencionada y sin razón de una gran cantidad de peso en un periodo corto de tiempo (un par de meses).
- Fatiga: cansancio extremo y acusada falta de energía. Si la fatiga se debe al cáncer, quienes la padecen también suelen presentar otros síntomas.
- Dolor: dolor sin causa aparente; puede ser continuo o que va y viene.
- Aparición o modificación de un lunar: prestar atención a los cambios de tamaño, forma o color y ver si al lunar le sale una costra, sangra o supura.
- Complicaciones al orinar: necesidad de orinar con urgencia o con más frecuencia, no poder hacerlo cuando se necesita o sentir dolor al orinar.
- Cambios anómalos en las mamas: prestar atención a cambios de tamaño, forma o tacto, a los cambios de la piel y al dolor.
- Pérdida del apetito: sentir menos hambre de lo normal durante un periodo largo de tiempo.
- Una llaga o una úlcera que no cicatrizan: como una mancha, una herida ulcerada o una úlcera bucal.
- Ardor de estómago o indigestión: persistentes o dolorosos.
- Sudores nocturnos intensos: prestar atención si son tan intensos que empapan.
Los cánceres pueden deberse a múltiples causas y, al igual que en otras enfermedades, la mayor parte de ellos son consecuencia de la exposición a diversos factores distintos.
Es importante recordar que, aunque algunos factores no pueden modificarse, alrededor de un tercio de los casos de cáncer puede evitarse reduciendo la exposición a factores de riesgo como el tabaco, la obesidad, la inactividad física, las infecciones, el alcohol, la contaminación ambiental y los carcinógenos asociados con el trabajo y la radiación.
Además, la prevención de determinados tipos de cáncer también puede ser efectiva mediante la vacunación frente al virus de la hepatitis B (VHB) y frente al virus del papiloma humano (VPH), que contribuyen a la protección frente al cáncer de hígado y de cuello uterino, respectivamente.
FUENTE: DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER (USA)
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